EL PROBLEMA DEL HOMBRE
Aristóteles aplica su teoría hilemórfica (en ella nos dice que toda sustancia primera está
constituida necesariamente por un compuesto de materia y forma) al ser humano. Para
Aristóteles el ser humano está compuesto de materia y forma, como cualquier otra sustancia.
El alma (psijé) es el principio que distingue lo viviente de lo no viviente. “Vivir es el modo de
ser de los vivientes”. Lo mismo que le hace vivir es lo que le hace ser lo que es.
El alma es causa y principio del cuerpo viviente y determina la forma específica de actualizarse
la materia de los seres vivos. El alma funciona como principio activo que posibilita la
potencialidad de los seres vivos para realizarse, en el momento que un ser vivo muere, es
decir, que su alma se extingue, también desaparece la posibilidad de seguir realizándose.
Moverse y alimentarse son cosas que el animal hace (actos segundos, todos los actos de un ser
que le determina), en cambio, vivir no es algo que el animal “haga”, sino la causa de todo lo
que hace (acto primero). Hay que distinguir cuatro causas del alma: material (sustrato
indeterminado que puede recibir cualquier forma); formal, es lo que hace que la materia
indeterminada pase a ser algo determinado; eficiente, es lo que provoca los movimientos,
cambios o transformaciones. Gracias a que tiene alma está vivo y puede realizar las funciones
vitales; y final, es lo que da sentido a la acción del agente, el fin al que apunta el cambio. Los
movimientos naturales del ser vivo van encaminados a la entelequia, realizar de la manera más
perfecta su ser.
Existen tres tipos de almas: el alma vegetativa que capacita a los seres vivos para alimentarse,
crecer y reproducirse; el alma sensitiva, que dota de un conocimiento sensible; y el alma
racional, que provee al hombre de un conocimiento y un apetito racionales, con la posibilidad
de tomar decisiones. En el alma racional hay que distinguir un intelecto agente, capaz de
obtener el concepto por abstracción (separar las formas de la materia de forma inmaterial,
mentalmente); y un intelecto paciente, que es donde están los conceptos.
El alma es un coprincipio de los seres humanos al igual que del resto de seres vivos, por lo que
parece que no puede defenderse su inmortalidad. El alma no es inmortal, pero el intelecto
agente si, está siempre en acto. La relación entre el alma y el intelecto agente es que (según
una interpretación), este último es el acto puro del cual el ser humano puede participar
cuando está en vida. Es una parte divina que está dentro de ti, pero no es parte de ti.
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EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Para Aristóteles, el entendimiento es capaz de descubrir en las cosas esencias de carácter
universal, cuya presencia en ellas posibilita su inteligibilidad. No existe solo la individualidad,
sino también universalidades que son comunes a cosas diversas. No dos realidades
heterogéneas, sino una sola realidad simultáneamente sensible e inteligible.
No existe otro mundo más que éste en el que vivimos y morimos. Según la Teoría Hilemórfica
de Aristóteles, los seres no son ideas, sino substancias, y están compuestos de materia,
sustrato común e indeterminado; y forma, principio que determina a la materia y le hace ser lo
que es.
Aristóteles negó la existencia del mundo de las Ideas. Para él, las Ideas no se encuentran en un
mundo separado y aparte, sino en las propias cosas singulares y concretas, de donde las
obtenemos por medio de abstracción (operación mental por la que separamos la forma de la