5.1 LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA
GUERRA.
En 1789, al inicio de la revolución francesa sube al trono Carlos IV, que nombró varios secretarios de
estado: Floridablanca, que establece un cordón sanitario a Francia; el Conde de Aranda, que lleva a cabo
una política de apaciguamiento y por último, Godoy, un joven que logra una buena posición social al ser
nombrado Duque de Alcudia. Godoy trata de negociar con los franceses, pero la ejecución de Luis XVI lleva
a un conflicto contra los revolucionarios, marcado por las derrotas españolas y la impopularidad de Godoy.
Tras ello firma la Paz de Basilea, que le valió el título de Príncipe de la Paz y por la que Francia devolvía los
territorios españoles ocupados a cambio de Haití. Con la firma del Tratado de San Ildefonso se regresa a la
alianza tradicional entre Francia y España, para aprovechar la superioridad de la Armada española para
completar el Bloqueo Continental contra Inglaterra, pero desembocó en continuas derrotas, en la pérdida
de Menorca y en la destitución de Godoy, dando paso a los breves gobiernos de Urquijo y Saavedra. Tras
unos años, vuelve al poder apoyado por Napoleón, y con un segundo Tratado de San Ildefonso, España
cedía La Luisiana a Francia por los intereses personales de los reyes y de Godoy. Napoleón obliga a España a
iniciar la guerra con Portugal (Guerra de las naranjas), de la que salen victoriosos completando el Bloqueo
Continental. Napoleón vuelve a necesitar hacer uso de la Armada para su guerra contra Inglaterra, que
terminó con la derrota en Trafalgar (Cádiz) y que supuso el fin de la Armada española como potencia naval.
En 1807 España, por el Tratado de Fontainebleau, concedió el derecho de paso de 28.000 soldados
franceses para invadir Portugal, a cambio de dividir y repartir los territorios vecinos con los reyes y Godoy.
En ese momento se descubre una conjura contra Carlos IV y Godoy por parte de Fernando y sus seguidores,
aunque el heredero es absuelto y obtiene el apoyo del pueblo. Ante el aumento de soldados franceses y la
intención de invadir España se empieza a planear en Aranjuez la huida de la familia real a América, pero
aprovechando las circunstancias Fernando organiza un motín popular (Motín de Aranjuez, 1808), que
acaba con la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. En esta situación Murat (jefe de las tropas
francesas), para ganarse el favor de Napoleón, trata de convencer al nuevo rey de que se subordinara al
emperador francés y al rey emérito de que declarará como ilegal su abdicación. Fernando VII decide ir a
Bayona a recibir a Napoleón para ser reconocido como rey, sin embargo el emperador francés quería
implantar una nueva dinastía (José I). Esta situación desembocó en la devolución de la corona a Carlos IV, y
en la cesión de los derechos de este último a Napoleón. Al ver esto, Fernando VII pide a la Junta de
Gobierno declarar la guerra a Francia y al Consejo de Catilla convocar nuevas Cortes. Al tiempo, comienza
la sublevación de Madrid (2 de mayo 1808) con el objetivo de proteger al infante Francisco de Paula, y en
la que destacaron Daoiz y Velarde, dos capitanes españoles que entregaron armas al pueblo madrileño tras
atrincherarse en el cuartel de Monteleón. La revuelta acabo con el fusilamiento de rebeldes (3 de mayo), lo
que aumentó la ira de la población. Por ello, Fernando VII renuncia al trono y a sus derechos como Príncipe
de Asturias (Abdicaciones de Bayona). Ante esto, el Consejo de Castilla decide convocar Cortes
afrancesadas aceptando el poder francés, sin embargo en Móstoles se redactaba el Bando de Pérez
Villaamil, que incitaba al pueblo a luchar como en Madrid.
La Guerra de la Independencia comienza con la declaración de guerra de la Junta Suprema tras la
sublevación de Oviedo (9 de mayo). Los franceses salen en un primer momento, victoriosos en Medina de
Rioseco, pero más importante es la rendición de Dupont en Bailén (19 julio 1908), que causa el repliegue
francés hacia el Ebro, con el levantamiento del sitio de Zaragoza y la huida de Madrid de José I. Esta
primera fase acaba con las tropas francesas replegadas en el País Vasco. En la segunda fase Napoleón toma
el control de la guerra con un cuartel general en Vitoria, logrando tomar de nuevo Madrid. Sin embargo, la
situación de los franceses era delicada, estando continuamente hostigados por las guerrillas españolas en
las que destacaron algunos jefes como Espoz y Mina y El Empecinado. La tercera fase se caracteriza por el
dominio francés de toda la península a excepción de Cádiz. Durante la cuarta fase, el desembarco de
Wellington en Portugal y el envío de tropas francesas a luchar en Rusia propiciaron la conquista de Ciudad
Rodrigo y Badajoz y el avance hacia Madrid, haciendo que José I abandonara la capital otra vez para
establecerse en Valencia, y el repliegue de las tropas francesas hasta los Pirineos y posteriormente hasta
Toulouse.
La guerra dejó un país arrasado, con cerca de 500.000 víctimas y cerca de 15.000 afrancesados exiliados.
Supuso el expolio y destrucción del patrimonio artístico, especialmente en Salamanca y León. Se