Filología Hispánica
Asignatura: Comunicación Oral y Escrita del Español.
2ºaño / Facultad de Filología y Traducción de Vigo / Universidad de Vigo.
Tema 1: Norma y uso de la lengua española.
Aquí vamos a precisar qué entendemos por “lengua española” y cuáles son sus
diferentes interpretaciones de su estudio dependiendo de las diferentes perspectivas.
Podemos definir la lengua española de diferentes formas. Por ejemplo, desde un punto
de vista político, es la lengua oficial del estado español (sin olvidar, claro está, que en
determinadas comunidades autónomas del estado, el español comparte oficialidad con
las lenguas vernáculas correspondientes) en; desde el punto de vista y lingüística
general, podemos entenderla como una de las múltiples manifestaciones concretas del
lenguaje humano; desde el punto de vista de la lingüística histórica, este resultado de la
evolución del latín en el territorio de Castilla, extendido, a lo largo de los siglos, a través
de otros territorios insulares inglesa peninsulares. Estas definiciones y otras que se
podrían proponer son válidas, pero excesivamente restrictivas.
La lengua no es un sistema único en variable, sino que está constituida por un conjunto
de variedades. Millones de personas que hablan el español y existen diferencias más o
menos notables entre las variedades que si hablan en distintos países, comunidades,
grupos e individuos
Lo que haremos es tratar de establecer qué variedad o variedades del español serán el
objeto de nuestro estudio y desde qué `perspectiva abordaremos este estudio.
Desde el punto de vista gramatical, podemos decir que la lengua española es, como
toda lengua, un complejo de variedades dialectales que presentan un cierto grado de
cohesión entre sí, mutualmente comprensibles aunque en diferentes grados, y que
puede caracterizarse y diferenciarse frente a otros complejos de variedades como los
constituidos por el conjunto de dialectos franceses, portugueses, catalanes, etc. Por lo
tanto, la lengua española, tal como es cualquier otra lengua natural, unidad y diversidad.
Cuando decimos “el español” estamos destacando la existencia de tal entidad lingüística
como unidad, es decir, resaltamos su carácter de lengua histórica y hacemos
abstracción de las diferencias observables en el habla de los miembros de la comunidad
lingüística en cuestión. A este fenómeno llamamos “ficción de la homogeneidad” es
legítimo e imprescindible desde el punto de vista metodológico, pero no debemos perder
de vista de que cualquier lengua histórica está compuesta por heterogeneidad y
variación.
Se reconoce cuatro factores a la hora de estudiar a las variantes internad de las lenguas
históricas:
variaciones en el tiempo.
variaciones en el espacio
variaciones en el extracto sociocultural del hablante.
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, variaciones en la situación comunicativa en que tiene lugar el acto de habla o la
escritura.
Estas variaciones dan lugar a otros tantos tipos de variación dentro de una lengua:
variación diacrónica.
variación diatópica.
variación diastrática.
variación diafásica.
1) Variación diacrónica: según este tipo de variación, una lengua tiene distintas
variedades sincrónicas. No es igual la lengua de hoy que la de hace tres siglos. La
palabra diacronía procede de “dia”, que significa a través en griego, y “cronos” significa
tiempo en griego, por último, “sin” significa con en griego. Por lo tanto, sincronía es
coincidencia en el tiempo. Los estudios diacrónicos sobre una lengua se centran en su
evolución a través del tiempo. Qué le ha ocurrido a una palabra, por ejemplo, desde el
siglo IV hasta hoy es un estudio diacrónico, pero el estudio de cualquier aspecto de una
lengua en una época concreta es sincronismo.
2) Variación diatópica: De acuerdo con esta variedad existen las llamadas variedades
sinóptica o dialectos. No es igual el español de Colombia que el de España, ni el español
de Aragón que el de Madrid. Se pueden hacer estudios diatópicos, en los que se tienen
en cuenta o se comparan diferentes variedades geográficas, centrados en una sola
variedad.
3) Variación diastrática: aquí existen las llamadas variedades sinstráticas o niveles de
lengua, que tienen que ver con el estrato sociocultural de los hablantes. Pueden ser
variedades cultas y vulgares, que se conocen también como sociolectos.
4) Variación diafásica: según esta, existen las variedades sinfásica, llamadas también
de estilos o registros, que dependen de la situación comunicativa. La lengua formal no
es igual que la coloquial, ni la lengua escrita es igual que la oral. La tradición ha dado
más atención a las variedades formales escritas en los ámbitos académicos.
Además de todas las anteriores, existen también las variedades individuales, llamados
idiolectos. Entendemos por idiolecto el conjunto de hábitos lingüísticos de un individuo.
Así, como vemos, lo que realmente se puede estudiar y describir no es la lengua
histórica en toda su amplitud, sino alguna de las lenguas funcionales que la integran,
una determinada variedad sincrónica, sintópica, sinstrática y sinfásica. En general, las
descripciones del español que encontramos en las gramáticas se centran en la
denominada variedad estándar, que, desde un punto de vista estrictamente lingüístico,
no es más que una de las posibles realizaciones de la lengua histórica, pero que desde
el punto de vista social goza de un reconocimiento especial; de ahí que sea esta
variedad la más empleada en los medios de comunicación, la que se enseña en las
escuelas, la que, en fin, es vista por los hablantes como el modelo hacia el que hay que
tender. Esto es, por lo tanto, lo que se suele entender por lengua estándar: una lengua
estándar (también dialecto estándar o dialecto estandarizado) es un dialecto particular
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