BLOQUE 2: LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA
POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474).
2.1: AL-ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y EL
CALIFATO DE CÓRDOBA.
Tras la proclamación de don Rodrigo como rey de los visigodos, los hijos del anterior rey
Witiza solicitaron ayuda a los musulmanes. Así, en el año 711, los musulmanes, bajo el
mando de Tariq, entraron en la Península venciendo al último rey visigodo y, ante la
pasividad reinante, iniciaron la conquista. Pese a la batalla de Guadalete, fue una
invasión mayormente sin oposición llegando en pocos años a ocupar toda la Península,
excepto el norte. La rapidez de esta conquista se debe a la decadencia del reino visigodo
y a la inteligencia de los árabes al pactar con nobles visigodos. Desde ese momento, al-
Ándalus se identificó con el espacio peninsular sujeta al poder musulmán. Al-Ándalus,
con capital en Córdoba, se convirtió en un emirato dependiente (711-757), regido por un
emir dependiente de los califas de Damasco. Una etapa enormemente inestable,
llegándose a nombrar a 23 gobernadores. Al ser asesinados los reyes de la dinastía, la
capital del Califato pasó a ser Bagdad. El emirato independiente (756-929) se proclamó
con la llegada de Abderramán I a la Península, superviviente de la matanza de los
Omeyas. Éste rompió la dependencia política. La etapa vivió momentos de gloria como el
emirato de Abderramán II, aunque eso no significa que estuviese exento de problemas
que favorecieron el avance cristiano. El Califato (929-1031) fue la época de mayor
esplendor proclamado por Abderramán III asumiendo la dirección religiosa y política. Sin
embargo, la estabilidad se acabó al nombrar califa al niño de ocho años, Hisham II. El
poder quedó en manos de su hachib Almanzor, que comenzó a hacer grandes campañas
militares (para someter las revueltas, saqueó algunas ciudades: las Razzias). A su
muerte, el Califato se disgregó, dividiéndose en reinos de Taifas.
2.2: AL-ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ.
Tras la muerte de Almanzor (1031), el Califato entra en crisis produciéndose su
desintegración en pequeños reinos de Taifas. Las Taifas estaban distribuidas por familias
y etnias, aglutinándose las más débiles en torno a las más fuertes. Las batallas se basan
en el esfuerzo de cada uno de estos Estados para conservar su independencia. En este
momento dejan de cobrar parias para pasar a pagarlas. Pese a ser fuertes culturalmente,
se caracterizan por su gran debilidad militar, que facilitará el avance de los reinos
cristianos. Ante esta situación piden ayuda al exterior: a los Almorávides. Éstos cruzaron
el estrecho de Gibraltar y derrotaron a los castellanos en la Batalla de Sagrajas (1086).
Como consecuencia, al-Ándalus volvió a fragmentarse en pequeños Estados: Segundos
Reinos de Taifas. Los Almorávides aprovechan el enfrentamiento de las Taifas entre sí
para unir al-Ándalus bajo su dominio. Sin embargo, las Segundas Taifas tienen que
soportar otro gran avance cristiano por lo que pedirán ayuda de nuevo al exterior, en
este caso, a los Almohades. La derrota de Las Navas de Tolosa (1212) de éstos frente al
rey cristiano Alfonso VIII marcó el principio de la decadencia musulmana en al-Ándalus, lo
que provocó la aparición de unas Terceras Taifas, que, poco a poco, fueron cayendo en
manos cristianas, con la excepción del reino de Granada. Esta dinastía mantuvo la
independencia de Granada gracias a tres factores: una hábil gestión diplomática; el
hecho de que las minorías cristianas y judías eran muy reducidas, lo que favorecía la
estabilidad al no haber tensiones religiosas; y la llegada masiva de andalusíes