Working Paper
4/2014
ISSN 2462-263X
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EL PESO DEL GÉNERO Y OTRAS IDENTIDADES CULTURALES EN LA
CRIMINALIZACIÓN DE LAS MUJERES
María Luisa Maqueda Abreu
Catedrática de Derecho Penal
Universidad de Granada – Facultad de Derecho
mluisam@ugr.es
, Working Paper 4/2014
Sumario: I. INTRODUCCIÓN. II. EL CONTROL DE GÉNERO. 1. La criminología
cómplice. 2. Otros agentes imprescindibles: la familia y el derecho. 3. Una mirada
crítica. III. OTRAS IDENTIDADES CULTURALES DE PESO EN LA
CRIMINALIZACIÓN DE LAS MUJERES.
RESUMEN: La criminología convencional se ha ocupado de establecer las bases ideológicas
para el control penal de las mujeres, presentando su naturaleza o su diversa socialización
como claves de una explicación ahistórica de sus trasgresiones, sin referencia a las
características estructurales de la sociedad y la cultura en que están insertas, como si fueran
seres excluidos del orden social y simples víctimas de una jerarquía sexual imposible de
desafiar. Desde los planteamientos críticos de las teorías de la reacción social se vislumbra, a
cambio, un universo teórico distinto en que el género confluye con otras identidades
culturales como la clase, la raza, la sexualidad o la diversidad étnica en la definición de sus
conductas desviadas, convirtiéndose en claves explicativas de por qué en nuestras sociedades
capitalistas, fuertemente fragmentadas y marcadas por desigualdades sociales profundas e
intensas relaciones de dominación, las mujeres criminalizadas comparten condiciones de
pobreza, marginación, discriminación racial o étnica, desocupación o trabajos precarios,
familias problemáticas o desajustadas y bajo nivel de instrucción y de cultura... Esa
perspectiva, afín a los recorridos que los nuevos feminismos se proponen en el campo de la
ciencia y de la política del derecho, sirve de guía para la elaboración de este trabajo.
PALABRAS CLAVE: control social, delitos de estatus, estereotipos de género, criminología
feminista crítica, realidad multicultural, políticas de la diferencia.
RESUM: La criminologia convencional s’ha ocupat d’establir les bases ideològiques per al
control penal de les dones, presentant la seva naturalesa o la seva diversa socialització com a
claus d’una explicació ahistórica de les seves transgressions, sense referència a les
característiques estructurals de la societat i la cultura en que estan insertes, com si fossin
éssers exclosos de l’ordre social i simples víctimes d’una jerarquia sexual impossible de
desafiar. Des dels plantejaments crítics de les teories de la reacció social s’albira, en canvi, un
univers teòric diferent en el que el gènere conflueix amb altres identitats culturals com la
classe, la raça, la sexualitat o la diversitat ètnica en la definició de les seves conductes
desviades, convertint-se en claus explicatives de per què en les nostres societats capitalistes,
fortament fragmentades i marcades per desigualtats socials profundes i intenses relacions de
dominació, les dones criminalitzades comparteixen condicions de pobresa, marginació,
discriminació racial o ètnica, desocupació o treballs precaris, famílies problemàtiques o
desajustades i baix nivell d’instrucció i de cultura... Aquesta perspectiva, afí als recorreguts
que els nous feminismes es proposen en el camp de la ciència i de la política del dret, serveix
de guia per a la elaboració d’aquest treball.
PARAULES CLAU: control social, delictes d’estatus, estereotips de gènere, criminologia
feminista crítica, realitat multicultural, polítiques de la diferència.
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ABSTRACT: Conventional criminology has established the ideological basis for penal
control of women, presenting their diverse nature or socialization as a key for an ahistorical
explanation of their transgressions, without reference to the structural features of society and
culture in which they are inserted, as if they were being excluded from the social order and
simply victims of a sexual hierarchy impossible to challenge. From the critical approaches to
theories of social reaction may be seen, in return, a different theoretical universe in which
gender intersects with other cultural identities such as class, race, sexuality or ethnic diversity
in the definition of their deviant behavior, becoming key explanations of why in our capitalist
societies, strongly fragmented and marked by deep and intense relationships of domination
and social inequalities, women share criminalized poverty, marginalization, racial or ethnic
discrimination, unemployment and precarious work, problematic families and low level of
education and culture... That perspective, akin to the journeys that the new feminisms are
proposing in the field of political science and law, provides guidance for the development of
this work.
KEY WORDS: social control, status crimes, gender stereotypes, critical feminist criminology,
multicultural reality, politics of difference.
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I. INTRODUCCIÓN
Se denuncia muy a menudo que la delincuencia femenina no ha sido tratada como un
verdadero problema social por la criminología a causa de la representación marginal que ha
tenido históricamente en el espacio penal. Las mujeres –se dice- delinquen menos que los
hombres, la dañosidad social de sus acciones es escasa y causan por ello menos molestias a
los órganos de control penal, de ahí la falta de interés por su estudio1.
Lo cierto es, sin embargo, que no han sido pocos los esfuerzos que tradicionalmente se han
desplegado desde el sistema punitivo – y desde las ciencias que lo han legitimado- para
criminalizar el comportamiento desviado de las mujeres. Antes de la invención de la cárcel
para castigar los actos criminales de los hombres hay una larga tradición de aparatos
disciplinarios diseñados para domesticar la delincuencia femenina. En nuestro país, dan
cuenta de ello desde inicios del siglo XVII, las casas galeras, establecimientos penitenciarios
exclusivos para mujeres vagantes o deshonestas que se decía “que habían perdido el temor a
Dios y a la justicia y hecho risa y estrago en los hombres con su libertad y su disolución”
(Lasala, 1948:19). Su delito, como el de todas las mujeres, representaba una trasgresión
doble: contra las leyes humanas y divinas y contra la misma naturaleza que les había
asignado, en nombre de un orden sexual universal, una posición subalterna de reclusión en el
espacio doméstico para garantizar los atributos de su feminidad y la conformidad con sus
roles (Juliano, 2011:17). Este último sistema normativo, marcado por el género, será decisivo
para comprender la especificidad de su criminalidad y el significado de las teorías que nacen
para explicarla.
Los primeros desarrollos de la criminología, bajo el positivismo, establecieron las bases
ideológicas para la criminalización de las mujeres. Sus delitos –normalmente relacionados
con la sexualidad (prostitución, infanticidio, aborto…) o la lealtad familiar (adulterio)- debían
interpretarse como expresión de un sentido moral deficiente ajeno a los valores femeninos
encarnados en el modelo de la madreesposa. Había en las mujeres infractoras una
anormalidad biológica o psicológica innata no refrenada por los controles que la domesticidad
imponía a su sexo. Originariamente serían esos impulsos naturales los que explicarían su
criminalidad o después la influencia hormonal condicionante de periodos menstruales,
puerperales o menopáusicos propicios, pero fueron siempre los déficits de socialización en
sus roles coercitivos de género los que justificarían su relación con la delincuencia. Ellos eran,
y siguieron siendo con la mayor parte de las teorías sociológicas, el núcleo esencial de los
conocimientos que la criminología tradicional ha aportado sobre las mujeres. La
criminalización de sus conductas desviadas –predominantemente sexualizadas- ha sido el
resultado de la complicidad ideológica entre los distintos poderes sectoriales implicados en su
definición: de una parte, las instancias encargadas de la socialización de género representadas
por esos científicos naturales o sociales y, primariamente, por la familia, la escuela o la iglesia
1
Smart (1977: 3). Antes, Heidensohn, (1968: 161).
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