1. Los cambios corporales.
Patrones de crecimiento.
Durante los años de juego, los niños adelgazan a la misma vez que la parte inferior se
estira y la grasa del bebé se convierte en músculo. De hecho, el índice de masa corporal
más bajo se produce a los 5 años de vida.
Con el crecimiento, desaparece el vientre ancho, la cara redondeada, las extremidades
cortas y la cabeza grande. Además, el centro de gravedad se mueve del esternón al
ombligo. Todo esto les permitirá comenzar a tener un control más evidente a la hora de
caminar.
A los seis años de edad, el niño se ha desarrollado lo suficiente como para:
- Tener una altura de, mínimo, 1 metro.
- Pesar entre 18 y 22 kg.
- Tener un índice de grasa corporal más bajo.
- Tener las partes del cuerpo proporcionales a las de un adulto.
Diferencias étnicas y culturales.
Con diferencias étnicas nos referimos a distintos individuos que pertenecen a etnias
diferentes y esto, influye en su crecimiento.
Con diferencias culturales queremos decir que, por ejemplo, la distinta alimentación que
recibe cada individuo dependiendo del entorno en el que se desarrolla afectará a su
desarrollo de manera distinta.
Nivel socioeconómico.
Los ingresos económicos también afectan al crecimiento físico puesto que, dependiendo
de la renta de los padres, su alimentación será de una forma u otra.
En 1975, en Brasil, dos tercios de los problemas nutricionales se debían a la
desnutrición; en 1997, sucedía lo mismo, pero con la sobre alimentación.
Además, hay otros factores que también influyen, entre ellos se encuentran el orden de
nacimiento, presencia de enfermedad y la región.
Hábitos alimentarios
El apetito disminuye entre los 2 y los 6 años; esta reducción, en la primera infancia, no
es un problema médico a no ser que el niño tenga extremada delgadez y no aumente
de peso.
Deficiencias nutricionales.
Los principales déficits nutricionales son la ingesta insuficiente de hierro, cinc y calcio.
,Además, se acostumbra a sustituir determinados alimentos que no son del gusto de los
niños por otros. Un ejemplo de ello son los copos de cereales y las bebidas endulzados,
que aseguran que contienen un 100% de los requerimientos diarios de vitaminas pero
que son un mal sustituto de una dieta equilibrada porque algunos nutrientes esenciales
no han sido identificados aún y porque es fácil para un niño consumir más de un
nutriente y menos de otro (por ejemplo, ingerir copos de cereales y no frutas frescas).
Otro problema particular son las golosinas puesto que la ingesta de azúcar es la principal
causa de las caries dentales tempranas (enfermedad más prevalente en los niños
pequeños de las naciones más desarrolladas).
Tiene que ser así.
A la insistencia del niño de que una experiencia concreta debe ocurrir en una secuencia
y forma exacta se le denomina como el fenómeno de tiene que ser así.
Un ejemplo de esto es cuando el niño coloca las patatas en una parte del plato y las
verduras en otra y no permite que se toquen porque siente que se “contaminan”.
Esta insistencia para comer solo determinadas comidas, preparadas y colocadas de un
modo particular es normal en un niño, pero puede ser patológico en un adulto.
Un estudio que se realizó a un grupo de padres concluyó que:
- Los niños preferían poner las cosas en un orden determinado.
- Tenían una fuerte preferencia en cuanto a usar determinadas prendas de vestir.
- Antes de ir a dormir realizaban alguna especie de ritual.
- Tienen una fuerte preferencia por determinadas comidas.
Este fenómeno comienza a mostrar una disminución pronunciada después de los 3
años.
A la insistencia de realizar una rutina a una determinada hora, de usar determinadas
prendas de ropa o similares, los padres deben mostrarse tolerantes puesto que es una
tendencia que disminuirá con el paso del tiempo. Mientras tanto, con la comida se debe
de hacer lo contrario; una de las tácticas más recomendadas es ofrecer mucha comida
sana cuando el niño tiene hambre.
2. El desarrollo encefálico.
Este desarrollo comienza en los primeros meses de vida y, aproximadamente, a los 2
años, gran parte de la reducción de las dendritas ya se ha producido. Además, el peso
encefálico sigue aumentando y alcanza casi todo el peso adulto hacia los 5 años y lo
consigue completamente a los 7 años.
Velocidad del pensamiento.
Las transformaciones más pronunciadas, que se producen durante el crecimiento del
encéfalo, ocurren debido a la mielinización (revestimiento graso sobre los axones que
acelera la transmisión de los impulsos nerviosos entre las neuronas).
La mielinización es esencial para la comunicación rápida y compleja; y, además, se ve
influenciada por la experiencia. Un ejemplo de mielinización temprana es la de las
cortezas visuales y auditivas puesto que los lactantes pequeños pasan la mayor de sus
horas de vigilia mirando y escuchando.
,Durante los años de juego, la mielinización prosigue más rápidamente en las áreas del
encéfalo dedicadas a la memoria y la reflexión.
Por otro lado, observamos como los niños pequeños piensan y reaccionan mucho más
rápido a lo largo del tiempo y esto se aprecia, principalmente, en los pensamientos
únicos. Esta rapidez les facilita el producir varios pensamientos sucesivos.
Conexión de los hemisferios cerebrales.
Una parte específica del encéfalo que crece y se mieliniza rápidamente, durante la edad
del juego, es el cuerpo calloso, el cual tiene la función de mantener la coordinación entre
los hemisferios cerebrales durante el procesamiento neuronal.
Para comprender la importancia de esto es necesario saber que cada lado del cerebro
se especializa, de forma que cada lado es dominante para ciertas funciones; a este
proceso lo llamamos como lateralización.
El niño zurdo.
Los recién nacidos, al dormir, suelen girar sus cabezas hacia la derecha y sus
extremidades hacia un lado. Mientras los bebés están en sus cunas, también miran
hacia una mano y la mueven, aumentando la destreza en esta y haciéndole más
dominante. Esto se explica entendiendo que es la experiencia quien influye en la
preferencia manual.
También, observamos que los niños comienzan a mostrar síntomas de su preferencia
corporal a partir del sexto o séptimo mes en el desarrollo prenatal, eligiendo
determinadas posturas para escuchar a su madre o música del exterior.
Un ejemplo de cómo comprobar la preferencia de un niño hacia según qué lado es
ponerle un objeto delante y observar con qué mano se dirige a cogerlo.
Otro dato importante es que no es bueno obligar al niño a cambiar sus preferencias.
La totalidad del cerebro.
Los neurólogos explican que la mitad izquierda del hemisferio cerebral controla el lado
derecho y contiene las áreas dedicadas al razonamiento lógico, el análisis detallado y
los principios básicos de lengua mientras que, la mitad derecha del hemisferio cerebral
controla el lado izquierdo y los impulsos creativos y emocionales generales.
Como los niños mayores y los adultos poseen fibras mielínicas en el cuerpo calloso que
transmiten señales más rápidas entre ambos hemisferios, es posible un pensamiento
mejor y una acción más rápido.
Un ejemplo que comprueba esto son casos en que la extirpación de un tumor cerebral
grande produce la pérdida de todo el lado izquierdo del cerebro, los niños pequeños
desplazan las funciones del lenguaje hacia el lado derecho del cerebro, acto que no
puede realizar un adulto porque ya ha ocurrido su proceso de lateralización.
Por lo general, los niños pequeños tienen mejor capacidad que los adultos para
recuperarse de lesiones cerebrales, excepto cuando se trata de un daño cerebral en la
corteza prefrontal.
Maduración de la corteza prefrontal.
, Los primeros beneficios de la maduración de la corteza prefrontal de los 2 a los 6 años
son:
- El sueño se torna más regular.
- Las emociones tienen más matices y son más reactivas.
- Ceden los berrinches.
- Es menos frecuente la risa o el llanto incontrolable.
Un ejemplo cotidiano de esta maduración es el juego “Simón dice” donde los niños
pequeños pierden rápidamente por realizar erróneamente lo que ven mientras que, los
niños más grandes consiguen ser mejores en este juego porque su corteza prefrontal
les permite pensar antes de actuar.
Atención.
Una función importante de la corteza prefrontal es regular la atención. Los adelantos en
el desarrollo de la corteza prefrontal ocurren a la edad de 3-4 años lo que permite un
mayor control de impulsos.
Por otro lado, hablamos de perseveración cuando un niño tiene tendencia a repetir un
pensamiento o acción mucho tiempo después de que debió concluir (por ejemplo, una
rabieta cuando le quitan su serie favorita).
Además, debemos saber que impulsividad y perseveración no son opuestas porque
ambas se producen por la inmadurez de la corteza prefrontal y, pese a parecerlo, en
realidad son dos manifestaciones de la falta de autocontrol (signos de una corteza
prefrontal poco desarrollada).
El sistema límbico.
Es fundamental para la expresión y regulación de emociones (importantes durante los
años de juego).
Tres partes importantes del sistema límbico son la amígdala cerebral, el hipocampo y el
hipotálamo.
La amígdala cerebral es una estructura pequeña que registra las emociones, sobre todo
el miedo y la ansiedad. Esta se activa instantáneamente y potente cuando una persona
tiene miedo y, el aumento de su actividad es una de las razones de por qué algunos
niños pequeños tienen pesadillas terribles o miedos súbitos. Estas pesadillas y miedos
pueden interrumpir la capacidad inmadura del niño para pensar y razonar.
Por otro lado, el hipocampo es un procesador central de la memoria que responde a las
manifestaciones de ansiedad de la amígdala cerebral con la memoria. Si pasa algo
atemorizante, el hipocampo despierta ansiedad siempre que la persona esté en ese
lugar nuevamente.
Finalmente, el hipotálamo responde a las señales de la amígdala cerebral produciendo
hormonas que activan otras partes del encéfalo y el cuerpo, incluidas las hormonas del
estrés. En general, los investigadores han observado que las respuestas fisiológicas
prolongadas al estrés colocan a los niños en riesgo de sufrir trastornos físicos, mentales,
escasa regulación de las emociones y deterioros cognitivos.
La amígdala cerebral, el hipocampo y el hipotálamo se comunican con la corteza
prefrontal.
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