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Implicancias del juego como función de representación en la conformación de
la personalidad y la subjetividad infantil:
Annoni, G. – La función del jugar:
La función de jugar forma parte del proceso de desarrollo del sujeto y es la única
actividad propia de la infancia que ocupa todos los ciclos vitales de la existencia humana. Esta
función ocupa un lugar importante en la psicología donde se concluyó que el jugar era una
consecuencia de la acumulación de energía; luego se pasó a considerarlo una imitación, pero
Wundt avanzó tratando de explicarla como un “desenvolvimiento de los instintos y aprendizaje
de la vida”.
El jugar aparece adscrito al quehacer social-laboral, como una “imitación” de la vida de
los adultos con objetos y materiales que formaban el mundo cotidiano. En la antigua Grecia se
formaba al niño para formar parte de la vida de la ciudad y no se contemplaba a la infancia
como tal porque las edades de la vida estaban divididas según se estuviera en paz o en guerra.
En el imperio romano, hasta no alcanzar la etapa de padre, todo hijo estaba supeditado a su
padre. El siglo XX es considerado el siglo del niño pues da lugar a las distintas especialidades
en distintos recursos que se ocupan de él con exclusividad.
Una de las observaciones más completas de la evolutiva infantil dentro de la psicología es
sobre el jugar. Los primeros estadios de la inteligencia humana para Piaget se pueden identificar
a través de la primera etapa del juego. Desde el psicoanálisis, en el comienzo del primer
semestre, el bebé comienza a “jugar” a esconder cosas; inició guiado por el “Principio del
placer” de tocar el propio cuerpo y lo repite si tiene respuestas de otro semejante. El jugar es
una guía para seguir los tiempos de la constitución subjetiva de un niño y la función más
importante del jugar se cumple en el desarrollo del proceso de la simbolización. La posibilidad
de creación que hace el niño sano cada vez que inventa un juego y lo repite no está dando datos
de su constitución subjetiva y de su posibilidad de adaptarse a nuevas situaciones, además de
darnos datos sobre su capacidad intelectual.
Diversos autores intentaron dar una serie de etapas a lo largo de la infancia:
1era etapa: Juegos con el cuerpo o solitarios que corresponden a la etapa
sensorio motriz sobre la base de reflejos. (Primeros meses de vida)
2da etapa: Sigue objetos en movimiento, “está/no está”. Hasta los seis meses no
se concibe separado de la identificación con los objetos.
3ra etapa: Juega con juguetes y se inicia la formación del símbolo.
(Aproximadamente desde los 10 meses)
4ta etapa: Agrega el símbolo y la ficción como elementos estructurales del jugar.
Representan con gestos realidades que no están en ese momento en su campo
perceptivo. Es la etapa típica del juego paralelo donde necesita de otros niños
para jugar, pero no interactúa con ellos. (Desde los 2 a los 6 años
aproximadamente)
Juego reglado: A partir de los 5 años es capaz de interactuar de manera efectiva
con otros por lo que comienzan los juegos reglados simples, pero no duran
mucho tiempo en la concentración del mismo y en la observación continua de las
reglas del juego o sosteniendo el mismo rol.
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, Juegos reglados propiamente dichos y deportes con torneos: desde el sexto
año es capaz de respetar reglas y consignas adecuadas a su edad. Comienza el
“juego reglado”. Permite el entrecruzamiento del lazo social con otros, la
identificación con lo que le pasa al otro, y la capacidad de identificarse con él lo
que le permite el trabajo en equipo y la construcción de obras. Pasa a estar apto
para formar parte de las instituciones sociales.
Valongo, W. /Walter, G. – Evolución y características del juego:
El juego es un factor indispensable para el desarrollo intelectual, motor y afectivo del
niño. En el recién nacido, el juego consiste en repetir movimientos para experimentar
nuevamente una sensación de goce. A los cinco o seis meses comienza a jugar con objetos y con
su cuerpo. A los dieciocho meses desarrolla un juego que consiste en arrastrar juguetes con
rueditas que simbolizan la necesidad de exploración, pero también la de protección. A los dos
años es capaz de realizar un juego imitativo. Entre los dos y los tres años el juego es solitario,
pero comienza a mirar a los otros chicos y la actividad es poco organizada. A los tres y cuatro
años, se aventura a salir al mundo y a separarse por períodos cortos de los padres, pudiendo
crear amistades y crear vínculos con personas fuera de la familia; despierta curiosidad por sus
genitales y juegan con ellos; aparece el cuento y ve dibujitos porque son imágenes cambiantes
que puede manejar. A los cinco se empieza a tener conciencia de la existencia diferenciada y
complementaria del compañero, en cuanto al juego y la división de roles, y la necesidad de
entenderse con el compañero promueve un período de correlación entre juego y lenguaje; esta
posibilidad de reconocer el exterior contribuye a la formación de la capacidad intelectual.
A los cinco o seis años ya juega con palabras y números, comienzan los juegos de
competencias grupales, se van haciendo más seguros de sí mismos. A los siete u ocho, juega
casi siempre con otros, pero a veces quiere estar solo y le gusta coleccionar, las adivinanzas, los
chistes, las bromas. A los nueve o diez continúan los juegos de equipo, de mesa, el placer de
coleccionar y comienzan los juegos en las computadoras. A los once es una edad donde quiere
más independencia. De los doce a los catorce casi no tienen tiempo para jugar, cambian el jugar
con objetos por el jugar con palabras e ideas.
El movimiento en el niño desde la perspectiva biológica:
Castelli, B. /Zilli, M. A. – El niño y la actividad física en la etapa de la niñez y la
adolescencia:
A medida que el SNC va madurando, va integrando funciones superiores hasta que se
completan con el total crecimiento del sistema nervioso a los 6 años. Simultáneamente al
crecimiento y desarrollo del sistema nervioso, los aparatos osteomioarticular,
cardiorrespiratorio, digestivo y renal tienen un acelerado crecimiento en los primeros años de
vida, una meseta en la etapa preescolar y escolar y un pico de aceleración en la pubertad. Las
capacidades coordinativas son la base para el desarrollo de las “habilidades motoras”. Durante
el segundo año de vida, se adquiere la capacidad de marcha y la de manipular objetos. En el
preescolar, se observa cómo se afinan las habilidades motoras. En la etapa escolar se aumenta la
destreza.
La flexibilidad debe entrenarse desde el preescolar, pero entre los 6 a los 8 años se vuelve
posible adquirir la flexibilidad que se tendrá a lo largo de la vida. Disminuye durante el pico
máximo de la velocidad de crecimiento puberal pero una vez pasada la pubertad se tiene que
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, seguir entrenando para mantenerla o mejorarla. La fuerza evoluciona y se incrementa con la
edad. Hasta la pubertad la evolución es similar en ambos sexos, pero luego aumenta
considerablemente en los varones por la testosterona. Hasta los cuatro años, los niños no se
encuentran aptos para el trabajo físico prolongado porque la escasa coordinación neuromuscular
genera dispersión de la energía y aparición precoz de la fatiga muscular. El período ideal para el
mayor desarrollo de la capacidad aeróbica es de los 9 a 10 años. La edad ideal para el desarrollo
de la capacidad anaeróbica es en la primera fase del desarrollo puberal con las bases aeróbicas
ya estructuradas.
Conceptos de modos de producción y reproducción social:
Brandolin, D. – Notas sobre el concepto de reproducción social:
Los conceptos de producción y reproducción social surgen de la tradición marxista, que
ubica las relaciones de producción material en un lugar determinante en el conjunto de
relaciones sociales en la sociedad capitalista. Los modos de producción son el conjunto de las
fuerzas productivas y las relaciones que las personas de una determinada sociedad establecen
entre sí para producir los bienes necesarios para su desarrollo y fueron variando a lo largo de la
historia según el tiempo y el lugar del mundo.
El modo de producción esclavista fue el componente esencial de la formación económico
– social de las civilizaciones griega y romana. Existía desde antes, pero acá los esclavos serían
despojados de todo rasgo de libertad personal y se convertirían en propiedad de sus dueños para
ser utilizados en tareas de producción. No tenían que ser retribuidos, no podían poseer bienes
materiales y era responsabilidad del amo la reproducción de la fuerza de trabajo al alimentarlos,
cuidarlos e incentivarlos a la reproducción biológica. La provisión de esclavos se daba por la
captura de personas que vivían en terrenos conquistados por lo que la expansión imperial era
necesaria para mantener este modo de producción. La crisis del expansionismo militar e
imperial sentaron las bases para la caída del modo esclavista como hegemónico y en occidente
se fue instalando el feudalismo.
El feudo era una porción de territorio cuyo propietario era un miembro de la nobleza y se
lo llamaba señor feudal. En estas tierras eran aceptadas una cantidad de personas, los siervos,
que a través de un contrato estipulado entregaban parte de la producción que obtenían por
trabajar esas tierras al señor en concepto de arrendamiento de las mismas y a cambio de
protección militar. En la mayoría de los casos, el señor feudal era leal a un rey, contribuyendo a
la corona con impuestos y bienes en una relación de vasallaje. El status económico y la
autoridad estaban asociados a la tenencia de tierras y, si bien señor y siervo eran libres, el señor
feudal imponía muchas veces condiciones abusivas justificado por el intercambio de brindar
protección por el trabajo y sumisión de parte del siervo. Los adelantos técnicos incrementaron
las actividades comerciales lo que produjo que las ciudades abrieran sus puertas a las
actividades económicas, los señores feudales comenzaron a ver decaer su cuota de poder. La
economía experimentó una monetización donde se vieron beneficiados los comerciantes, hasta
convertirse en una clase social, la burguesía, y con ella se pasó gradualmente al capitalismo.
El capitalismo es el sistema económico que sustenta la producción de bienes y servicios
en la propiedad privada y la libertad económica. En él, los individuos y las empresas llevan a
cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios en forma libre con el propósito de
beneficiarse mutuamente. La distribución, producción y precios son determinados por el libre
mercado. El obrero le vende su fuerza de trabajo al capitalista a cambio de un salario, pero es
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