1. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO Y LA CRÍTICA DEL PRINCIPIO DE
CAUSALIDAD.
En la introducción del Tratado sobre la naturaleza humana, Hume plantea que todas
las ciencias tienen alguna relación con la naturaleza humana:
- La lógica estudia las facultades racionales del ser humano
- La ética y la estética tratan, sobre nuestros gustos y sentimientos.
- La política considera al ser humano en conexión con la sociedad, teniendo en
cuenta también los sentimientos.
- Las matemáticas, la filosofía natural y la religión son conocidas por los seres
humanos, quienes juzgan sobre su verdad o falsedad.
Por tanto, el conocimiento verdadero de la naturaleza humana es el único
fundamento seguro de todas las demás ciencias.
Hume aspira a satisfacer ese propósito recurriendo a: el método “resolutivo-
compositivo”, el cual toma de Newton, y la introspección, dando un enfoque
psicologista. El escocés comparte con Descartes la preocupación por encontrar un
fundamento seguro sobre el que edificar el saber.
Pero, mientras Descartes opta por el camino de la razón, Hume desarrolla una
teoría empírica del ser humano, la cual no sólo es una postura respecto al origen y
el fundamento del conocimiento, sino que también presta atención a los
sentimientos y, en consecuencia, a la ética y a la política.
Escribió el Tratado sobre la naturaleza humana y tuvo un efecto inicial nulo,
afirmando Hume que “nació muerta de imprenta (…) Pero, siendo de temperamento
alegre y optimista, me recuperé pronto de la decepción y proseguí con ardor mis
estudios”. Por ello, publicó más tarde un resumen, el Compendio del Tratado de la
naturaleza humana.
1.1. IMPRESIONES E IDEAS.
Hume parte de que la experiencia es la fuente de todos los contenidos de la mente,
a los cuales denomina percepciones. Distingue dos tipos de percepciones:
1. Impresiones: son datos de la experiencia inmediatos y actuales. Por tanto,
son percepciones muy vivas e intensas. Distingue dos tipos de impresiones:
a. De sensación: Por ejemplo, ver un manchón rojo.
b. De reflexión: Como podría ser odiar el color rojo.
Realiza otra clasificación en función de la complejidad de las impresiones:
o Simples: Por ejemplo, la visión del manchón rojo.
o Complejas: Como puede ser la impresión de una rosa, la cual resulta
de diversas impresiones simples.
2. Ideas: son imágenes debilitadas de las impresiones. Al ser meras copias son
percepciones menos vivas e intensas. Consisten en la reflexión de la mente
sobre una impresión, llevada a cabo por la memoria o por la imaginación.
Luego, Hume distingue dos tipos de ideas:
a. De memoria: Una impresión es, por ejemplo, el dolor, y la idea
correspondiente sería la imagen de ese dolor en la memoria, es decir,
el recuerdo del dolor.
b. De imaginación: Siguiendo el ejemplo previo, basándonos en
impresiones de dolor que hemos tenido, elucubramos cómo sería el
dolor generado debido a una fractura abierta.
, Las ideas, además, pueden ser:
o Simples: Por ejemplo, imaginar un manchón rojo.
o Complejas: Una idea compleja sería, por ejemplo, recordar la
impresión compleja de una rosa roja.
Por tanto, toda idea deriva de una impresión.
Afirma que es evidente que las impresiones preceden a las ideas ya que “para
proporcionar a un niño una idea de rojo o de naranja, de dulce o amargo, le
presento los objetos adecuados, pero no procedo tan absurdamente como para
intentar producir las impresiones excitando las ideas”
Por tanto, el criterio de verdad, al que denomina principio de correspondencia,
consiste en comprobar que a una idea le corresponde una impresión. Es decir, la
idea es verdadera si procede de una impresión. Ahora bien, la filosofía, en concreto
la metafísica y la gnoseología se han servido a lo largo de toda su historia de ideas
que no derivan de ninguna impresión: idea de causalidad, idea de sustancia.
Por otro lado, si todos los contenidos de la mente derivan de la experiencia no
existen ideas innatas. Sin embargo, para Hume, lo innato es o original, es decir, lo
que no es copia de ninguna percepción anterior. En consecuencia, no hay ideas
innatas, pero todas las impresiones son innatas.
1.2. IDEAS DE MEMORIA Y DE IMAGINACIÓN.
La memoria es la facultad por la que repetimos nuestras impresiones con un grado
notable de vivacidad. En cambio, la imaginación es la facultad por la que se pierde
esa viveza. Por tanto, existen diferencias entre las ideas de memoria y las ideas de
imaginación:
- Las ideas de memoria son más vívidas y fuertes, pues esa facultad mantiene
la forma y el orden de las impresiones originales. Sin embargo, puede ocurrir
que una idea que yo tengo ahora se remonte a una falsa impresión al no
poder recuperar la impresión que realmente la originó.
- Las ideas de imaginación son menos vívidas y fuertes, pues la imaginación
puede trastocar y alterar el orden de las impresiones originales. Aunque la
imaginación puede asociar ideas como le plazca, la mayor parte de las veces
se guía por principios universales, a los que Hume denomina “leyes de
asociación”
1. Semejanza. Nuestro entendimiento tiende a asociar ideas entre las que
hay algún tipo de similitud.
2. Contigüidad espacial y temporal. Ocurre cuando una idea trae
consigo otras que se han percibido en el mismo espacio y/o al mismo
tiempo.
3. Causa y efecto. Ante los fenómenos que suelen tener sucesión
espaciotemporal, nuestro entendimiento crea una expectativa de futuro.
Eso no significa que exista una conexión necesaria.
1.3. RELACIONES DE IDEAS Y CUESTIONES DE HECHO.
Hume distingue dos tipos de proposiciones:
1. Relaciones de ideas: son proposiciones formadas al relacionar varias
ideas. Aunque las ideas procedan de la experiencia, la relación entre ellas es
independiente de los hechos. Esto tiene dos implicaciones:
- No describen cómo es el mundo y se llega a ellas a través del mero
razonamiento. Serían, pues, proposiciones a priori, aunque Hume no emplea
esta expresión.
- Su verdad depende sólo del sentido de los conceptos y no de los hechos.
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