Hermenéutica de la obra fílmica Prof. María del Carmen Molina Barea
Alba Villalba Rovi Grado Cine y Cultura UCO
PRÁCTICAS
[Caso práctico 1 18/09: Dejar hablar al filme]
Hay que hacerla en el foro de prácticas 1. Para el viernes.
T. W. Adorno afirma que las obras de arte son enigmas, y que dicho carácter enigmático
consiste en que ellas ejecutan un doble movimiento de contradicción: dicen algo, y al
mismo tiempo lo ocultan, manifiestan alguna cosa, pero no terminan de enseñarla. Las
obras de arte son enigmas porque solo en potencia contienen la solución, no siendo esta
un dato objetivo. Las obras de arte son signos de interrogación que se mantienen en esta
tensión de desvelar-dejar velada la verdad. La verdad que aparece es como un relámpago
fugaz.
Las obras de arte o un texto es un enigma, una obra se le presenta como interrogación
abierta. Por una parte, te cuenta cosas, desvela y por otra se oculta, oculta cosas. Juega al
despiste. Resulta muy enigmático este proceso, nunca terminas de entenderlo o saber lo
que es. Son enigmas porque en potencia tienen ahí la solución, pero claro no te da la
respuesta en primer término, la mantiene como oculta. Así que la verdad aparece como
un destello, nunca a cara descubierta y permanente. De modo que llegar a conocerla
requiere ese proceso de jugar al desvelar y ocultar. Toda obra es tímida a su manera.
Según Adorno, la obra de arte necesita una interpretación, que es una mediación en la que
sujeto y objeto se oponen y a la vez se identifican. La subjetividad ya no es lo que
determina el objeto, pues el sujeto es también objeto. Aún más, ni el sujeto ni el objeto en
la interpretación son totalmente tales, tampoco el propio autor. El sujeto que habla en la
comprensión de la obra no es el emisor ni el receptor. Existe un componente que los
trasciende, que los “deja hablar”. Adorno dirá que la obra de arte no comunica a un único
sujeto, sino un nosotros (apersonal, pero no ajeno a la subjetividad); el temblor de la
historia primigenia de la subjetividad. El arte es más que una vivencia subjetiva, es la
irrupción de objetividad en la conciencia subjetiva
La solución está contenida en la propia ecuación, solo tenemos que sacarla a la luz.
¿Quién habla en este dialogo? Ni tu a la palabra, ni la película a ti. Hay tercer objeto
parlante, la combinación de ambos y que va a acoger a ambos.
¿Emisor >? < receptor
El sujeto (quién) que habla no es el emisor ni el receptor.
No es algo solo subjetivo, en la medida en que es un sujeto plural esa experiencia subjetiva
se extrae algo objetivo, una interpretación más generalizada. En tu experiencia propia, tu
nivel subjetivo puedes extraer posicionamientos más generales y objetivos.
Es una verdad, que se muestra y se oculta, y es individual y a la vez colectiva, subjetiva
y a la vez objetiva.
¿Quién habla? ¿De qué se habla?
Es como si hablara la humanidad entera en voz del protagonista (se refiere a la peli).
Es la historia primigenia de la subjetividad, el ser, implica todo, todo los yo de la película,
y de los que yo conozco. Todos los valores, ideas, experiencias, y conceptos que están en
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ti. Todos los horizontes que formaran parte de un círculo hermenéutico. O sea, que el
tercer sujeto parlante es eso. Eres tú, pero no solo eres tú.
Todo a la vez en todas partes
Es un yo supremo que ella, pero no es ella, y a la vez sí lo es. En ese dialogo hablan una
pluralidad de individualidades.
Esta primera practica es verdad, que es más abstracta.
Javier del Rey Morató: “Adorno y la crítica de la cultura de masas”
“Pero antes de abordar la situación de la cultura, la pregunta de la que partimos es otra:
¿Qué es lo que habla en el arte? El filósofo plantea la pregunta partiendo del carácter
lingüístico del arte. Y afirma que lo que habla en la obra de arte no es un qué, sino un
quién, no el mensaje sino el sujeto, no siendo ese sujeto ni el que la crea ni el que la
recibe: en la situación de comunicación de (continuar)
No tengo que entender al 100% lo que estoy creando porque dejaría de ser enigmático,
de ser creación.
Cada obra de arte nos propone la solución de su insoluble enigma, pero no nos lo entrega.
Pero no hay una situación de comunicación imperfecta o deficitaria, sino, como mucho,
una interpelación en la que el individuo no consigue alcanzar lo que sospecha que está
ahí, pero no exactamente ahí, sino un poco más allá de ese ahí. Porque la obra de arte es
enigmática por su contenido de verdad, y no por su composición. Ella tiene mucho de
hallazgo arqueológico, de mensaje que nos trae noticia de un pasado en el que no hemos
estado, o en el que ya no estamos, el temblor de la historia primigenia de la subjetividad.
La solución al enigma se incluye dentro de la propia obra, pero nunca se resuelve del
todo, es irresoluble. Es enigmática por su ser.
“Toda obra de arte es escritura, una escritura jeroglífica, cuyo código se hubiera perdido,
y cuyo contenido está determinado en parte por esa pérdida”. (Adorno). Pero
precisamente por eso afirma Adorno que las obras de arte están “quebradas”. De ahí que
sean enigmas porque, al estar quebradas, desmienten lo que pretenden ser.
Una película es un signo, una imagen a la que hay que sacarle sentido, significa algo, pero
he perdido el código para interpretar ese signo, para abrir el candado de esa obra
hermética, cerrada.
Adorno abre el diálogo a una pluralidad. El diálogo nunca se termina de cerrar, un enigma
que siempre es enigmático. Adorno considera que las obras de arte están quebradas.
El protagonista es un sacerdote joven que quiere cambiar el mundo, volver al evangelio
original, busca la caridad y vivir con los pobres, y se encuentra de golpe con la realidad,
con la iglesia y todo. Al final de la película cuando lo meten preso, y qué le sucede pro el
camino, lo van a juzgar como un vulgar delincuente.
Ya ha llegado a considerar la escena más enigmática del cine.
El contenido de la obra de arte es el carácter de lenguaje propio del arte, bien distinto del
lenguaje en cuanto medio de comunicación. El lenguaje no nos dice lo que nos dice, sino,
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paradójicamente, lo que no nos dice, y es responsabilidad del sujeto ponerse a la altura
del texto, sin exigir – como hacen los productos de la industria de la cultura -, que sea el
texto el que se adapte al consumidor, un individuo producido en serie, tal vez ávido de
emociones, a condición de que sean emociones sin consecuencias.
El lenguaje artístico no es comunicación al uso. El arte comunica de forma paradójica,
enigmática. Comunica en forma de enigma: desvela y oculta. ¿Lenguaje sincero o
lenguaje accesible?
Sientes que algo “gordo” se está diciendo, los cimientos de su mundo están cambiado,
algo muy dramático. Considerar este final de la película como un enigma, para ver como
cada uno de nosotros puede articular una solución, a sabiendas que no hay solo una.
El nuestro es un lenguaje que se expresa de manera enigmática, paradójica. Como así
Nazarín parece que está revelando cosas pero no te las termina de mostrar.
Sobre la secuencia final de Nazarín (L. Buñuel, 1959) como lenguaje enigmático e
historia primigenia del sujeto “nosotros”. ¿Quién habla en esta escena y de qué deja
hablar?
“La escena final de Nazarín es la más densa, más profunda y perturbadora escena de la
historia del cine” (Juan Antonio Bardem)
http://www.tolocha.com/trasnazarin/nazarin.html
Foro
Al principio de la escena, la actitud de Nazarín es diferente, defiende a Dios. La creencia
en algo superior, como dios, otorga seguridad a quienes creen en él, pero a la vez no da
la explicación de porque suceden muchas cosas. Como porque hay gente buena y hay
gente mala. La creencia en Dios desde mi parecer no permite que se dé la hermenéutica,
ningún circulo hermenéutico tiene cavidad en aquellas personas que ante cualquier
enigma responden con la palabra de Dios, en lugar de buscar una respuesta. Y como
hemos visto si no se da la hermenéutica no se da el ser, la existencia. Existimos en cuanto
hacemos hermenéutica. Existimos en cuanto pensamos, y creer en Dios no supone pensar,
supone dejar el mundo en manos de una sola cosa, una sola historia, como respuesta para
todo. No se descifra el enigma.
Nazarín ha querido hacer el bien, pero al final también ha terminado preso como las
personas que durante toda su vida obran mal, roban, engañan, e incluso matan. ¿Qué
sentido tiene intentar durante toda la vida ser bueno y actuar bajo la palabra de Dios, sí al
final todos terminamos igual? Cuando el hombre le dice “ninguno de los dos valemos
para nada”, Nazarín se queda pensativo. Vemos en su rostro el temor de por una vez no
creer en nada, o haber perdido el rumbo en la vida. Esa desolación que afecta al no saber
que sentido tiene la vida o hacia donde vamos. Al final vemos a Nazarín junto a un guardia
que lo lleva preso por un camino, y se encuentran con una señora que vende fruta y otros
productos. Esta le pregunta al guardia si puede darle algo a Nazarín, y le ofrece una piña
por “caridad”. Creo que la reacción de Nazarín proviene de que él se ha visto en la
situación de la señora en muchas ocasiones anteriormente, ofreciendo ayuda y caridad a
otras personas para hacer el bien, y ahora a él le asusta la idea de que todas esas acciones
no sirvan para nada (o no tengan sentido) en el discurrir de la vida, al final nunca sabes
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que te deparara el destino. De hecho, aquí podemos equiparar al destino, con el horizonte
del círculo hermenéutico de Gadamer, como vimos, no se trataba de una frontera rígida,
sino que se va desplazando a medida que caminamos. Además, toda comprensión deriva
de una fusión de horizontes, quizá Nazarín nunca había dispuesto del horizonte de otra
persona para comprender el sentido de su vida, y a raíz del diálogo que mantiene con ese
hombre, Nazarín llega a comprender un poco más su existencia, a su vez la comprensión
(aunque nunca sea completa) produce efectos en el ser, en el individuo. Se podría hablar
de esa escena como una anagnórisis (recurso narrativo), es decir, como un momento clave
en la narración, en la que el protagonista toma consciencia de que se ha producido un
cambio y ha dejado atrás una etapa de su vida. Yo diría que eso es lo que se da en esa
escena un cambio y una fusión de horizontes, lo que le provoca un sentimiento y actitud
existencialista. Eso respecto al diálogo con el hombre, después cuando la mujer le ofrece
la piña como regalo, él se muestra derrotado y desolado porque en cierta medida le ha
sido revelada parte de la verdad de su vida, se le ha “desocultado” parte de ella, y no sabe
muy bien qué hacer de ahora en adelante, por eso en un principio niega y duda. Pero al
final coge la piña y comienza a caminar, adoptando una actitud hermenéutica ante su
existencia, como Hermes, siempre en camino entre algún lugar y otro. Se podría decir
que, en el final de la película, Nazarín comienza un proceso de desocultamiento, alétheia.
[Caso práctico 2 25/09: Dasein “fílmico”]
Heidegger y el desvelamiento:
En Caminos de bosque (1947), en el ensayo “El origen de la obra de arte”, plantea cómo
a través de la obra artística se alcanza el conocimiento de la verdad como alétheia.
Según expone el filósofo, el arte constituye la situación privilegiada en la que acontece el
desvelamiento. La obra de arte es el medio gracias al cual se manifiesta la verdad y
favorece el desocultamiento del ente.
‘La obra de arte abre a su manera el ser de lo ente. Esta apertura, es decir, este
desencubrimiento, la verdad de lo ente, ocurren en la obra. En la obra de arte se ha
puesto a la obra la verdad de lo ente. El arte es ese ponerse a la obra de la verdad. […]
Lo que obra en la obra es un modo de acontecer la verdad. El arte es un modo de sugerir
la verdad. […] La instauración de la verdad en la obra es la producción de un ente tal
que antes todavía no era y posteriormente nunca volverá a ser.’ (M. Heidegger)
“Un par de botas de campesino y
nada más. Y sin embargo…”
El ser de las cosas se me desvela en las
obras de arte. Muchas veces usamos los
zapatos y no sabemos lo que son, pero
si vemos una pintura sobre unos
zapatos, ahí cuando no los estoy
usando, cuando se trata de una
representación es cuando puedo ver
el desvelamiento, lo que es realmente
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