TEMA 8. FACTORES DE PRODUCCIÓN
1. LA BASE GEOFÍSICA DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
El crecimiento económico remite a la consideración del territorio desde varias perspectivas
distintas: por un lado, su proximidad o lejanía, su accesibilidad y, por tanto, los costes de
transferencia de recursos y productos respecto a los núcleos donde se concentra la
actividad, la población y los mercados; por otro, sus características físicas, de relieve, clima
y suelo, entre otras, constituyen una serie de dimensiones de la base territorial con
influencia en el crecimiento económico. Pero el territorio es, además el solar donde se
asientan los recursos naturales y ambientales que, considerando los flujos de bienes y
servicios que de ellos se derivan, combinan tres notables funciones económicas:
constituyen insumos de los procesos productivos, son una fuente directa de bienestar (al ser
disfrutados, sin pasar por la producción, los servicios que de ellos se derivan) y se erigen
como los depósitos naturales de los residuos. Esta última función plantea un debate sobre
su posible agotamiento en un plazo próximo y sobre la compatibilidad de la creciente
demanda de calidad ambiental con unos métodos de producción típicamente generadores
de residuos, contaminación y agresiones al medio ambiente. Por ello, a efectos del análisis
económico, el factor natural presenta dos dimensiones. Una primera dimensión geofísica
que recoge aquellos aspectos influyentes en la actividad económica y en sus resultados y
otra medioambiental: que refleja el estado de la biosfera, es decir, el espacio en el que se
desarrollan los ecosistemas. Esta dimensión ha pasado de ser un bien libre a ser un bien
escaso, debido al deterioro y contaminación, lo que provoca su estudio como bien
económico. La disponibilidad o la carencia de recursos naturales, la forma en que se utilizan
y los impactos de la actividad productiva en la degradación del medio suscitan un notable
interés y se han revelado como cuestiones económicas fundamentales. Este conjunto de
cuestiones son las que se abordan en el segundo epígrafe de esta lectura, analizando los
recursos naturales de la economía española. Asimismo, por su especial importancia, se
presenta un tercer epígrafe donde se analizan los recursos hídricos y la problemática del
agua en nuestro territorio.
1.1. LOS COMPONENTES DE LA BASE GEOFÍSICA ESPAÑOLA
Bajo su dimensión geográfica la Naturaleza aparece caracterizada por una serie de
componentes que inciden sobre la actividad económica productiva y que se relacionan
en orden inverso a las posibilidades de modificación por la acción humana de la
siguiente manera: 1. Situación geográfica. 2. Extensión superficial. 3. Orografía
(relieve). 4. Subsuelo. 5. Costas. 6. Suelo. 7. Clima 8. Hidrografía. 9. Flora y fauna. A
continuación se analizarán las características principales de cada uno de ellos para
nuestra economía.
Situación o posición geográfica.
La posición (la situación espacial del país, el que sea interior o costero, esté o no en
rutas marítimas o terrestres, etc.., ) constituye un elemento fundamental de la
valorización económica de un territorio. Los procesos de crecimiento económico
tienen una indudable dimensión espacial, asociada a nuevas tendencias de
localización de la actividad económica. La dinámica espacial ha registrado intensas
transformaciones en el uso y organización de los territorios, reforzando sus
, interdependencias, alterando algunas tendencias, creando nuevos ejes de expansión
y declive, reafirmando el decisivo papel de las nuevas infraestructuras o de los
sistemas de ciudades, y situando, en fin, a los espacios en desiguales condiciones
competitivas para la localización de actividades. Desde esta perspectiva espacial, la
posición periférica de España en el continente, alejada del centro de Europa, parece
colocarla en una situación desfavorable. Sin embargo, aún periférica, la economía
española ha podido disfrutar de la renta de situación derivada de su proximidad a una
de las áreas de mayores niveles de renta (zona industrializada de Europa y
emergente de África, puerta de entrada al Mediterráneo y de salida hacia América) y
bienestar de la economía mundial, y aprovechar sus efectos difusores, materializados
en corrientes turísticas, en inversiones o en intercambios comerciales. Además, desde
mediados del decenio de 1980, esa posición ha conocido novedades sustanciales.
Así, en primer término, la adhesión de España a la Unión Europea supuso un cambio
decisivo en la posición del país, que pasó de estar en Europa a estar dentro de
Europa, y significó la definitiva superación de las barreras al comercio
intracomunitario, posibilitando, simultáneamente, la apertura a una dinámica positiva
de atracción de inversiones y de aprovechamiento de economías de escala en el gran
mercado europeo. La integración europea constituyó, por todo ello, el más favorable
elemento de posición de la economía española.
Extensión territorial.
La extensión ocupada por los estados, naciones o regiones, es sólo modificable por
los “derechos de conquista” o por renuncias de soberanía poco frecuentes, salvo
procesos de integración supranacional. También puede suceder el proceso inverso. La
extensión del territorio español es de 505.992 km2, lo que supone tan solo 3.3
milésimas de la superficie planetaria, pero el 11,5 % de la superficie de la UE. Dividida
en 17 CC.AA., tiene como fronteras a Francia, Andorra, Portugal, y Marruecos.
Orografía (o relieve).
La orografía es la parte de la geografía física, que trata de la descripción de las
montañas. Es un factor de dispersión geográfica de forma que puede llegar a
imposibilitar la vida humana, y dificultar en extremo las indispensables
comunicaciones. La compleja orografía y el accidentado relieve español imponen
restricciones al desarrollo de la actividad económica, entre otros aspectos, al dificultar
las comunicaciones y reducir las posibilidades de cultivo. La gran meseta central y un
territorio cruzado de norte a sur y de este a oeste por las barreras naturales que
levantan las cordilleras, establecen importantes diferencias orográficas entre España y
buena parte del espacio central europeo, y contribuyen a una acusada fragmentación
del territorio nacional. Además, las considerables diferencias climáticas existentes
producen acusados contrastes entre las diversas zonas de la geografía nacional, con
niveles de precipitaciones y de temperaturas que varían de forma ostensible.
Estas dificultades han provocado:
a) La separación del resto de Europa.