El abonado fosfórico y potásico
El fósforo y el potasio en la planta. El fósforo y el potasio en el suelo. Análisis de suelos.
Principios del abonado fosfórico y potásico: el abonado de mantenimiento y el abonado de
enriquecimiento. Tipos de abonos fosfóricos y potásicos: época de aplicación, fraccionamiento
y localización del abonado fosfórico y potásico.
1.‐ EL FÓSFORO Y EL POTASIO EN LA PLANTA
1.a.‐ Fósforo.
El fósforo supone entre el 0,1% y el 0,4% del peso seco de la planta y, a pesar de su
bajo porcentaje en peso (inferior al de otros elementos como el calcio o el azufre), es
considerado como un macronutriente debido, fundamentalmente, a su papel
fisiológico no sólo en los vegetales sino en la mayor parte de los organismos vivos del
planeta. Es absorbido por la planta en forma de anión fosfato (H2PO4‐ o HPO4=).
Entre sus funciones, destacan su papel estructural o funcional en la constitución de
ácidos nucléicos (ADN y ARN), azúcares (por ejemplo la ribulosa 1‐5 difosfato, azúcar
que fija el CO2 atmosférico en el proceso de fotosíntesis), fosfolípidos (fundamentales
para el mantenimiento de membranas celulares) y coenzimas (por ejemplo NADP
implicada en procesos de oxidoreducción), o como parte fundamental en las moléculas
que posibilitan el intercambio energético celular (ATP, ADP o AMP). Es decir, participa
como elemento fundamental en procesos tan importantes como fotosíntesis,
respiración y transporte y almacenamiento de energía.
A nivel celular, como consecuencia de lo anteriormente dicho, resulta indispensable en
la formación de hidratos de carbono, grasas, proteínas y ácidos nucléicos, para la
formación de sustancias complejas tales como fosfolípidos, nucleoproteidos, enzimas o
vitaminas y proporciona la energía necesaria para el metabolismo celular.
A nivel extracelular, el fósforo constituye un factor de crecimiento tanto de ápices
vegetativos como de raíces, estimula la germinación de las semillas y la brotación de
las yemas, es un factor de precocidad, que acelera la entrada de la planta en fase
reproductora a la vez que favorece el cuajado y madurez de los frutos; también
incrementa la resistencia al frío y mejora los caracteres organolépticos de los
productos vegetales.
1.b.‐ Potasio
El potasio supone entre el 1% y el 4% del peso seco de la planta. Actúa como regulador
de la presión osmótica intracelular, permitiendo mantener la permeabilidad de las
membranas celulares a la vez que incrementa la concentración de los jugos
intracelulares y, por tanto, condiciona el grado de turgencia de la planta. Regula más
de 60 sistemas enzimáticos, interviniendo en reacciones tales como la glicolisis,
fosforilación oxidativa y fotofosforilación. Promueve la traslocación de fotosintatos,
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, regula la apertura y cierre estomático (controlando por tanto el flujo de agua) y
promueve la absorción del N y la síntesis proteica haciendo más eficientes los
abonados nitrogenados. Su absorción es en forma de catión K+.
2.‐ EL FÓSFORO Y EL POTASIO EN EL SUELO
2.a.‐ Fósforo
En el suelo no existe fósforo libre sino en forma de fosfatos bien sean minerales u
orgánicos. Es un elemento muy poco móvil en el suelo, dada su tendencia a quedar
adsorbido en los coloides del suelo (figura 1. Fósforo lábil o moderadamente
disponible), o a precipitar con calcio en condiciones del medio básicas o con aluminio
y/o hierro en condiciones ácidas (fósforo fijado o difícilmente disponible).
Figura 1.‐ Adsorción de fósforo a un coloide del suelo.
ecuación 1
ecuación 2
ecuación 3
La constante del producto de solubilidad (Kps) a 25 ºC para el fosfato de calcio
(Ca3(PO4)2) es de 2,07 x 10‐33 (ecuación 1), para el fosfato de aluminio (AlPO4∙2H2O) es
9,84x10‐21 (ecuación 2) y para el fosfato de hierro (III) (FePO4∙2H2O) de 9,91 x 10‐16
(ecuación 3), lo que significa que la cantidad de fosfato soluble presente en la solución
del suelo será muy baja, en comparación con la cantidad de elemento adsorbido o
precipitado y estará en equilibrio dinámico dependiendo de las condiciones del medio.
Al ser reacciones de equilibrio (tanto la adsorción, como la precipitación‐disolución), la
modificación de las concentraciones de los reactivos o de los productos provocará un
desplazamiento de la reacción en sentido contrario con objeto de restablecer el
equilibrio. Si, por ejemplo, aportamos fertilizante fosfatado soluble, incrementando la
concentración de los reactivos (izquierda de las ecuaciones), las reacciones se
desplazarán hacia la derecha, de forma que el fósforo será adsorbido o precipitado
(proceso conocido como retrogradación). Sin embargo, si eliminamos fosfatos,
mediante absorción radicular, por ejemplo, disminuirá la concentración de reactivos
yla reacción se desplazará a la izquierda, solubilizando nuevos fosfatos. Este es el
modo en el que la planta puede abastecerse realmente de fósforo del suelo
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