• La población en edad de trabajar.
La población en edad de trabajar es la población que, según la legislación, tiene capacidad legal de incorporarse al mercado de
trabajo. En España es a partir de los 16 años (con consentimiento de los padres o tutor).
Por tanto, si tienes menos de 16 años no puedes ser ni ocupado ni desempleado, ni activo ni inactivo.
• La población activa.
La población activa está formada por las personas en edad de trabajar y que quieren trabajar.
Incluye, por tanto, a los que encuentran trabajo y a los que no.
Todos aquellos que quieren trabajar forman parte del mercado de trabajo. Por ello, dentro de la población activa (La que forma el
mercado de trabajo) distinguimos la población ocupada y la población desempleada (o parada).
• La población inactiva.
La población inactiva está formada por aquellos que tienen edad para trabajar (16 años o más)
y que, por diferentes motivos, no buscan trabajo.
No se considera población activa a la que realiza un trabajo sin remunerar (por ejemplo, ayudar a una ONG), los que cuidan su
propio hogar (amos de casa), así como los estudiantes, jubilados, incapacitados.... Es decir, estas personas no se encuentran
dentro del mercado de trabajo.
,• Principales indicadores del mercado de trabajo.
Hay una gran cantidad de datos importantes sobre el mercado de trabajo. Muchos de ellos, son datos sobre el número total de
desempleados u ocupados. Sin embargo, en ocasiones, el número total no es tan importante, lo importante es saber relacionar
ese número en comparación con otro.
Los principales indicadores que se utilizan para conocer la situación del mercado de trabajo son la tasa de actividad y la tasa de
paro (también llamada de desempleo).
• Tasa de actividad.
Comparamos la población activa con respecto a la población total en edad de trabajar.
La tasa de actividad nos dice cuántas personas que se encuentran en edad de trabajar, desean hacerlo. Se halla, por tanto,
dividiendo la población activa entre la población total de 16 o más años.
Es una tasa importante. Cuanto mayor sea, el país podrá contar con más trabajadores para crear riqueza. Si decimos que la tasa
de actividad española está en torno al 60%, eso quiere decir que, de cada 100 españoles en edad de trabajar, hay 60 que
desean hacerlo (tengan o no trabajo).
• Tasa de desempleo o tasa de paro.
Comparamos la población desempleada o parada con respecto a la población activa.
La tasa de desempleo o de paro nos dice cuántas personas que están buscando empleo no lo encuentran. Se halla dividiendo la
población desempleada entre la población activa. Lo multiplicamos por 100 para obtener un porcentaje.
Si decimos que la tasa de paro española se sitúa en el 12%, eso quiere decir que, de cada 100 españoles que estando en edad
de trabajar desean hacerlo, hay 12 que no encuentran trabajo.
2. Oferta y Demanda de trabajo
Cada vez que llegamos al tema del mercado de trabajo empieza el lío. El primer punto clave es con el concepto “oferta de
trabajo”. Una confusión habitual es decir que las empresas ofrecen trabajo. Este “error” no solo lo cometen algunos alumnos de
bachillerato, sino que también se lo podemos oír a muchas personas, o incluso a los medios de comunicación. En realidad, las que
trabajan son las personas. Cada uno de nosotros decidimos si queremos o no queremos trabajar, es decir, somos nosotros quienes
ofrecemos nuestro trabajo. ¿Y quién lo demanda? Pues obviamente, las empresas, que necesitan trabajadores para poder
producir y, a cambio, nos pagan un salario. Vamos a ver estos dos conceptos de oferta y demanda de trabajo.
• La oferta de trabajo.
La oferta de trabajo es la cantidad de trabajo que las familias ofrecen a las empresas. Sería equivalente a decir que es el
número de horas totales que están dispuestos a trabajar los ciudadanos de un país.
Va a depender de 3 factores principalmente:
1. El salario: Los trabajadores ofrecen su trabajo a las empresas a cambio de un salario y, mientras trabajan, renuncian a realizar
otras actividades (ocio, estudiar, cuidado de familiares, etc.). Si las empresas aumentan los salarios, las personas estarán más
motivadas para trabajar más y tendrán menos problemas en renunciar a su tiempo de ocio. Ocurrirá lo contrario cuando los
salarios disminuyen. Si los salarios son muy bajos, muchas personas preferirán no trabajar, y dedicarán su tiempo a otras
actividades.
2. El volumen de población activa: El envejecimiento de la población y el mayor número de jubilados reduce el número de
trabajadores que quieran trabajar para cualquier salario. De hecho se estima que en España para 2050, por cada 100 personas
entre 20 y 64 años, habrá 77 personas de más de 65 años. Esto reduce la oferta de trabajo. Sin embargo, el aumento de mujeres
que quieren trabajar que hemos visto en la mayoría de países desde hace ya muchas décadas, ha provocado un aumento de la
oferta de trabajo.
,3. El tamaño de la población: Cuanto mayor sea el volumen de la población en un país, habrá más trabajadores disponibles. Es
lógico decir que en España hay más personas que están dispuestas a trabajar que en Andorra, porque España tiene muchos más
habitantes. En los años anteriores a la crisis vimos un gran aumento de la inmigración del país, que hizo que pasáramos en
España de 40 a 46 millones de habitantes y, por tanto, aumentó la oferta de trabajo.
• La curva de oferta de trabajo.
Vamos a considerar que la oferta de trabajo depende fundamentalmente del salario, y que el volumen de población y la población
activa permanece constante. La cantidad de trabajadores que desean trabajar será mayor cuanto mayor sea el salario, por lo que
la curva será creciente. A mayor salario, más oferta de trabajo.
La curva de oferta de trabajo nos va a mostrar cuántas
personas están dispuestas
a trabajar para cada nivel de salarios.
• La demanda de trabajo.
La demanda de trabajo es la cantidad de trabajadores que las empresas quieren contratar
para poder así producir bienes y servicios
Normalmente, los empresarios estarán dispuestos a contratar nuevos trabajadores siempre que los ingresos conseguidos gracias a
estos sean mayores que el salario que les tienen que pagar. Por tanto, la demanda de trabajo depende principalmente de 3
factores.
1. El salario: Si los salarios suben, esto supone más costes para las empresas, por lo que producir es menos rentable y contratarán
menos trabajadores.
Sin embargo, si los salarios bajan, para las empresas será más rentable producir y se podrán permitir contratar más trabajadores.
Por ello, en épocas de crisis, los empresarios solicitan reducciones salariales al Estado si se quiere reducir el desempleo. Los
sindicatos, sin embargo, suelen defender que es una estrategia de las empresas para ganar más dinero a costa de los trabajadores.
2. La productividad de los trabajadores: La productividad de un trabajador nos indica la cantidad de productos que este es capaz
de producir en un momento determinado (una hora, un día, un mes, etc.). Cuanto más productivos sean los trabajadores, más
productos obtiene la empresa y, por tanto, más ingresos con sus ventas, con lo que se podrán permitir contratar más
trabajadores.
3. El precio de los bienes que producen los trabajadores: Cuanto más alto sea el precio de los bienes, más ingresos tendrá la
empresa al vender los productos, y más les compensará contratar trabajadores para aumentar su producción y sus ventas. El gran
aumento de los precios de las casas desde el año 1998 al año 2007 provocó un gran aumento de la demanda de trabajadores
dedicados a la construcción, ya que construir y vender casas cada vez era más rentable. De hecho, en 2007 había casi 3 millones
de personas que trabajaban en la construcción (casi ná).
, • La curva de demanda de trabajo.
Vamos a considerar que la demanda de trabajo depende fundamentalmente del salario y que la productividad y el precio
permanecen constante . Como hemos dicho que la cantidad de trabajadores que las empresas están dispuestas a contratar será
mayor cuanto menor sea el salario, la curva será decreciente. Es decir, a menor salario, mayor demanda de trabajo.
La curva de demanda de trabajo nos va a mostrar a cuántas personas están dispuestas
a contratar las empresas para cada nivel de salarios.
Así, el aumento del precio de las viviendas de principios de
siglo desplazó hacia la derecha la curva de demanda de trabajo,
ya que las empresas, al tener mayores ingresos por la venta de
casas, estaban dispuestas a contratar un mayor número de
trabajadores.
3. Las Condiciones Especiales del Mercado de Trabajo.
• El mercado de trabajo y su equilibrio.
El mercado de trabajo es el mercado donde se intercambia el factor productivo trabajo.
Las familias ofrecerán su trabajo a las empresas a cambio de un salario.
En este mercado, el papel de las empresas y de las familias funciona al contrario del que tienen en los mercados de bienes y
servicios. En el mercado de bienes, como el de los tomates, por ejemplo, los bienes los ofertan las empresas y los demandan las
familias; sin embargo, en el mercado de trabajo son las empresas las que demandan trabajadores, y las familias las que ofrecen su
trabajo.
De esta manera, podemos llegar a la cantidad de trabajadores de equilibrio que se contratarán y el salario que se les pagará.
El punto de equilibrio del mercado de trabajo
es aquel en el que ambas curvas se cortan;
a ese nivel de salarios la cantidad de
trabajadores dispuestos a trabajar coincide con
la cantidad que los empresarios desean
contratar. No hay desempleo: El mercado se
vacía.
• Imperfecciones del mercado de trabajo.
El mercado de trabajo tiene una serie de imperfecciones que impide que se llegue a un punto de equilibrio como el que hemos
descrito anteriormente. Vamos a verlas.
1. Oferta y demanda no se mueven libremente:
- Por el lado de la demanda, las empresas tienen poder para influir en los salarios, ya que se encuentran en una posición de poder,
lo que hace que, a veces, puedan pagar salarios muy bajos.
- Por el lado de la oferta, los trabajadores pueden unirse en sindicatos y presionar aumentos de salarios, con independencia de si
están siendo más o menos productivos.
- El estado interviene: El Estado fija un salario mínimo (en 2023 es de 1050 € en 14 pagas en España). Además, también trata de
proteger a los trabajadores con horarios máximos, indemnizaciones en caso de despido, etc.
2. El trabajador no es un producto homogéneo: Mientras que dijimos que los tomates eran (más o menos) iguales, no pasa lo
mismo con los trabajadores. Por tanto, al igual que dos coches muy diferentes van a tener un precio distinto, también los
trabajadores diferentes tendrán distintos salarios. Merece la pena por tanto abrir un apartado especial para hablar de las
diferencias salariales.
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