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“THE YELLOW WALLPAPER”
A con&nuación, se propone la lectura del relato “The Yellow Wallpaper” (1892), de Charlo5e Perkins Gilman. Este
relato fue escrito entre dos momentos históricos y culturales muy relevantes para la construcción de género, hacia el
final de la época victoriana y al comienzo de las reivindicaciones feministas de finales del siglo XIX y de principios del
XX. La propia autora fue muy ac&va polí&camente, y entre sus escritos no literarios encontramos reflexiones sobre la
división del trabajo por sexos, la economía de lo domés&co, y las carreras profesionales para las mujeres.
El relato narra, en clave de intriga y tensión, el delirio crea8vo de una madre reciente, some&da a una cura de
descanso que la propia autora experimentó, a la que no se le permite escribir o cualquier otra ac&vidad y que acaba
obsesionada por el empapelado de la habitación donde está confinada. La protagonista se ajusta al modelo de ángel
del hogar (espacio ín&mo, maternidad, pasividad al seguir el dictamen de marido y médico) pero Gilman nos muestra
el devenir de la mujer cuando realiza ese papel sin hallar sa&sfacción personal. El hecho de que la narradora u&lice el
empapelado decora&vo como superficie de creación y finalmente lo arranque es, simbólicamente, un alegato contra la
función que se espera de las mujeres por razón de género. Es también una crí&ca a la maternidad como ins&tución
patriarcal, y al hogar como supuesto espacio de seguridad y bienestar para la mujer, es decir, piezas clave de la
ideología victoriana. “The Yellow Wallpaper” muestra qué sucede cuando la mujer ha alcanzado las metas ideales que
la sociedad patriarcal reserva para ella, esto es, el matrimonio, la maternidad, el cuidado de la casa… Jane nos relata el
desempoderamiento que experimenta cuando su marido y su hermano, ambos médicos, interpretan como “a slight
hysterical tendency” lo que hoy se diagnos&caría como depresión postparto, y confinan su cuerpo. En la línea de lo
que apuntaban Gilbert y Gubar, la protagonista de este relato acaba desarrollando la misma dolencia que en un
principio le atribuyeron, y la terapia que encuentra reside, irónicamente, en el acto crea&vo prohibido por el consejo
médico.
Al contrario que el poema de Tennyson, que nos hace llegar la trágica historia de la dama desde una perspec&va
externa, este relato está narrado en primera persona. Este recurso le confiere una gran fuerza narra&va, ya que nos
posiciona muy cerca de la crisis vivida por Jane. La protagonista que narra su propia angus&a dio lugar, tras “The Yellow
Wallpaper”, a toda una genealogía de textos escritos por mujeres que recurrían a la misma técnica. La prosa
fragmentada, discon&nua, pretende emular la desintegración de la mente femenina. A pesar del realismo con que se
construye el relato, la revisión feminista de los años 70 supo ver en él una apropiación del género gó&co al hacer uso
de elementos propios de ese género (el confinamiento, la arquitectura añeja, el colapso mental, el efec&smo, el
enigma…) aplicados a la esfera domés&ca y a la experiencia femenina. Gilman nos propone otro &po de misterio,
diferente a la tradición que Edgar Alan Poe, por ejemplo, había establecido: uno codificado por una mujer y des&nado
a que lo descodificaran otras mujeres. La locura poeiana es cues&ón de carácter, mientras que para Gilman la locura de
Jane &ene su origen en condiciones socioculturales. Por tanto, a la tradición masculina que excluye a la mujer escritora
es necesario sumar las estrategias descodificadoras con las que leemos y analizamos, que también se heredan y vienen
determinadas históricamente. La revisión/re-visión del canon nos proporciona las herramientas para leer textos que,
como el de Gilman, y el que crea Jane sobre el empapelado, son historias de rebeldía y resistencia.
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