Tema 3. El aula inclusiva
Contenido
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 1
CARACTERÍSTICAS DEL AULA INCLUSIVA .......................................................... 2
ORGANIZACIÓN DEL AULA INCLUSIVA ................................................................ 7
DISEÑO CURRICULAR INCLUSIVO ........................................................................ 12
Objetivos, contenidos y competencias básicas ........................................................... 15
Metodología ................................................................................................................ 23
Evaluación .................................................................................................................. 25
Replantearse el uso del libro de texto ......................................................................... 27
ADAPTACIONES CURRICULARES .......................................................................... 27
CONCLUSION .............................................................................................................. 30
REFERENCIAS ............................................................................................................. 31
INTRODUCCIÓN
Como hemos ido viendo en temas anteriores, apostar por la educación
inclusiva supone apostar por un proyecto que implica la mejora del sistema
educativo (no para unos pocos, sino para todos los estudiantes), pero para
que estos proyectos tengan éxito se requiere de algunos cambios
(organizativos, estructurales, de servicios, de planificación del
currículo,…). Las escuelas deben convertirse en comunidades acogedoras y
favorecer el crecimiento social de todo el alumnado (Holzschuher, 2012).
Coincidimos en que para lograr una educación de calidad (equitativa y
eficaz) hay que desarrollar escuelas y a su vez aulas inclusivas que
atiendan a la diversidad y ofrezcan respuestas de mayor calidad para todos
los alumnos, equiparando las oportunidades de los grupos en situación de
mayor vulnerabilidad y desventaja. Convertir nuestras aulas en aulas
inclusivas requiere dar una respuesta educativa acorde a las necesidades
del alumnado y desarrollar propuestas didácticas que estimulen y fomenten
la participación de todos los alumnos, consiguiendo que todos los
estudiantes participen y aprendan, independientemente de sus diferencias
individuales de aprendizaje.
Además, la apuesta por el desarrollo de prácticas inclusivas, como nos
dicen Muntaner, Rosselló y De la Iglesia (2016), pasa ineludiblemente por
,determinar y realizar iniciativas y experiencias positivas de innovación y
mejora, de modo que se den los siguientes indicadores:
Entender la diversidad como un hecho natural entre las personas de
cualquier grupo, sin establecer categorías, puesto que al hacerlo se
añada una variable de valor donde unos ganan y otros pierden.
El reconocimiento explícito de la riqueza inherente a la diversidad
conduce a plantear el objetivo de una actuación educativa centrada
no en la persona y sus características, sino en las condiciones y
oportunidades que se le ofrecen. Nuestra actuación tiene como
objetivo modificar el entorno para que todos puedan aprender al
máximo de sus posibilidades, valorando sus aprendizajes y
trabajando desde la aceptación incondicional de las capacidades de
todos los alumnos.
Las prácticas inclusivas se fundamentan en la aplicación de
agrupamientos heterogéneos, donde se refleja la diversidad real
presente en todos los grupos y la incorporación natural de los apoyos
necesarios para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los
alumnos sin excepciones.
Por último, las prácticas inclusivas cumplen tres condiciones clave:
garantizan la presencia, la participación y el aprendizaje de todos los
alumnos en todas las propuestas que se hacen en el aula y en la
escuela.
Diseñar un currículum capaz de ofrecer un aprendizaje valioso para todo el
alumnado requiere el compromiso y colaboración de todo el equipo
docente; requiere preguntarnos no sólo por el qué se enseña, sino también
en qué modelo de persona, escuela y sociedad estamos pensando (Roselló,
2013). Para ello es imprescindible la convicción de toda la comunidad
educativa, con especial atención al profesorado puesto que es la piedra
angular en todo este proceso.
CARACTERÍSTICAS DEL AULA INCLUSIVA
Somos conscientes de las diferencias de nuestro alumnado: distintas
formas de comunicación, con problemas de movilidad, con rasgos,
capacidades e intereses diferentes… Ignorar en el aula esas diferencias
supone negar a esos alumnos y alumnas su derecho a aprender según sus
necesidades. Además, transmite a los estudiantes una actitud pasiva y de
indiferencia ante la diversidad.
Podríamos decir que el aula inclusiva debe adoptar conscientemente una
postura anti-racista, anti-sexista, comprensiva e igualadora, que potencie
también la implicación y el compromiso del alumnado ante la diversidad.
Trabajar con el alumnado en cómo combatir las desigualdades sociales (no
solo describirlas) y crear una ciudadanía comprometida con la inclusión, es
una meta educativa que, evidentemente, debe abordarse en el aula.
,Así que, como recoge Rosales (2015) tanto alumnos como profesores se
enfrentan a esta nueva situación que les obliga a aprender a valorar las
características diversas del alumnado, y a trabajar desde nuevos
parámetros educativos. Meta, en la medida que se alcance, hará a las aulas
y a los centros más inclusivos, lo que redundará en beneficio de toda la
sociedad.
Además, como recuerda Rosales (2015), las aulas representan el lugar por
excelencia de acogida del niño en el centro educativo. Así que juegan un
papel decisivo en el proceso de inclusión puesto que se constituyen en
comunidades que dan la bienvenida a la diversidad, honrando y respetando
las diferencias.
Recordemos las principales características de un aula inclusiva (siguiendo
a Stainback y Stainback, citados en Rosales, 2015):
Filosofía del aula
Las aulas inclusivas asumen una filosofía bajo la cual todos los niños
pertenecen y pueden aprender en el aula ordinaria, al valorarse en ella la
diversidad; postula que la diversidad fortalece a la clase y ofrece a todos
sus miembros mayores oportunidades de aprendizaje. Desde este
presupuesto, considera que la escuela deba valorar las diferencias como
una buena oportunidad para la mejora del aprendizaje.
Reglas en el aula
Dentro de las reglas de un aula inclusiva los derechos de cada miembro son
intencionalmente comunicadas, por ejemplo, en la pared de una clase
inclusiva podemos encontrar un poste con la siguiente regla: “tengo el
derecho a aprender de acuerdo a mi propia capacidad. Esto significa que
nadie me insultara por mi forma de aprender”. Otra regla es “tengo el
derecho de ser yo mismo en esta habitación. Esto significa que nadie me
tratará injustamente por mi color, por ser gordo o delgado, alto o bajo,
chico o chica, o por mi apariencia”. Estas reglas deberían reflejar la
filosofía de un trato justo e igualitario y un respeto mutuo entre los
alumnos, además de entre otros miembros de la escuela y la comunidad.
Instrucción acorde con las características del alumno.
En las aulas inclusivas, se proporciona apoyo a los alumnos para ayudarles
a conseguir con éxito los objetivos del currículo apropiado. No se espera
que los estudiantes consigan un currículo de aula predefinido y estándar
que no tenga en cuenta la diversidad en sus características y necesidades.
El currículo de educación general se ajusta y/o expande, cuando es
necesario, para satisfacer sus necesidades.
Apoyo dentro del aula ordinaria
, Los servicios y la ayuda se proporcionan en un marco educativo general e
integrado para los estudiantes en aulas inclusivas. Si un estudiante
necesita ciertos tipos de modificaciones instructivas, o técnicas
especializadas para tener éxito educativo o socialmente, estas se
proporcionan en el aula de educación general. Esto significa que en vez de
llevar al alumno al servicio de apoyo, este es traído a él. La atención se
centra en determinar los modos en que los estudiantes pueden obtener sus
necesidades educativas dentro de los marcos normales y naturales
existentes.
Por ello, las aulas inclusivas se caracterizan por abordar abiertamente el
tema de los prejuicios y los estereotipos que lleven a la exclusión de
determinados miembros de la clase y por enfatizar mucho más lo común
más que lo diferente de esta forma, trata de que las capacidades de cada
uno de sus miembros, sean las que fueren, sean apreciadas y apoyadas.
Rosales (2015) nos recuerda que el papel del profesorado es fundamental
en este sentido, ya que es el responsable de que todos los alumnos se
sientan reconocidos e incluidos totalmente en la vida de las mismas. A su
vez, es el responsable de crear un clima social, a través de su actitud y
sistema de valores, que favorezca el respeto a las diferencias.
En esta línea autores como Holzschuher (2012) añaden que en el momento
de organizar la clase, los docentes tomamos una serie de decisiones en
relación con la distribución del tiempo en la explicación de los contenidos,
organización del alumnado (espacial), en la elección de actividades a
desarrollar, si se trabajará de forma individual o en grupo… El conjunto de
estas decisiones configuran una determinada estructura de aprendizaje,
que no varía únicamente entre un profesor y otro sino, incluso, entre un
mismo profesor, según las características del grupo de alumnos/as.
Holzschuher (2012) explica que, al planificar la inclusión, tendremos que
efectuar las siguientes operaciones:
1. Adaptar el currículo para definir las metas y objetivos de las
adaptaciones curriculares de los alumnos y alumnas
2. Crear un entorno físico adecuado para satisfacer las necesidades de
todos los estudiantes
3. Cambiar la forma de prestar los servicios docentes (vídeo y audio, en
vez de lectura) y la respuesta de los alumnos (dibujar y hablar, en
vez de escribir)
4. Diseñar agrupamientos flexibles para acomodar diferentes
actividades y asumir diversos estilos de aprendizaje
5. Pedir a los profesores de apoyo, tutores, padres, voluntarios de la
comunidad o compañeros que ayuden a los alumnos y alumnas con
tareas o trabajos concretos
Desde luego, no basta con llamar al aula “inclusiva” para que realmente lo
sea. No es una cuestión de nombre, sino de lo que ocurre dentro de ella.