TEMA 1: EL NEOLÍTICO:CARACTERÍSTICAS Y CAMBIOS CON RESPECTO A LA
ÉPOCA PALEOLÍTICA
Llamamos prehistoria al periodo de tiempo transcurrido entre la aparición de los primeros
antepasados del ser humano en África, hace unos cuatro millones de años, y la invención
de la escritura (3000 a.C.). La prehistoria se divide en 3 etapas: el paleolítico, el neolítico y
la edad de los metales. Durante el proceso de hominización, los seres humanos fueron
adquiriendo características diferenciadoras, como el bipedismo, el desarrollo del pulgar
oponible y el incremento y complejidad del cerebro.
El Neolítico es el periodo de la prehistoria donde los seres humanos dan el paso de
cazadores-recolectores a productores de alimentos. Los cambios de esta transformación
originaron grandes consecuencias, por lo que los historiadores hacen referencia a ellos
como revolución neolítica. Con respecto al paleolítico destacan cambios en el ámbito
económico, social, técnico y cultural.
En lo referente a la economía, al contrario que en el paleolítico, caracterizado por su
economía predadora, la economía neolítica se basa en la producción dándole gran
importancia a la agricultura y la ganadería. Se mantienen como actividades
complementarias la pesca, la recolección, la caza y el mariqueo.
A diferencia del paleolítico, donde los seres humanos eran nómadas, la actividad
agropecuaria del Neolítico propició que los grupos humanos se establecieran en diferentes
lugares, dando lugar a los primeros poblados estables. Además, el sedentarismo y los
excedentes agrícolas del Neolítico permitieron la especialización de las tareas y como
consecuencia la estratificación social.
En este periodo también se produjeron importantes avances técnicos. Se pasó a utilizar la
piedra pulida para elaborar las herramientas, de modo que conseguían una mayor superficie
cortante que utilizando la técnica de lascas, característica del Paleolítico. Además, se crean
nuevas herramientas, como la azada y la hoz, y se inventa la cerámica, útil para almacenar,
conservar y transportar alimentos.
En cuanto a la cultura, empiezan las primeras formas de religión, así como el culto a los
difuntos. El robo y la guerra también comienzan a tener presencia en este periodo.
Desde el punto de vista artístico, la pintura y la escultura evolucionan desde las formas
naturalistas y polícromas del Paleolítica, realizadas en las paredes de las cuevas, al
esquematismo del Neolítico, que incorpora figuras humanas a las representaciones,
realizando las pinturas con tintas monocromáticas.
Los primeros indicios de la presencia de elementos Neolíticos se remontan a principios del
VI milenio a.C. Estos cambios procedían del Oriente Próximo, y fueron penetrando en el
interior a partir de la costa Mediterránea en fases sucesivas.
, TEMA 2: LOS PUEBLOS PRERROMANOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Los historiadores agrupan bajo el concepto de pueblos prerromanos a aquellos que
habitaban en la península ibérica y que entraron en contacto con Roma. Siguiendo este
criterio, no sería correcto incluír a pueblos y culturas ya desaparecidas cuando iniciaron la
conquista los romanos, como es el caso de los Tartessos, que destacaron en la primera
mitad del I milenio a.C, en la zona del suroeste peninsular. Las causas de su desaparición
siguen siendo desconocidas.
En términos generales, los pueblos prerromanos se desarrollaron durante la Edad de Hierro
y a finales de la Edad de Bronce. Recibieron influencias mediterráneas de las
colonizaciones fenicia, griega y cartaginesa, así como de la céltica centroeuropea. En
general fueron pueblos que habitaban en poblados fortificados y que se mantuvieron
independientes sin llegar a formar una unidad política superior.
En el sureste y el Levante destacan diversos poblados, como los turdetanos y los ilergetes,
que evolucionaron influenciados por los colonizadores griegos, fenicios y cartagineses,
dando origen a la cultura ibérica. Entre los siglos V-III a.C alcanzaron un gran desarrollo
social y político, con élites que controlaban la economía y la fuerza militar, y que actuaban a
modo de monarcas. Los íberos practicaban el trueque con otros puelos y tenían un dominio
de la metalurgia. Además, poseían una escritura de la que no tenemos traducción. También
destacan sus tumbas y ajuares, así como sus esculturas funerarias, como por ejemplo “La
Dama de Elche”.
En la meseta española encontramos una serie de tribus que se van a ver influenciadas por
la presencia de pueblos indoeuropeos y de los celtas. Esta cultura se denomina celtíbera.
Sitúan sus poblados en zonas fortificadas, fáciles de defender. Practican una economía
basada en la agricultura de cereal y la ganadería ovina. Presentan una sociedad
jerarquizada, agrupada en clanes y tribus, y mantienen contactos comerciales con los
pueblos de alrededor. Además, destacan en el dominio de la cerámica, pintada con diversas
escenas. En cambio, la escultura resulta ser ruda y poco realista.
En el norte, además de los cántabros y los astures, destacan los vascones, quienes cuentan
con una lengua propia diferenciada de las demás.
En el noroeste se desarrolló la cultura castreña, influenciada por los celtas. Estos pueblos
habitaban en castros, que son casas de tipo circular situadas en una ladera, para facilitar la
defensa y control del territorio. Su economía era principalmente agraria y ganadera, aunque
destacan también en la minería y la metalurgia.