INTERPRETACIÓN DE LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA
Escribir una explicación de la simbología de la alegoría de la caverna teniendo en cuenta la doctrina de
las Ideas de Platón.
Teniendo en cuenta la Doctrina de las Ideas de Platón, podemos inferir que la “Alegoría de la
Caverna” simboliza los dos mundos de los que habla éste filósofo griego: el mundo sensible y el mundo
inteligible. El primero debe ser captado por los sentidos, por lo que, indudablemente, estamos hablando
de un mundo material, ya que, la captación de lo inmaterial a través de lo sensible es inviable. Por el otro
lado, Platón llama al mundo inteligible “mundo de las ideas”, el cual es suprasensible, porque va más allá,
supera lo sensible. Es por esto que decimos que es un mundo inmaterial, que puede ser captado sólo con
la razón o con la inteligencia. Cuando Platón habla de “ideas”, no refiere a aquellas cosas que salen de
nuestra mente, sino que habla de la esencia de las cosas, así como los modelos, arquetipos y la forma en
sí de estas.
Con respecto a la alegoría, si tenemos que distinguir los dos mundos, podríamos decir, en primer
lugar, que aquel mundo material, sensible, es en el que los prisioneros estaban acostumbrados a vivir,
dentro de la caverna. Vivían en un mundo de sombras, imperfecto, limitado. El mismo Platón narra “En ella
están desde niños con las piernas y el cuello encadenados...!” Se volvió una costumbre para ellos vivir en
un mundo incompetente, en el que la realidad estaba mucho más lejos de lo que ellos pensaban. Más allá,
es posible interpretar esas cadenas que les imposibilitaba cualquier movimiento, como aquello que los
mantenía atados a la ignorancia plena.
El mundo sensible, que era en el que ellos vivían, sólo lo conocían al tener opinión acerca de este,
«Doxa». Era un mundo lejos de ser verdadero, ya que las sombras que veían en la pared de la caverna,
eran títeres que movían unos individuos, y no los individuos en sí. Era tan sólo una percepción errónea de
la realidad.
Cuando uno de aquellos prisioneros logra salir de la caverna, conoce el verdadero mundo, el cual es
perfecto, ilimitado, infinito, eterno, inmutable. Según Platón, es ese mundo, el más veraz. Por otro lado,
analizando más profundamente esta metáfora, podemos también relacionar que cuando nos referimos al
mundo inteligible, hay que tener conocimiento, ciencia, «Epysteme». Es decir, para poder hablar de ese
mundo suprasensible, debemos necesariamente poseer el conocimiento adecuado para hacerlo. El
prisionero que es liberado y tiene el privilegio de salir a la “realidad”, al conocer este nuevo mundo,
adquiere esa ciencia que luego le permitirá regresar a la caverna y hablarle a todos los prisioneros acerca
de este descubrimiento. Quienes no salieron de allí, carecen de ese conocimiento de dicho mundo, por lo
que lo ven como algo imposible, siguiendo encadenados a esa ignorancia.
Para concluir, podemos decir que, si bien los dos mundos planteados por Platón en la Doctrina de las
Ideas, y en la Alegoría, son sumamente diferentes y opuestos, mantienen cierta relación a partir de la
noción de participación. El mundo sensible participa del inteligible, toma parte de él. No obstante, como
dicho mundo sensible es material, es imposible que esa participación se dé de manera plena.