camino. Basta un breve examen del mundo moderno para com-
Los Orígenes de la Revolución En Torno A Los
prender perfectamente que las revoluciones industriales (y no ya
Industrial Británica sólo las "evoluciones aceleradas") ocurren, y que además todos Orígenes De La
los países subdesarrollados sienten la necesidad de estos cam- Revolución
Durante largo tiempo los historiadores han prestado una aten- bios imprevistos y de fondo, y los desean justamente para dejar Industrial
ción relativamente escasa a la "revolución industrial" británica. de ser subdesarrollados. Los teóricos del desarrollo económico
Desde el período previo a la guerra de 1914 no se ha producido asumen tácitamente que su misión es explicar por qué se pro- Eric Hobsbawm
un estudio comprensivo de ese fenómeno como los de Toyn- ducen las revoluciones industriales y cómo pueden ser provo-
bee, Hammond, J. A. Hobson y Paul Mantoux, cuya Industrial cadas. El profesor W. W. Rostow es apenas uno de los reintro-
Revolution in the Eighteenth Century sigue siendo la instancia ductores de este concepto de revolución, en las discusiones no
más próxima a una obra ejemplar en la equivalente para el perío- marxistas actuales, aunque sólo con el nombre menos peligroso
do que va de 1800 a 1848. No existe una adecuada historia mo- de "despegue hacia el desarrollo autosostenido" (take-off into
derna de la industria del algodón a partir de 1780, del carbón o self-sustained growth)5. Según sus propias palabras, el "despe-
de las diversas formas de transporte, incluyendo los ferrocarri-
les1. En el período que separa ambas guerras y a partir de 1945,
fueron publicadas algunas historias locales y otros tantos estu- 1 Los trabajos recientes sobre industrias individuales que poseen más interés
dios regionales, de valor desigual, aunque subsisten todavía al- son los de P. Mathias sobre la industria cervecera, de D C. Coleman sobre la
gunas lagunas2. A pesar de estos esfuerzos, y hasta tiempo muy fabricación del papel, y también los de W. E. Minchinton sobre a industria de
la hojalata y de J. H. Morris y L. J. Williams sobre la industria del carbón en
reciente, el problema general padeció un ligero descuido o más
Gales del Sur entre 1841 y 1875, aunque estos últimos tratan períodos ligera-
bien un oscurecimiento. Es que la moda de negar la existencia mente posteriores al que nos interesa. Existe además un cierto número de his-
misma de la revolución industrial ganó considerable terreno en- torias de empresas individuales, cuyo valor no es homogéneo.
tre la primera y la segunda guerra. Esta manifestación de oscu-
rantismo- histórico tiene su origen, probablemente, en una des- 2 Cfr. G. C. Allen, The Economic Development of Birmingham and the Black
confianza general por las revoluciones y en una inclinación, no Country (1929); H. Hamilton, The. Industrial Revolution in Scotland (1932); A.
H. Dodd, The Industrial Revolution in North Wales (1933); W. H. B. Court, Rise
menos difundida, en favor del cambio lento y gradual. Como afir-
of the Midland Industries (1938); A. H. John, Industrial Development of South
ma T. S. Ashton (quien en efecto escribió una historia económi- Wales (1950); J. Rowe. Cornwall in the Age of the Industrial Revolution (1953);
ca del siglo XVIII que no hace mención de la revolución indus- J. D. Chambers, The Vala of Trent (s. d.); S. Pollard, History of Labour in
trial), "es peligroso descuidar el hecho esencial de la continui- Sheffield (1960); J. D. Marshall Furness in the Industrial Revolution (1958); J.
dad"3. El argumento preferido contra la existencia de la revolu- Prest, The Industrial Revolution in Coventry (1960). Las historias es interesan-
ción industrial es que el capitalismo "tuvo su origen mucho antes tes son las de Crewe (Chaloner, 1950) Helens (Barker of Harris, 1954) y Rhon-
dda (E. D. Lewis, 1959).
de 1760 y alcanzó su desarrollo pleno mucho después de
1830"4, es decir, que entre esos años se produjo a lo sumo una
3 T. S. Ashton, An Economic History of England: The Eighteenth Century, 1955.
"evolución acelerada", -pero ningún cambio imprevisto, ni de fon-
do. Esta opinión se difundió ampliamente entre los historiadores 4 T. S. Ashton, The Industrial Revolution, 1948, p. 2. El argumento se encuen-
no marxistas, sobre todo entre los que no se especializan en la tra ya presente en J. H. Claphan, Economic History of Modern Britain; vol. I,
historia económica, y naturalmente desalentó cualquier intento 1926, una de las contribuciones más valiosas aunque retrógrada, a este
campo de estudios realizada entre las dos guerras.
de investigar un problema cuya existencia misma era negada.
5 W. W. Rostow, The Stages of Economic Growth, a Non-Communist Mani-
En los últimos años, por fortuna, este obstáculo para, un estudio festo, Cambridge, 1960. Véase también D. Landes, "Encore la révolution an-
serio de la revolución industrial ha sido tácitamente removido del glaise", en Bull. de la Soc. d'hist. mod. XII (1961) 18. UNTREF VIRTUAL | 1
, gue" es el período durante el cual "en un decenio o dos, tanto la co, de todas las curvas de indicadores económicos cuyas esta-
estructura fundamental de la economía, como la estructura so- dísticas se poseen, y el hecho de que tras este salto, el desarro- En Torno A Los
cial y política de la sociedad se transforman de modo tal que, a llo continúa con un ritmo nuevo y sin precedentes. Orígenes De La
consecuencia de ello, es posible alimentar regularmente un ritmo Revolución
continuo de desarrollo". Los partidarios del desarrollo gradual se Los historiadores no marxistas, pues, han descubierto problema Industrial
han multiplicado. de la revolución industrial, y el nuevo interés de los economistas
por el "desarrollo económico" (otro tema confinado largo tiempo Eric Hobsbawm
Es claro, naturalmente, que esto no significa que en 1760 (o en a los escritores marxistas)8 ha renovado la inquietud por la inves-
cualquier otro .año que se prefiera) Inglaterra fuera un país por tigación: Pero una cantidad de factores de oscuridad que se opo-
completo carente de industrias y que en 1830 (o en cualquier nen todavía a la formulación clara del problema que discutimos,
otro año que se elija) estuviera totalmente industrializada. No impide el progreso ulterior de esta búsqueda. Se trata en parte
cabe duda, desde hace mucho tiempo, que las verdaderas trans- de la ignorancia, que refleja el largo estancamiento de la discu-
formaciones tecnológicas y organizativas ocurridas durante el sión, pero en parte también a los prejuicios profesionales de los
período de la revolución industrial se circunscribieron a un sec- economistas, quienes tanto han hecho por reanimarla, y en par-
tor bastante restringido de la economía; el "sistema de fábrica", te, finalmente, a consideraciones ideológicas. Ningún progreso
por ejemplo, se limitó en la mayoría de los casos a la manufac- será posible si no se acepta antes que la revolución industrial
tura del algodón. No es menos claro que, aun antes de la revolu- británica no es un problema general; al contrario, se trata de un
ción, Inglaterra poseía ya importantes regiones industriales que problema específico, por tres motivos: 1) es el problema de un
producían gran cantidad de mercadería, a menudo con una téc- país individual, en una situación particular; 2) no es sólo el pro-
nica fabril poco inferior a la difundida más tarde por la revolución.
Como lo han demostrado Mousson y Robinson, por ejemplo, las
arcaicas máquinas de vapor de Savery y Newcomen, que se re- 6 A. E. Musson y E. Robinson ("The Early Growth of Steam Power", en Econ.
montan a los comienzos del siglo XVIII, podían ser y fueron utili- Hist. Rev. [1959] 4) han demostrado recientemente que la creencia en el vir-
tual monopolio de la fabricación de máquinas a vapor por Boulton y Watt,
zadas para una variedad de fines industriales mucho más amplia
entre 1775 y 1800, es infundada, y que los historiadores del pasado sobresti-
de lo que se pensaba en otra época6. Algunas de estas indus- maron, por esta causa, la expansión del vapor como fuerza motriz durante
trias "preindustriales", como las minas de cobre y estaño- en este período.
Cornwall, cayeron finalmente en decadencia. Pero atrás conti-
nuaron su expansión "preindustrial" sustancialmente sin grandes 7 J. Rowe, Cornwall in the Age of the Industrial Revolution, Liverpool, 1953; G.
revoluciones tecnológicas ni organizativas, como la industria de C. Allen, Industrial Development of Birmingham and the Black Country, Lon-
don, 1929; S. Pollard, A History of Labour in Sheffield, Liverpool, 1960. Esta
la extracción del carbón o las pequeñas fábricas artesanales de
disparidad en el desarrollo ya había sido observada por M. H. Dobb, Studies
productos metalúrgicos, en los alrededores de Birmingham y in the Development of Capitalism, London, 1946 [Estudios sobre el desarrollo
Sheffield. En estas regiones, la revolución industrial, en el senti- del capitalismo, Siglo XXI Argentina, 1971] y se la conoce bien desde Cla-
do técnico de la palabra, recién se produjo hacia la segunda mi- pham, op. cit.
tad del siglo XIX (como ocurrió también con la industria de la la-
na, en Yorkshire) y aun entonces asumió prevalentemente la 8 "No es, en realidad, una exageración afirmar que durante casi cien años, a
partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando las teorías económicas del
forma de una declinación relativa de las viejas industrias locales,
largo período de la escuela clásica y marxista habían sido ya formuladas, no
sumada al ascenso de nuevas industrias, que se basan sobre
se produjo ningún trabajo teórico importante sobre éste campo, salvo las di-
tipos de organización fabril completamente diferentes7. Todo es- versas tentativas de revisar la teoría marxista a la luz de los acontecimientos
to no sorprende ni importa demasiado: el síntoma decisivo de la sucesivos", S. Kuznets, en National Policy for Economic Welfare a and
revolución industrial es el vuelco ascendente, imprevisto y fran- Abroad, editado por R. Lekachman, New York, 1955, pp. 14-15. UNTREF VIRTUAL | 2