Karina Moctezuma Angeles
Reporte 1.
Desde la prehistoria que existe el término “administración” solo que, desde lo empírico, con
los primitivos que actuaban en conjunto para cazar, recolectar y liderar puesto que su objetivo
era sobrevivir. Posteriormente se transmitió a las civilizaciones antiguas como los feudales,
egipcios, griegos, judíos y romanos quienes a través sus jerarquizaciones de clases sociales
dentro de las instituciones básicas (la familia, la religión, educación, trabajo y gobierno)
organizaban la división del trabajo centrada específicamente en el esclavismo, otorgando
diversas funciones y tareas a los miembros de los pueblos para cubrir la productividad de la
propiedad privada y mejoras en su calidad de vida.
También civilizaciones o culturas como los mayas, aztecas, olmecas e incas tenían su propia
organización en las cuales se basaban para suministrar el comercio, la autoridad y cubrir sus
necesidades, protección del hogar y el territorio. Sin embargo, con el paso del tiempo el
sentido de pertenencia se perdió, y como consecuencia debieron modificarse las estructuras
para el cumplimiento de objetivos y una readaptación organizacional.
Fue durante el periodo de la revolución Industrial que hubo un trasfondo y la administración
era vista desde una perspectiva económica, dándole grandes beneficios a las empresas por el
avance de la tecnología y la maquinaria, destacando entre ellas la máquina de vapor, hiladora
mecánica y el barco de vapor, surgiendo sistemas de capitalización y comercialización, y
como resultado el individualismo era más visible, ganando solamente la clase alta, esto no
era bueno para los artesanos, campesinos y el pueblo en general, ya que volvía a propiciarse
el esclavismo mediante las altas jornadas de trabajo, bajos salarios y la explotación excesiva
del capital humano; perdiéndose de vista la meta principal que era la calidad de vida y el
bien común; por lo que a raíz de estas injusticias pensadores Adam Smith y Robert Owen
actuaron en beneficio de los trabajadores, haciendo hincapié en la distribución equitativa de
la riqueza, lográndose una legislación social y del trabajo, así como las doctrinas económicas
mercantilismo y liberalismo, donde se consideraba la oferta y la demanda para garantizar
ganancias favorables entre quienes participaran en estos intercambios, siendo emprendedores
del crecimiento económico.
A través del auge industrial y las teorías de diversos pensadores clásicos se dio paso al
nacimiento de la administración moderna en el siglo XX, dándole un enfoque científico
teniendo como precursores a Frederick Taylor y Henri Fayol los cuales centraron sus
propuestas en las cualidades físicas y sociales de los trabajadores, que favorecieran a la
eficiencia y eficacia de la productividad; estos acontecimientos permitieron la evolución
definitiva de la “administración” denominándola ciencia y profesión por contar con
metodología y sustento teórico, y que ya no solamente se realice de forma empírica, sino
objetiva para alcanzar “metas” siguiendo una serie de pasos (observación, hipótesis,
experimentación y comprobación) con los que se obtengan resultados favorables.
Hoy en día la administración se define como el proceso de planear, organizar, dirigir y
controlar para lograr objetivos organizacionales preestablecidos (Castro y Kast),
integrándose las disciplinas conductuales a este proceso administrativo como la psicología,
sociología, informática y el derecho.
Es importante reconocer la administración va más allá de lo científico, porque la utilizamos
cada día en nuestras vidas de forma directa o indirecta, ya sea al realizar una comida, eventos
o proyectos personales, esto nos hace reflexionar sobre su funcionalidad y lo importante de
la planeación, organización, control y supervisión de cada una de nuestras actividades para
que lo que deseemos realizar genere una alta eficiencia.
1Hernández y Rodrguez , S. (2006). Introducción a la Administración (4 ed.).