Resumen del libro El principito
A LEON WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Pero
tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los
libros para niños. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar
este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor.
Cuando era niño
I
Mi dibujo número 1 era de esta manera:
Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba
miedo.
Mi dibujo no representaba un sombrero. Dibujé entonces el interior de la serpiente
boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Mi dibujo número 2 era
así:
Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya
fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y
la gramática. Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es
muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.
Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha
mejorado demasiado mi opinión sobre ellas.
Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido
a la experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre.
II
Viví así, solo, nadie con quien poder hablar verdaderamente, hasta cuando hace seis
años tuve una avería en el desierto de Sahara.
,Imagínense, pues, mi sorpresa cuando al amanecer me despertó una extraña vocecita
que decía:
-¡Píntame un cordero!
Las personas mayores me desanimaron de mi carrera de pintor a la edad de seis años y
no había aprendido a dibujar otra cosa que boas cerradas y boas abiertas.
No hay que olvidar que me encontraba a unas mil millas de distancia del lugar
habitado más próximo. Y ahora bien, el muchachito no me parecía ni perdido, ni
muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo. No tenía en absoluto la
apariencia de un niño perdido en el desierto, a mil millas de distancia del lugar
habitado más próximo.
-¡Por favor… píntame un cordero!
Por absurdo que aquello me pareciera, a mil millas de distancia de todo lugar habitado
y en peligro de muerte, saqué de mi bolsillo una hoja de papel y una pluma fuente.
Recordé que yo había estudiado especialmente geografía, historia, cálculo y gramática
y le dije al muchachito (ya un poco malhumorado), que no sabía dibujar.
- No importa - me respondió-, píntame un cordero!
Como nunca había dibujado un cordero, rehíce para él uno de los dos únicos dibujos
que yo era capaz de realizar: el de la serpiente boa cerrada.
La serpiente es muy peligrosa y el elefante ocupa mucho sitio.
Mi amigo sonrió dulcemente, con indulgencia.
Esto no es un cordero, es un carnero. Tiene Cuernos… Rehíce nuevamente mi dibujo:
fue rechazado igual que los anteriores.
,-Este es demasiado viejo. Quiero un cordero que viva mucho
tiempo.
Falto ya de paciencia y deseoso de comenzar a desmontar el motor, garrapateé
rápidamente este dibujo, se lo enseñé, y le agregué:
Con gran sorpresa mía el rostro de mi joven juez se iluminó:
¿Crees que sea necesario mucha hierba para este cordero?
-¿Por qué?
-Porque en mi tierra es todo tan pequeño… Se inclinó hacia el dibujo y exclamó:
III
El principito, que me hacía muchas preguntas, jamás parecía oír las mías. Así, cuando
distinguió por vez primera mi avión (no dibujaré mi avión, por tratarse de un dibujo
demasiado complicado para mí) me preguntó:
Es un avión, mi avión.
¿Has caído del cielo?
Y el principito lanzó una graciosa carcajada que me irritó mucho.
-Entonces ¿tú también vienes del cielo?
-¿Tú vienes, pues, de otro planeta?
Pero no me respondió; movía lentamente la cabeza mirando detenidamente mi avión.
, -Es cierto, que, encima de eso, no puedes venir de muy lejos…
Luego sacando de su bolsillo mi cordero se abismó en la contemplación de su tesoro.
¿Dónde quieres llevarte mi cordero?
Después de meditar silenciosamente me respondió:
-Lo bueno de la caja que me has dado es que por la noche le servirá de casa. Y si eres
bueno te daré también una cuerda y una estaca para atarlo durante el día.
Esta proposición pareció chocar al principito.
¡Qué idea más rara! -Si no lo atas, se irá quién sabe dónde y se perderá…
Mi amigo soltó una nueva carcajada.
-¿Y dónde quieres que vaya? Derecho camino adelante…
IV
Sabía muy bien que aparte de los grandes planetas como la Tierra, Júpiter, Marte,
Venus, a los cuales se les ha dado nombre, existen otros centenares de ellos tan
pequeños a veces, que es difícil distinguirlos aun con la ayuda del telescopio. Cuando
un astrónomo descubre uno de estos planetas, le da por nombre un número.
Tengo poderosas razones para creer que el planeta del cual venía el principito era el
asteroide B 612. Este asteroide ha sido visto sólo una vez con el telescopio en 1909,
por un astrónomo turco.
Las personas mayores son así. Felizmente para la reputación del asteroide B 612, un
dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de muerte, el vestido a la europea.