TEMA 10: Juan Martínez Montañés y los «maestros
montañesinos»
Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén 1568 y Sevilla, 1649)
Contemporáneo a Gregorio Fernández. Sus modelos no se conservan, ni los de Gregorio
Fernández. En España, los talleres artísticos no lo dieron importancia como obra
creativa sino que lo consideraban un objeto instrumental. Se conservan pero de pintores
y no muchos como de Velázquez, Alonso Cano… pero de escultores no. Hasta el siglo
XVIII, la Academia, no empezaremos a ver alguno. El modelado es importante para
tener en cuenta el concepto del bulto redondo. Hacen lo mismo que los italianos,
modelar, pasar por puntos y pasar a lo definitivo, diferenciándose solo respecto al
material y la policromía.
Se forma en Granada con Pablo de Rojas, escultor manierista, pero también se deja
influir por la contrarreforma, adaptándolo a las nuevas formas del clasicismo y de la
expresividad. En 1587 ya está en Sevilla formado y matriculado en el Gremio de
escultores. Allí, se destinaban a grandes talentos como también extranjeros. Se casa con
19 años y de la 1º época, sabemos poco (hay documentación, pero de obra artística
nada). Hasta 1597 no se sabe qué hace nada, cuando firma una imagen procesional de la
efigie de:
- San Cristóbal
Para la Iglesia de San Salvador. 220 cm. Su primer estilo era manierista pero influido
por grabados extranjeros, sobretodo flamenco. De gran calidad.
- Crucificado de la Clemencia o de los Cálices (1603-06)
Su primera obra maestra. De madera de cedro, 190 cm para el canónigo Mateo Vázquez
de Leca. Policromía de Francisco Pacheco. Se conoce el contrato donde se ve que quería
que tuviera un gran poder comunicativo y persuasivo y que se le retrate vivo, la boca
entreabierta, como tratando de hablar con quién le esté venerando a sus pies, diciéndose
su actitud pecadora frente a la generosidad de Cristo. Se trata de otro simulacro que
pretende ser una imagen fidedigna. Ese poder de persuasión, comunicativo y de paliar el
pecado viene de Trento, cuyas propuestas tardaron en inculcarse.
Es peculiar por los detalles formales siendo muy significativos, teniendo un valor
expresivo e intelectual importante. El árbol vivo de la cruz no es de carpintería de
Gregorio Fernández, propio de Sevilla. Era un motivo medieval que en Castilla se
pierde. Está fijado por cuatro clavos que se ve en otro ejemplo también:
- Crucificado )1603)
En Lima (Perú) para el Convento de la Merced. El título es trilingüe. Los detalles
característicos de la escuela andaluza sevillana se ven.
, Francisco Pacheco fue un teórico “arte de la pintura” donde defendía ciertas
iconografías. Era un miembro importante del Gremio de Pintores de Sevilla y veedor
del Santo Oficio, censor de imágenes sagradas. Era un personaje culto, de formación
humanística y encubrió esto en 1649 publicado póstumamente. Es la pintura no solo
habla de la técnica sino de la iconografía acordada en el Concilio de Trento “emotiva,
decorosa”. El crucificado tenía que ser elevado mediante cuatro clavos, tenía que haber
un escalón bajo los pues de Cristo…; los cuatro clavos se debe a:
- Por un lado por una motivación mistica: Santa Brígida de Suecia, santa del siglo
XIV, vio a cristo clavado en cuatro clavos.
- Había llegado a Sevilla a fines del XVI un crucificado de un platero romano
llamado Franconio, que vio Pacheco y policromo el mismo. El platero además lo
realizó basándose en un modelo de Miguel Ángel “Cristo de Vitoria Colonna”.
Los hermanos García por ejemplo eran dos sacerdotes contemporáneos a Pablo de
Rojas. En 1600 en Granada ya no está Juan Martínez Montañés. En la sacristía de la
Catedral de Granada, se erige un crucificado sobre una cruz que es de taracea no
natural, debido a la influencia de lo musulmán.
Volviendo a la primera obra maestra de Juan Martínez Montañés, los paños son grandes
y tienen un amplio desarrollo, envolvente demasiado que describe un círculo. Va de la
cadera a la rodilla. Los paños no son igual que los de Gregorio Fernández, siendo más
suaves, tipo que se practica también en Granada por lo que parece que es desde aquí que
lo concibe de esa manera. Aquí no tiene cuerda, algo que introdujo Juan de Mesa.
El clasicismo es lo constante en su producción no solo en lo formal sino también en lo
intelectual y en lo estético porque sus esculturas siempre son nobles y decorosas que no
le llevaran a esa expresividad, pasión y crueldad de los últimos años de Gregorio
Fernández.
Alonso de Mena y Escalante, granadino realiza el Santísimo Cristo del Desamparo para
el Templo Parroquial de San José, quien destaco por los cuatro calvos. Esta
característica influye poco en la escultura viéndose más en pintura, donde Pacheco tenía
un control más evidente, como en una obra de Zurbarán.
Retablo Mayor de la Iglesia del Monasterio Jeronimiano de San Andrés del
Campo, en Santiponce, Sevilla (1609-13)
Hay que destacar para entender la concepción del retablo que esta ciudad está
construida sobre Itálica, la capital de la Bética romana, algo importante que en
Valladolid no ocurría. Sí que había villas romanas pero el cocimiento de la Antigüedad
Clásica no está tan presente como en Sevilla, donde tienen los restos “in situ”.
Es un retablo más pequeño que el de Plasencia de Gregorio Fernández. El monasterio
fue fundado por Guzmán el Bueno en el XIV, espacio en el que se adscribe el retablo,
que no tiene nada que ver con los de Valladolid, como el de las Huelgas que era
contemporáneo. Es un retablo manierista ya que tiene más peso el tratado de Serlio que