MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
El siglo XX fue una época de cambios constantes donde se desarrollan dos tendencias artísticas y
literarias: a la vanguardia y al compromiso, de donde nacen dos movimientos complementarios, el
Modernismo y la Generación del 98.
El Modernismo fue un movimiento literario que buscaba evadirse de la realidad. Implicó la ruptura
con la estética vigente y el rechazo a la vulgaridad del ambiente burgués.
Es un movimiento que mezcla cuatro corrientes estéticas, tres de ellas francesas, son: el
parnasianismo, impulsado por Téophil Gautier; el simbolismo, originado por Baudelaire; el
Impresionismo, movimiento pictórico de Monet; y la Tradición Española, con los tonos intimistas de
Bécquer y Rosalía de Castro.
Surgió en 1888, fuera de España con la obra Azul de Rubén Darío, quien influyó en los autores
españoles al viajar a España en 1882, como Manuel Machado y su obra Alma.
El movimiento huye del Realismo del XIX. Sus temas son: el gusto por lo irracional, mortecino y
decadente; la sensación de tedio y malestar general; y el deseo de escapar de su realidad tendiendo al
cosmopolitismo parisino, su bohemia y la evasión a otros mundos.
Los autores modernistas, además de Manuel Machado, son: Antonio Machado, siendo su primera
etapa modernista publicó Soledades, galerías y otros poemas, recurrió a temas del paso del tiempo, nostalgia
y falta de amor con una visión simbólica de la realidad. Publicó Campos de Castilla y Nuevas canciones en sus
dos últimas etapas; Juan Ramón Jiménez, impulsó el modernismo en su etapa sensitiva, publicó el Diario
de un poeta recién casado, expresando amor y tristeza con versos neorrománticos e intimistas, y la elegía
Platero y yo. Murió exiliado y recibió un Nobel por renovar la lírica contemporánea española; Valle-Inclán
fue el autor de prosa más importante con Las Sonatas donde creó un modernismo brillante y visual.
El Modernismo se caracteriza por el manejo del lenguaje mediante: el parnasianismo, que busca el
arte por el arte; el simbolismo, que usa la musicalidad y la sugerencia con figuras retóricas; y el
impresionismo, con el uso de color y luz. Embellece las obras con léxico muy rico: versos alejandrinos y
libres, rescate del soneto y estrofas de lírica popular (romances, coplas).
La Generación del 98 fueron un grupo de escritores con ideología parecida, no buscan huir de la
sociedad, si no que se preocupan por la crisis española.
Su influencia son los clásicos españoles (el Cid, Berceo, Fray Luis, Quevedo, Cervantes, Larra) y los
Regeneracionistas (buscan regenerar España), como Joaquín Costa y Ángel Gavinet.
Viven dos etapas, hasta 1904 buscan curar España de sus males, a partir de 1905 se desengañan y
creen que cualquier cambio es imposible.
Tienen tres temas principales: la filosofía irracionalista, impulsada por Nietzche, donde se preguntan
por el sentido de su existencia, la religión y Dios; la crítica a la decadencia del país y la falta de un cambio
ideológico y educativo, Castilla será el reflejo; y la Intrahistoria, nombrada por Unamuno, defiende que la
historia de España la hacen las personas anónimas y no los personajes conocidos.
Sus características son: la renovación del lenguaje (sobrio, sencillo, natural); el uso de la novela y el
ensayo; y la prosa y la poesía como iguales expresiones de la subjetividad.
Los autores fueron: Unamuno con la angustia existencial en sus ‘nivolas’, como en Niebla; Valle-Inclán
reflejando el abuso de poder en Tirano Banderas; Pío Baroja con personajes inconformistas y aventureros en
El árbol de la ciencia; o Antonio Machado con Campos de Castilla. También fueron significativos Azorín, Ángel
Ganivet o Maeztu, con un estilo sobrio y tradicional.
En conclusión, el Modernismo y la Generación del 98 fueron dos corrientes coetáneas que
denunciaron la mediocridad de la sociedad sin renunciar a la belleza del arte.