BLOQUE 8: PERVIVENCIA Y TRANSFORMACIONES
ECONÓMICAS EN EL SIGLO XIX: UN DESARROLLO
INSUFICIENTE.
8.1: EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL SIGLO
XIX. EL DESARROLLO URBANO.
A lo largo del siglo XIX la población española pasó de 10,5 millones a finales del siglo
XVIII a 18,5 millones a finales del XIX. Sin embargo, en comparación con otros países
europeos (como Francia o Inglaterra, que duplicaron sus cifras), el crecimiento de la
población española fue lento. Esto se debe a que la tasa de natalidad era elevada, pero
también lo era la de mortalidad (la esperanza de vida no superaba los 35 años). Las
causas de esta alta mortalidad fueron una crisis de subsistencia (escasez de trigo debido
a malas condiciones climáticas como sequías, inundaciones o heladas, atraso técnico de
la agricultura o deficientes sistemas de transporte que impedían una buena distribución),
epidemias (aunque la peste bubónica desapareció, se difundieron el cólera, el tifus y la
fiebre amarilla) y enfermedades endémicas (tuberculosis, viruela o sarampión). Todas
estas adversidades incidían gravemente en una población mal alimentada y con malas
condiciones de vida en cuanto a higiene, vivienda, salubridad del agua, etc. A lo largo del
siglo, las leyes migratorias cambiaron. Estuvo prohibido emigrar hasta mediados de siglo,
pues la población se consideraba un recurso del país, cuya disminución afectaría a su
poder militar y económico. Después de esto, se permitió marchar a América. La
Constitución de 1869 reconoció el derecho a emigrar, aunque la ley que regulaba la
emigración no fue aprobada hasta 1907. Las regiones con más emigrantes fueron
Galicia, Canarias y Comunidad Valenciana. También hubo emigraciones políticas, exilios,
que afectaron a afrancesados, liberales, carlistas o republicanos (las más importantes
fueron en 1814, 1823, 1839, 1868 y 1876). Mientras que en Europa a lo largo de todo el
siglo se produjo un intenso éxodo rural, en España no se produjo hasta finales de siglo.
Los campesinos abandonaron sus pueblos, donde el nivel de vida era miserable, y se
trasladaron a localidades mayores. La tendencia de los movimientos migratorios fue el
desplazamiento de norte a sur y el abandono de la Meseta central (excepto Madrid) para
concentrarse en la costa, donde había más ventajas económicas (mejores tierras,
transporte marítimo, etc). Este éxodo potenció la urbanización, aunque lentamente,
comparado con el resto de países de Europa (en España sólo Madrid y Barcelona tenían
500.000 habitantes, mientras que en Europa había 25 ciudades con esa población y 7
superaban el millón). España era un país rural, que permaneció en el ciclo demográfico
antiguo y no evolucionó hacia el moderno hasta el siglo XX, a excepción de Cataluña, por
la industrialización, que había permitido una concentración urbana notable,
Vascongadas, por la siderurgia, y Madrid, por ser capital del Estado y centro de la
administración. HABLAR DEL DESARROLLO URBANO.
8.2: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX. EL SISTEMA DE
COMUNICACIONES: EL FERROCARRIL. PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBISMO. LA
APARICIÓN DE LA BANCA MODERNA.
La economía española del siglo XIX dependía fundamentalmente de la agricultura. Una
serie de factores limitaron la modernización de este sector: falta de capitales para
invertir en una industria moderna, escasez y dispersión de materias primas y de fuentes
de energías, destrozos originados por las guerras (Guerra de la Independencia, guerras