TEMA 1
SOCIEDADES PREINDUSTRIALES
El origen de la humanidad se data hace aproximadamente 200.000 años en el suroeste de la actual Etiopía.
Durante miles de años, la principal preocupación de los humanos fue sobrevivir.
El gráfico 1.1 ilustra la evolución del PIB per cápita y la población mundial durante la era común (EC).
El PIB per cápita o por habitante es un indicador habitual para valorar el bienestar económico en el largo plazo.
Revela cómo ha cambiado la capacidad o poder adquisitivo desde el año 1 hasta 2010. En el gráfico 1.1 se pueden
distinguir dos épocas claramente diferenciadas y un periodo de transición. Por un lado, un dilatado período
caracterizado por el estancamiento o por un lento crecimiento del PIB per cápita y de la población mundial. Por
otro, una época marcada por el rápido progreso tanto económico como demográfico. Entre ambas, un periodo de
transición durante el cual la población mundial creció más que el PIB per cápita.
Desde la segunda mitad del siglo XIX, el bienestar económico mejoró sustancialmente. Además, este
progreso económico vino acompañado por un boom demográfico. No obstante, el progreso económico ha sido
muy desigual geográficamente. Esta divergencia es uno de los fenómenos económicos más estudiados, y se conoce
popularmente como la Gran Divergencia. En Europa, los Offshoots y Japón el bienestar económico es hoy mayor
que en el resto de los países y muy superior al de aquellos, localizados fundamentalmente en África, que ocupan
las últimas posiciones en PIB por habitante. La República de Corea, Singapur, Taiwán, junto con algunos países
exportadores de petróleo, son la excepción.
1. La época preindustrial
El periodo de transición entre la caza-recolección y la agricultura-ganadería, se conoce como Revolución
Neolítica - la nueva (‘neo-‘) Edad de Piedra (‘-lithos’). La Revolución Neolítica fue uno de los episodios históricos
más importantes porque permitió incrementar la producción de alimentos y así abastecer a grandes poblaciones.
Esta primera gran divergencia no fue exclusivamente demográfica. La experimentación con plantas y
animales alteró su genética. El consumo de carne, huevos y leche y el contacto diario con animales estabulados
también transformó la genética humana. Las enfermedades transmitidas por los animales, el progreso demográfico
y la mayor concentración de personas dieron lugar a las primeras epidemias.
Estas primeras civilizaciones se ubicaron cerca de ríos. El excedente resultante era almacenado en
graneros y silos. En este sentido, las grandes civilizaciones fueron habitualmente sustentadas por un cereal (trigo,
arroz, maíz). El almacenamiento permitía afrontar algún año de mala cosecha, fuera por sequías o guerras. Las
tareas diferentes por los miembros de una comunidad o sociedad dieron lugar a una diferenciación social y, por
tanto, una primera especialización productiva. En este contexto, la industria y el comercio florecieron. La división
social del trabajo trajo consigo una estratificación social que, a su vez, vino acompañada por una jerarquización
,de la sociedad. Pero ninguna civilización fue eterna. El auge fue seguido por guerras, hambrunas o epidemias.
La caída de estas grandes civilizaciones frenó entrado el siglo XVIII.
LA TRAMPA MALTUSIANA
Malthus relacionaba el lento progreso demográfico con la incapacidad de una economía para abastecer
de alimentos a su población. Las sociedades preindustriales estaban atrapadas en una trampa maltusiana. Según
dicho estudio demostró que cuando la demanda de alimentos aumenta, como resultado del progreso económico
y demográfico, la necesidad de aumentar la oferta exige mejorar el rendimiento por hectárea cultivada o cultivar
nuevas tierras y se necesitan unos avances tecnológicos.
En ausencia de estos avances tecnológicos, la única manera de aumentar la producción es el cultivo
extensivo, es decir, cultivar más tierra y/o emplear más trabajadores. El cultivo de nuevas tierras, habitualmente
tierras menos fértiles, puede mermar (disminuir) la productividad por hectárea. Igualmente, el aumento del
número de trabajadores puede reducir la productividad por trabajador. Estos rendimientos decrecientes impiden
que la oferta de alimentos crezca tanto como la población. Cuando la población es mayor que la capacidad de
producir alimentos, la sociedad ha alcanzado su techo maltusiano.
En estas circunstancias, cuando la demanda de alimentos crece en mayor proporción que la oferta, es
decir, cuando una sociedad se aproxima al techo maltusiano, la presión alcista de los precios de los alimentos
reduce el poder adquisitivo y, consecuentemente, el bienestar económico. Malthus advirtió que cuando los
ingresos caen por debajo del nivel de subsistencia, la población puede regularse mediante frenos preventivos que
están asociados con una reducción voluntaria de la natalidad.
Finalmente, el círculo se completa cuando la oferta de alimentos crece en mayor proporción que la
demanda, la disminución de los precios conlleva un aumento del poder adquisitivo, mejoras nutricionales, y una
diversificación del consumo de manera que los frenos maltusianos se debilitan y la población vuelve a crecer.
La trampa maltusiana, por tanto, es un mecanismo que imposibilita que tanto bienestar económico
como población aumenten simultáneamente en el largo plazo. Las sociedades preindustriales estaban
estancadas en la trampa maltusiana. Tras la Revolución Industrial, el progreso económico y demográfico ocurrió
de manera continua y sostenida en algunos países, que pudieron escapar de la trampa maltusiana.
Conceptos importantes:
• Tasa (bruta) de natalidad = número de nacidos por cada mil personas al año. Puede variar mucho entre
sociedades. El máximo biológico ronda el 60 por mil. Algunos países de África aún rondan el 55 por mil. La
Inglaterra preindustrial consiguió mantenerse por debajo de 30 por mil. La tasa de natalidad de cada sociedad
aumenta cuando aumentan los niveles materiales de vida.
• Tasa (bruta) de mortalidad = número de fallecidos por cada mil personas al año. En una población
EW546O3estacionaria, esperanza de vida = 1/tasa de mortalidad. Por tanto, también = 1/tasa de natalidad.
La tasa de mortalidad decrece al aumentar los niveles materiales de vida
• Estándares materiales de vida = cantidad de bienes y servicios consumidos en una sociedad. Para la
mayor parte de la historia, consistieron principalmente en comida, vestido y hogar. Son comparables en el tiempo.
Los niveles materiales de vida caen cuando la población aumenta.
,
, La presión demográfica estimuló el cultivo intensivo y, consecuentemente, la innovación tecnológica.
Además, la construcción de grandes infraestructuras como acequias, canales, carreteras, puentes o puertos,
orientadas a mejorar la agricultura, el transporte y el comercio demandaba una gran cantidad de trabajadores y un
elevado grado de organización social. De esta manera, el progreso tecnológico estuvo ligado al progreso
demográfico.
En 525 AEC, el imperio Persa conquistaba Egipto. El imperio persa comprendía Mesopotamia, Turquía
y Egipto. La expansión persa, que había sido iniciada con el rey Ciro ‘el Grande’, fue contenida en Europa por las
ciudades-estado griegas. Alejandro III (‘Alejandro Magno’), rey de Macedonia, derrota a los persas y helenizaba
Oriente Medio y Egipto. La conquista militar macedonia vino acompañada de la fundación de ciudades y de la
apertura de rutas comerciales. Estas rutas se ampliaron por toda Asia tras el auge del Imperio Romano y el Imperio
de China (gracias a la Gran Muralla China) - la ruta de la seda.
En Europa y el norte de África, la caída del imperio Romano de Occidente en el año 476 y las grandes
migraciones de Anglos, Francos, Godos, Hunos, Ostrogodos, Sajones, Vándalos o Visigodos provocaron una
extraordinaria fragmentación política. La coronación de Carlomagno como emperador del Sacro Imperio Romano
fue uno de los primeros pasos. Las cruzadas tenían como objetivo la conquista de Jerusalén para estimular la
actividad comercial (llegaron productos como arroz, naranja, seda, azúcar, brújula, papel, pimienta). Esta
expansión comercial fue aprovechada por algunas ciudades-estado como Génova y Venecia.
Esta primera expansión comercial fue interrumpida por una gran epidemia, la Peste Negra (1346-1353).
En 1346, la colonia genovesa de Caffa documentaba un caso de peste bubónica. La peste se propagó rápidamente
tanto en Europa como Asia a través de las rutas comerciales. Europa falleció casi un tercio de la población. La
Peste Negra debilitó las estructuras económicas y sociales. La extrema mortalidad provocó una gran escasez de
mano de obra. Por esto, el bienestar económico de los que sobrevivieron mejoró. Las rentas obtenidas del trabajo
o salarios aumentaron y algunos trabajadores se convirtieron en propietarios. Las rentas obtenidas de la tierra
disminuyeron. El comercio se intensificó de nuevo a partir del siglo XV.
En Occidente, la caída de Constantinopla en 1453 marcó el auge Otomano y el declive de Bizancio. La
expansión otomana también debilitó la posición que Venecia y otros Estados europeos disfrutaban en el
Mediterráneo. El imperio Otomano se extendió primero por Oriente Medio y después por la península arábiga. El
avance otomano fue finalmente frenado por una coalición de Estados europeos coordinados bajo el Sacro Imperio
Romano. La presencia otomana en el Mediterráneo oriental estimuló el comercio atlántico.
En 1492, Cristóbal Colón llegaba al nuevo mundo y unos pocos años más tarde Vasco da Gama descubría
la ruta marítima a la India bordeando África a través del cabo de Buena Esperanza. El descubrimiento de
América y la apertura de la ruta marítima a la India dieron lugar a la era de los descubrimientos y a una
expansión comercial durante los siglos XVI y XVII. El descubrimiento de América permitió colonizar nuevas
tierras, extraer recursos minerales como plata y oro, e introducir en Europa y Asia, entre otros, la patata, la batata,
el tomate o el maíz. La abundancia de tierra fértil en el nuevo mundo junto con la escasez de mano de obra y la
creciente demanda de azúcar, algodón, café y tabaco estimuló el desarrollo de plantaciones y, en consecuencia, el
comercio de esclavos. La plata americana facilitó el comercio entre Occidente y Oriente.
Con la apertura de la ruta marítima a la India por el cabo de Buena Esperanza, el comercio de la pimienta
y otras especias, azúcar, porcelana, té, y tejidos de algodón y seda, se intensificó. El volumen del comercio
mundial aumentó dando lugar a un primer impulso globalizador y las primeras grandes compañías de comercio.
En resumen, la expansión comercial de los siglos XVI y XVII permitió una mayor acumulación de capital y
estimuló una profunda transformación del marco institucional. El liderazgo comercial de los Países Bajos y Gran
Bretaña precedió la Revolución Industrial. Por tanto, cabe destacar que la actual economía mundial se cimentó
durante la época preindustrial.
2. La formación del mercado de tierra
Feudalismo – época que abarcara desde la caída de Roma (476 - transición del Alto al Bajo Imperio)
hasta la segunda mitad del siglo XV. Según su significado económico, se identifica como un régimen de
prestaciones y de explotación agraria. El feudalismo ha quedado asociado al desmoronamiento paulatino del
Imperio romano. Hasta entonces, la economía imperial romana se había fundamentado en la imposición militar
de un régimen tributario en un creciente territorio conquistado. El control férreo de las rutas comerciales
mediterráneas aseguraba el suministro alimentario de la capital. Las tierras anexionadas se transformaban en