Considerado filósofo de la sospecha por Ricoeur, Nietzsche sospechaba que una
mentira radical presidía el mundo occidental. La Filosofía occidental, desde la Antigüedad,
contemplaba la existencia de un mundo ajeno al nuestro y lo asumía como verdadero. Esto
incurría, decía Nietzsche, en la negación de la vida, hecho con el que él no está de acuerdo.
● En la Grecia presocrática se conjugaban dos valores, lo apolíneo (la perfección, la
simetría, la belleza, la lógica, la razón, el orden, la moderación) y lo dionisiáco (la
exuberancia, la pasión, la locura); una época brillante en la que la fusión de ambos
valores pregonaba una clara afirmación de la vida.
● Sin embargo, la decadencia de la cultura occidental llega con Sócrates y Platón,
para después materializarse en el cristianismo. Los dos primeros introducen la lógica
e identifican la razón como la mayor virtud, negando el instinto y la espontaneidad.
Además, convierten estas ideas en entidades en sí mismas, en verdades que yacen
en el mundo inteligible, el verdadero, racional, ordenado y ajeno al nuestro. Gracias
a ellos se empieza a tener una concepción desnaturalizada de lo que debe ser el
hombre y sus valores; ellos los pervierten.
Con esta desvalorización de los valores se da una transparente negación de la vida,
pues frente a los valores dionisíacos (la pasión, la exuberancia) se alzaba lo apolíneo (el
orden, la perfección, la lógica, la razón), renunciando a la locura, al devenir de la vida.
Por ello, Nietzsche elaborará una doctrina que trate de respetar esos valores
dionisíacos, ese movimiento constante de la vida. En su filosofía habrá una continua
afirmación de la vida y una denuncia del resentimiento y el rencor en contra de ella.
Considerará que la vida, la realidad es insondable, que no se puede definir porque se
escapa a todo concepto. La vida es un constante devenir cambiante y múltiple, un proceso
de producción y destrucción de formas, ejercido por un poder.
● Esa voluntad por querer, ese proceso de producción y destrucción, es a lo que
Nietzsche llama voluntad de poder. Es un impulso de todos los seres por
desarrollarse y expandirse. Esta es, por tanto, afirmación de la vida, pues asume y
enfrenta la tendencia cambiante de la realidad.
Como amante de los símbolos, Nietzsche menciona a Apolo y a Dionisio al identificar la
vida con el espíritu de la tragedia griega, para él suprema expresión artística.
CONOCIMIENTO
La concepción de la vida según la voluntad de poder obliga a considerar el conocimiento
desde otro punto de vista.
● Rechaza la teoría de la correspondencia de la verdad. Nietzsche no cree que
se pueda obtener un conocimiento verdadero como tal del mundo; no se puede
albergar representaciones que se ajusten a él. Antes, se definía la verdad como
adaequatio rei et intellectus, es decir, la verdad era la coincidencia entre el
pensamiento y la realidad (lo que yo pienso que una cosa es, es lo que es).
La realidad es un constante devenir entre fuerzas opuestas. La forma más básica del
conocimiento es la intuición individual, aquella que nos proporciona nuestros sentidos
externos e internos inmediatamente de la realidad. El ser humano, ante su fragilidad para
desenvolverse en ese devenir, ha creado palabras y conceptos con los que se comunica