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Notas de lectura

LECTURAS DESARROLLO I

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Son las lecturas del libro, no resumenes. Las pasé a un documento para que fueran más baratas de imprimir, mejor para estudiar, con menos páginas... le di forma. La UNED da su mismo libro en casi 300 páginas que para imprimir y estudiar es mucho peor.

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  • 15 de noviembre de 2022
  • 67
  • 2022/2023
  • Notas de lectura
  • Delval merino, juan kohen kohen, raquel sánchez qu
  • Todas las clases
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lecturas desarrollo Página 1 de 67

LECTURA 1: LOS COMIENZOS DEL DESARROLLO Y DEL ESTUDIO DEL NIÑO


Los primeros estudios sobre el desarrollo del niño basados en observaciones sistemáticas comienzan a realizarse a nales del sXVIII, y
entre ellos destacan las observaciones realizadas por el lósofo alemán Dietrich Tiedemann (1787).
Durante los comienzos del sXIX continúan apareciendo estudios q generalmente tienen la forma de observaciones sobre un niño
emparentado con el investigador. Pero todavía los estudios sobre la conducta de los niños se consideraba un asunto de escasa
importancia q no gozaba de mucho aprecio cientí co.
Un fenómeno ajeno al ámbito de la psicología va a tener mucha importancia para cambiar la situación. La publicación en 1859 del
libro del naturalista Charles Darwin titulado el Origen de las especies por medio de la selección natural produjo una auténtica
conmoción cultural. Darwin sostenía q las especies de seres vivos no eran permanentes, sino q habían ido modi cándose a lo largo
del tiempo. Esa idea no era nueva, pero en el libro de Darwin se proponía una explicación del mecanismo mediante el cual las
especies se modi caban. La idea de selección natural y de supervivencia de los más aptos era una explicación q permitía organizar un
conjunto enorme de datos dispersos y ésa fue la paciente tarea q Darwin realizó durante muchos años.
El libro de Darwin, aunq no se ocupaba del origen del hombre (tema al q luego dedicó otra obra), sin embargo dejaba claramente
establecido q unas especies provenían de otras, y esto alcanzaba tb a los seres humanos, y arrojaba dudas sobre creencias religiosas
muy difundidas, entre ellas la narración de la Biblia sobre la creación del mundo y del hombre.
La época siguiente a la publicación del Origen de las especies permitió presenciar enormes controversias entre los partidarios de la
teoría de la evolución y sus enemigos, pero la teoría darwinista fue abriéndose camino poco a poco de forma imparable. Su in uencia
se hizo sentir no sólo en las ciencias de la naturaleza sino en el conjunto de las ciencias humanas y constituyó un poderoso motor
para el desarrollo de nuevas disciplinas como la sociología, la antropología, y tb la psicología.
El naturalista alemán Ernest Haeckel, defensor decidido del darwinismo, formuló la llamada ley biogenética según la cual el desa-
rrollo del individuo reproduce el desarrollo de la especie, o dicho en palabras más técnicas q la ontogénesis reproduce la logéne-sis.
Por ej., en el estudio del desarrollo embrionario del hombre y de otros mamíferos se encontraban semejanzas sorprendentes con
embriones de peces, reptiles o aves. Por ello el estudio del embrión y el estudio del niño podían facilitar la comprensión del individuo
adulto y de los primeros estadios de la humanidad. Esto daba al estudio del niño un interés teórico renovado, pq ya no se trataba sólo
de conocer a los niños a raíz de preocupaciones de tipo educativo sino q su estudio podía tener implicaciones mucho más profundas
para la ciencia.
Los frutos de la in uencia del darwinismo en el estudio del niño tardaron un cierto tiempo en manifestarse, y fue sobre todo en la
década entre 1870 y 1880 cuando empiezan a aparecer trabajos inspirados directamente por esta orientación.
En 1876, el lósofo y político francés Hyppolite Taine publicaba un trabajo con el título «Nota sobre la adquisición del lenguaje en los
niños y en la especie humana» donde se ponía ya claramente de mani esto la in uencia darwinista. La 1ª parte del trabajo constituye
un conjunto de valiosas observaciones realizadas sobre el desarrollo de su hija referentes a la adquisición del lenguaje, las actividades
motoras y sobre otros aspectos del desarrollo. Formula ideas interesantes como señalar q los sonidos q produce la niña en los
primeros meses no han sido aprendidos y q el ambiente lo q hace es seleccionar algunos sonidos especiales provocando su
repetición. O tb se recoge q la niña adquiere primero las entonaciones antes de ser capaz de pronunciar palabras. Hay observaciones
tb sobre generalización del signi cado de algunas palabras para aplicarlas a más objetos de los q habitualmente designan, un
fenómeno q ha sido estudiado posteriormente por los investigadores del lenguaje. Termina la primera parte de su trabajo haciendo una
profesión de fe evolucionista:
«En general el niño presenta en estado pasajero caracteres mentales q se encuentran en estado jo en las civilizaciones primitivas,
aproximada mente como el embrión humano presenta en estado pasajero caracteres físicos q se encuentran en estado jo en clases
de animales inferiores» (p. 15).
La segunda parte del trabajo sobre el desarrollo del lenguaje en la especie tiene, en cambio, un carácter mucho más general y
especulativo, por la debilidad de los datos en los q se apoya, y presenta por ello un interés considerablemente menor.
Pero la importancia de este trabajo de Taine se debe no sólo a sus aportaciones sino a q desencadenó directa e indirectamente la
aparición de una gran cantidad de estudios. Animado por ese trabajo, q fue traducido inmediatamente al inglés, el propio Charles
Darwin (1877) publicó unas observaciones biográ cas q había realizado sobre uno de sus hijos casi 40 años antes, algunas de las
cuales había utilizado ya en su obra La expresión de las emociones en los animales y en el hombre, publicada en 1872. El trabajo de
Darwin, q constituye esta lectura, es tb interesante por las observaciones q hace, pero su mayor importancia radica en q constituyó un
estímulo para la publicación de otros trabajos q de otra forma no hubieran visto la luz. El q una persona con el enorme prestigio de
Darwin escribiera sobre el desarrollo del niño convertía el tema en un asunto cientí co importante. Así, en 1878 Pollock publicó otro
trabajo sobre adquisición del lenguaje, y ese mismo año apareció Les trois premières années de l’enfant, del francés Bernard Pérez
(1878), q fue el primer libro completo sobre psicología del niño. Al año siguiente otro lósofo francés, Egger (1879), publicaba un
estudio sobre el desarrollo de la inteligencia y el lenguaje en los niños, q había presentado ya en 1871 en la Academia de Ciencias
Morales y Políticas de París, pero q no había publicado en su momento y lo hacía ahora estimulado por la aparición de esos otros
trabajos. Así pues hay un proceso de desencadenamiento q hace q se realicen o se publiqn una serie de estudios sobre el desarrollo
del niño y dentro de ellos sobre el desarrollo del lenguaje.

La expresión de las emociones
En el artículo q publicamos a continuación, Darwin realiza observaciones bastante detalladas propias de un naturalista. Utiliza un
método de observación con alguna intervención sobre la conducta del niño para examinar los efectos.
Darwin era un excelente observador, no sólo sobre plantas y otros animales sino sobre los seres humanos, y así lo había puesto de
mani esto en su libro La expresión de las emociones en los animales y en el hombre (1872). Le había llamado la atención la semejanza
entre la expresión de las emociones, sobre todo en la cara, entre individuos de distintos países, e incluso entre hombres y animales.
Por ello, supuso q tenemos una capacidad innata para expresarlas y para reconocerlas, y eso aparecería ya en los niños.
Darwin lanzó la hipótesis de q las emociones tienen un valor adaptativo y los mov. q servían para la realización de ciertas conductas
se ponen en marcha automáticamente en las situaciones adecuadas. Por ej., bajar las cejas puede servir para mejorar la visión y




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protegerla de la luz intensa. Tensar y cerrar los párpados lo completa y protege del viento y de q entre polvo. Abrir las ventanas de la
nariz permite más entrada de aire, abrir la boca permite mostrar los dientes.
Darwin trató de recoger inf. sobre la expresión de las emociones en distintos países, y se procuró informantes en distintos lugares
para q se la proporcionaran. En la medida de lo posible utilizó una técnica novedosa para su tiempo como eran las fotografías.
Darwin inició algunos experimentos como presentar caras con expresiones emocionales (a través de dibujos o fotografías) a diferentes
sujetos para ver si las reconocían, y encontró un alto grado de reconocimiento. Durante bastantes años el estudio de las emociones
perdió interés dentro de la psicología, pero a partir de los años 70 ha habido una importante renovación de estos estudios a través de
trabajos como los de Ekman o Izard. Precisamente Ekman (1972) empezó repitiendo las experiencias de Darwin para ver si la
expresión de las emociones es universal y si los individuos de diferentes culturas la reconocen. Las emociones se habrían mantenido y
serían iguales para todos.
Hoy el estudio de las emociones constituye un ámbito oreciente del trabajo psicológico y existe un gran interés por investigar las
expresiones emocionales y su reconocimiento por los niños (Harris, 1989).
En el trabajo q va a leerse a continuación Darwin presenta algunos datos q había anotado muchos años antes sobre el desarrollo de
sus hijos. Empieza haciendo referencias a los re ejos y en general sus observaciones son adecuadas, pero en esa época no se había
realizado todavía un estudio sistemático de los re ejos de los bebés. Cuando habla de los re ejos parece referirse fundamentalmente
a los q se mantienen a lo largo de toda la vida, como toser, estornudar, o cerrar los ojos. Pero tb hace referencias a la succión.
Pasa a ocuparse después de la visión y señala la di cultad q tienen los niños peqños para seguir mov. rápidos.
Dedica una cierta extensión a hablar de lo q podríamos denominar la coordinación de la prensión con la succión, es decir, la
capacidad para llevar la mano y objetos a su boca (de la q se ocupa Piaget en la lectura 2).
Trata tb de las emociones, aunq con menos extensión q en su libro sobre La expresión de las emociones q acabamos de mencionar.
Empieza por el enojo y se ocupa de la sonrisa. Señala adecuadamente q se inicia como una sensación de bienestar. Luego trata de
ella en relación con otras personas. Se ocupa igualmente del llanto q tb había estudiado detalladamente en La expresión de las
emociones.
Son igualmente interesantes sus observaciones sobre el reconocimiento en el espejo, un aspecto importante del desarrollo, q no se
produce en la mayoría de los restantes animales.
La última parte del trabajo se re ere a la comunicación y a los comienzos del lenguaje, señalando la aparición de las palabras, por ej.
el invento de la palabra mum para designar comida.
Además, Darwin, sirviéndose de su experiencia como naturalista realiza comparaciones con observaciones de otros animales:
cocodrilos, perros, gatos, monos…
Aunq el trabajo de Darwin es bastante cuidadoso, y propio de un naturalista, como decíamos al principio, sin embargo podemos ver
cómo ha avanzado el estudio del desarrollo psicológico del niño desde el período en q escribía nuestro autor.


Preguntas
1. ¿Qué interés ofrecen los diarios q algunos psicólogos, y otros cientí cos como Darwin, llevaron de sus propios hijos u otros
niños con los q mantenían un contacto sostenido? ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de este método?
2. Habida cuenta de cómo son las R re ejas involuntarias, ¿q conclusiones saca Darwin respecto de los re ejos voluntarios?
3. ¿Cómo describe Darwin los avances en la capacidad de succión de la propia mano?
4. ¿Cómo describe las primeras apariciones de enojo, miedo y placer? ¿A qué las atribuye? ¿Qué conductas son las q le permiten
inferir cada una de estas emociones?
5. ¿Qué conductas entiende Darwin como primeras muestras de razonamiento? ¿Qué semejanzas y diferencias señala el autor
entre el razonamiento incipiente de los niños y de otros primates?
6. ¿Cuándo y cómo determina Darwin la aparición del sentido moral?
7. ¿Cómo se va transformando la capacidad del niño de comunicarse y de interpretar las emociones?
8. ¿Qué conductas le parecen relevantes al autor para describir el surgimiento del lenguaje? ¿Se pueden clasi car según se
re eran a la percepción del habla, a la producción del lenguaje y a su comprensión?

DARWIN. BOSqJO BIOGRÁFICO DE UN BEBÉ (1877)
A biographical sketch of an infant. Mind. 2, 285294. Traducción castellana de E. Pérez Sedeño, Apunte biográ co de un niño. En Ch. Darwin, Ensayo
sobre el instinto y apunte biográ co de un niño. Madrid: Tecnos, 1983, pp. 83-99.
La relación sumamente interesante del desarrollo mental del niño q ofrece Taine (1876), y q se ha traducido en el último número de
Mind (pág. 252), me ha llevado a examinar un diario q escribí hace treinta y siete años con relación a uno de mis propios hijos. Tuve
excelentes oportunidades de efectuar observaciones muy de cerca y anotaba inmediatamente todo lo q veía. Mi principal objetivo era
la expresión, y usé tales notas en mi libro sobre esa cuestión1; pero, como me ocupé de otros asuntos, puede ser q mis observaciones
posean algo de interés al compararlas con las de Taine, y con otras q, sin duda, se han realizado desde entonces. Estoy seguro, por lo
q he visto en mis otros hijos, de q se encontrará q el período de desarrollo de las diversas facultades di ere considerablemente en los
distintos niños2.
Durante los primeros siete días, mi hijo efectuó correctamente diversas acciones re ejas, a saber: estornudar, hipar, bostezar, estirarse
y, por supuesto, chupar y gritar. El séptimo día le toqué la planta desnuda de su pie con una hoja de papel y la retiró de un tirón,
encogiendo a la vez las puntas de los pies, igual q un niño mucho mayor cuando se le hacen cosquillas3. La perfección de estos mov.
re ejos muestra q la mayor imperfección de los re ejos voluntarios no es debida al estado de los músculos o de los centros de
coordinación, sino al de la localización de la voluntad. En esa época, aunq era tan pronto, me parecía claro q una suave mano cálida
aplicada a su cara provocaba un deseo de chupar4. Eso se debe considerar como una acción instintiva o re eja, ya q es imposible
creer q pueda haber entrado en juego tan pronto la experiencia y la asociación con el contacto con el pecho de su madre.

1 Se re ere a su libro The Expression of the Emotions in Man and Animals. publicado en 1872, cinco años antes de q apareciera este artículo. (N. E.)
2 Darwin parece referirse a la edad en la q empiezan a aparecer las conductas. En general se ha encontrado q en los aspectos básicos del desarrollo hay
una semejanza bastante grande entre distintos niños, aunq existan diferencias considerables en la edad en la q se producen esas conductas. (N. E.)
3 Podría tratarse tb de una manifestación del re ejo de Babinski. (N. E.)
4 Posiblemente Darwin estaba provocando el desencadenamiento del re ejo de succión o de hozamiento. (N. E.)
5 Probablemente el reconocimiento del pecho de la madre se realice a través de múltiples sentidos, y entre ellos a través de la visión. En esa época existía

la creencia de q la visión del recién nacido estaba muy poco desarrollada, cosa q la investigación reciente ha desmentido. (N. E.)



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Durante los primeros quince días a veces se sobresaltaba al oír algún ruido repentino y guiñaba los ojos. Observé el mismo hecho en
alguno de mis otros hijos a lo largo de esos primeros quince días. Una vez, cuando tenía sesenta y seis días, sucedió q estornudé y
dio un violento respingo, frunció el ceño, pareció asustarse y lloró muchísimo: hasta una hora después estuvo en un estado q se
podría denominar nervioso en una persona mayor, ya q cada ruido ligero le hacía sobresaltarse. Pocos días antes de esta misma
fecha, se sobresaltó por primera vez ante un objeto visto rápidamente; pero durante mucho tiempo, a partir de entonces, los sonidos
le sobresaltaban y guiñaba los ojos con mucha más frecuencia; así, cuando tenía ciento catorce días agité una caja de cartón con
con tes cerca de su cara y se sobresaltó, mientras q la misma caja cuando estaba vacía o cualquier objeto sacudido tan cerca de su
cara, o más, no producían ningún efecto. Podemos inferir, a partir de estos diversos hechos, q el guiño de los ojos, q evidentemente
sirve para protegerlos, no había sido adquirido mediante la experiencia. Aunq era muy sensible al ruido de un modo general, ni
siquiera cuando tenía ciento veinticuatro días era capaz de reconocer con facilidad de dónde procedía un sonido como para dirigir sus
ojos a su procedencia.
Por lo q respecta a la visión, sus ojos se jaron en una vela ya en el noveno día, y hasta el cuadragésimo quinto día ninguna otra cosa
le hizo jarlos de este modo; pero, a sus cuarenta y nueve días, atrajo su atención una borla brillantemente coloreada q se le
mostraba, jando sus ojos y cesando el mov. de sus brazos. Era sorprendente lo despacio q adquirió la capacidad de seguir con los
ojos un objeto si se le desplazaba rápidamente, ya q aún no lo podía hacer cuando tenía siete meses y medio. A la edad de treinta y
dos días percibía el pecho de su madre cuando estaba a tres o cuatro pulgadas de él, tal y como se veía gracias a q ponía hacia
afuera sus labios y a q jaba sus ojos; pero dudo mucho de q esto tuviera alguna conexión con la visión; lo q es seguro es q no había
tocado el pecho. No sé en absoluto si se guiaba por el olfato o por la sensación de calor, o mediante la asociación con la postura en q
era mantenido5.
Durante mucho tiempo los mov. de sus miembros y del cuerpo fueron vagos, no tenían propósito alguno y, por lo general, eran
efectuados de una manera espasmódica; pero había una excepción a esta regla, a saber: q durante un período muy temprano, con
seguridad mucho antes de q tuviera cuarenta días, podía llevar sus manos hasta la boca6. Cuando tenía setenta y siete días cogía el
biberón (con el q era en parte alimentado) con su mano derecha, ya estuviera en el brazo izquierdo o en el derecho de su niñera, y no
lo cogería con su mano izquierda hasta una semana después aunq yo traté de q lo hiciera, así q la mano derecha iba una semana por
delante de la izquierda. Sin embargo, más adelante este niño resultó ser zurdo al haber heredado sin duda esa tendencia (su abuelo,
su madre y un hermano habían sido o eran zurdos). Cuando tenía entre 80 y 90 días se llevaba todo tipo de objetos a la boca y a las
dos o tres semanas lo podía hacer con cierta habilidad; pero a veces se tocaba en primer lugar la nariz con el objeto y luego lo
arrastraba hasta la boca. Después de agarrar mi dedo y llevarlo hasta la boca, su propia mano le impedía chuparlo; pero cuando tenía
114 días, tras actuar de esa manera, resbaló hacia abajo su propia mano de manera q pudo llevar el nal de mi dedo a su boca. Esta
acción fue repetida varias veces y, evidentemente, no era casual, sino racional. Así pues, los mov. de las manos y los brazos estaban
más adelantados q los del cuerpo y las piernas, aunq los mov. de éstas sin propósito jo fueron, desde un período muy temprano, por
lo general alternas, como en el acto de caminar. Cuando tenía cuatro meses, a veces miraba de manera intencional sus propias
manos7 y otros objetos q estaban cerca de él, y al hacerlo los ojos se le desviaban hacia adentro, de manera q en ocasiones bizqaba
terriblemente. 15 días después (a los 132 días de edad) observé q, si se le ponía un objeto ante la cara al alcance de sus manos,
trataba de cogerlo, pero a menudo fallaba, y no trataba de hacerlo con objetos más distantes. Creo q no se puede dudar de q sus
ojos le daban la pista y le hacían mover los brazos por la excitación. Aunq este niño comenzó a usar así sus manos en un período
temprano, no mostró aptitud especial alguna con relación a esto, ya q cuando tenía dos años y cuatro meses sostenía lápices, plumas
y otros objetos con mucha menos habilidad y e ciencia q su hermana cuando tan sólo tenía catorce meses, la cual mostró una gran
aptitud inherente en manipular cualquier cosa.

Enojo (anger)
Fue difícil decidir a qué edad sintió enojo por primera vez; en el octavo día fruncía y arrugaba la piel de alrededor de los ojos antes de
un acceso de llanto, pero se puede haber debido al dolor o la angustia y no al enfado. Cuando casi tenía diez semanas, se le daba
leche bastante fría y mantenía la frente ligeramente fruncida, durante todo el tiempo q estaba chupando, de manera q parecía una
persona mayor q está malhumorada pq se ve obligada a hacer algo q no le gusta. No hay ninguna duda de q cuando tenía casi cuatro
meses, y quizá mucho antes, montaba fácilmente en cólera, por el modo en q la sangre acudía a toda su cara y cuero cabelludo. Una
peqña causa bastaba; así, cuando tenía algo más de siete meses, chillaba con rabia pq un limón se le escapaba y no podía cogerlo
con las manos. Cuando tenía once meses, si se le daba un juguete inoportuno, lo apartaba con la mano y lo golpeaba; presumo q el
golpear era un signo instintivo de enojo, igual q cuando una cría de cocodrilo recién salida del huevo chasqa las mandíbulas, y no q
imaginara q podía hacer daño al juguete. Cuando tenía dos años y tres meses se a cionó a tirar libros, palos, etcétera, a cualquiera q
le ofendiera; y lo mismo sucedió con alguno de mis otros hijos. Por otro lado, nunca pude ver ninguna huella de esa aptitud en mis
hijas; y eso me hace pensar q la tendencia a arrojar objetos es heredada en los varones8.


Miedo (fear)
Probablemente este sentimiento es uno de los primeros q experimentan los niños, como lo muestra el hecho de q se sobresalten con
cualquier ruido repentino, seguido de llanto, cuando tienen unas pocas semanas. Hasta q tuvo cuatro meses y medio me había
acostumbrado a hacerle muchos ruidos extraños y fuertes q eran considerados bromas excelentes, pero en esa época un día hice un
ruido fuerte roncando q nunca antes había hecho; inmediatamente se puso serio y luego arrancó a llorar. Dos o tres días después hice
por despiste el mismo ruido, con el mismo resultado. Por la misma época (esto es, a los ciento treinta y siete días) me acerqué de
espaldas a él y luego me paré: parecía muy serio y muy sorprendido y pronto hubiera llorado si no me hubiera dado la vuelta;
entonces su cara se relajó inmediatamente en una sonrisa. Es de sobra conocido lo intensamente q los niños mayores sufren por
miedos vagos e inde nidos, como por la oscuridad, al atravesar un rincón oscuro en una gran estancia, etc. Puedo aducir como ej. q
llevé al niño en cuestión, cuando tenía dos años y cuarto, al Parq Zoológico y se divertía mirando todos los animales q se parecían a
los q conocía, tales como los ciervos, los antílopes…, y todas las aves, incluidos los avestruces, pero se alarmaba bastante ante los
diversos animales grandes q se hallaban enjaulados. Tiempo después decía a menudo q quería volver, pero no a ver «los animales de
las casas»; y no podíamos explicar de ninguna manera este miedo. ¿No podíamos sospechar q los vagos pero reales miedos de los
niños, q son bastante independientes de la experiencia, son efectos heredados de peligros reales y supersticiones abyectas de los
antiguos tiempos salvajes? Se ajusta bastante bien a lo q sabemos de la transmisión de los caracteres anteriormente bien
desarrollados q podrían aparecer en un primer período de la vida y desaparecer más adelante.


6 Loq Piaget estudia en la lectura 2 y denomina la coordinación de la prensión y la succión. Más adelante continúa hablando de esta coordinación. (N. E.)
7 Aquí empieza referirse a conductas q denominamos la coordinación de la succión y la prensión. Compárese con lo q dice Piaget en la lectura 2. (N. E.)
8 Podríamos considerar q esta es una a rmación poco precavida de Darwin, pero q concuerda bastante con las creencias populares de su época. (N. E.)




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Sensaciones de placer
Se puede presumir q los niños sienten placer mientras chupan, y la expresión de sus ojos brillantes parece mostrar q así es. Este niño
sonreía cuando tenía 45 días, y un segundo niño cuando tenía 46; estas sonrisas eran auténticas, indicaban placer, ya q sus ojos
brillaban y los párpados se cerraban ligeramente. Las sonrisas surgían principalmente cuando miraba a su madre, y por ello es
probable q fueran de origen mental; pero este niño a veces sonreía luego, y durante algún tiempo desde entonces, debido a algún
sentimiento interno de placer, ya q no sucedía nada q hubiera podido excitarle o q fuera de alguna manera divertido. Cuando tenía 110
días le divertía enormemente un delantal q se le ponía en la cara y q luego se le quitaba rápidamente; y estaba de este modo cuando
le descubrí rápidamente mi cara y la acerqué a él9. Entonces emitió un ligero ruido q era una risa incipiente. En este caso, la causa
principal de la diversión fue la sorpresa, igual q sucede en cierta medida con el ingenio en las personas mayores. Creo q durante tres
o cuatro semanas antes de q se divirtiera cuando se le descubría repentinamente una cara, recibió un peqño pellizco en su nariz y se
comportaba de un modo desenfadado como si fuera una buena broma. Al principio me sorprendió q ese humor fuera apreciado por
un niño q tenía poco +3 meses, pero debemos recordar lo pronto q empiezan a jugar los cachorros y gatitos. Cuando tenía cuatro
meses mostraba de una manera inequívoca q le gustaba oír tocar el piano, de manera q ahí teníamos aparentemente el primer signo
de sentimiento estético, a menos q se pueda considerar así la atracción por los colores brillantes q fue exhibida mucho más tarde.


Afecto
Probablemente eso surgió muy pronto en su vida, si podemos juzgar por las sonrisas q echaba a quienes se ocupaban de él cuando
tenía dos meses, aunq no había evidencia clara de q distinguiera y reconociera a alguien hasta q alcanzó los cuatro meses de edad.
Cuando tenía cerca de cinco meses mostraba plenamente su deseo de ir con su niñera. Pero no mostró espontáneamente afecto
mediante acciones públicas hasta q tuvo algo más de un año, es decir, besando varias veces a su niñera q había estado ausente
durante breve tiempo. Con relación al sentimiento conexo de la solidaridad lo mostró con claridad a los seis meses y once días
mediante una cara triste, con las comisuras de sus labios bien fruncidas hacia abajo, cuando su niñera hacía q lloraba. Mostró
plenamente envidia cuando acaricié una muñeca grande y cuando cogí a su hermana peqña, y entonces tenía quince meses y medio.
Viendo lo fuerte q es el sentimiento de los celos en los perros, probablemente los niños lo mostrarían a una edad tan temprana como
la q acabo de especi car si se les tratara de una manera adecuada.

Asociación de ideas, razonamiento…
Por lo q observé, la primera acción q mostró un tipo de razonamiento práctico ya ha sido mencionada, a saber: el bajar su mano por
mi dedo hasta meter la punta de éste en su boca, lo cual sucedió cuando tenía ciento catorce días. Cuando tenía cuatro meses y
medio sonreía repetidamente a su imagen y a la mía en el espejo, y sin duda los confundía con objetos reales, pero mostraba sentido
al sorprenderse evidentemente porq mi voz provenía de detrás. Igual q todos los niños, se divertía mucho mirándose, y en menos de
dos meses comprendía perfectamente qué era una imagen, ya q si le hacía con mucho sigilo alguna mueca rara, rápidamente se
volvía y me miraba. Sin embargo, a la edad de siete meses se qdaba perplejo cuando al estar al aire libre me veía en el interior de un
gran ventanal de cristal, y parecía dudar de si era o no una imagen. Otro de mis hijos, una niña, cuando tenía un año, no era tan
perspicaz y parecía completamente perpleja ante la imagen de una persona en un espejo q se le acercaba desde atrás. Los monos
superiores q traté con un peqño espejo se comportaron de manera distinta: colocaban sus manos detrás del espejo y, al hacerlo,
mostraban su sentido, pero lejos de disfrutar mirándose se enfadaban y no miraban más.
Cuando tenía cinco meses asociaba ideas independientemente de q cualquier instrucción se jara en su mente; así, tan pronto como
se le ponía su gorro y su capa, se contrariaba enormemente si no salía inmediatamente al exterior. Cuando tenía exactamente siete
meses dio el gran paso de asociar a su niñera con su nombre, de manera q si yo lo pronunciaba él la examinaba. Otro niño
acostumbraba a distraerse sacudiendo su cabeza de un lado a otro; lo elogiábamos y le imitábamos diciendo: «sacude tu cabeza»;
cuando tenía siete meses, a veces lo hacía sin q se le guiara de ningún otro modo. Durante los siguientes cuatro meses, el primer niño
asociaba muchas cosas y acciones con palabras; por ej., cuando se le pedía un beso sacaba sus labios y se estaba quieto, o movía
su cabeza y, regañando, decía «ah» a la carbonera, a un poco de agua derramada, etc., esto es, a lo q se le había enseñado a
considerar como algo sucio. Puedo añadir q cuando tenía poco menos de nueve meses asociaba su propio nombre con su imagen en
el espejo, y cuando se le llamaba por su nombre se volvía hacia el espejo incluso si estaba a alguna distancia de él. Cuando tenía
poco más de nueve meses aprendió espontáneamente q una mano u otro objeto q producían una sombra sobre la pared de enfrente
había q buscarlos detrás, mientras q, hacia el año, bastaba repetir dos o tres veces a intervalos cualquier oración para q se jara
rmemente en su mente alguna idea asociada. En el niño q describe Taine parece q la edad a la cual venían asociadas las ideas era
considerablemente posterior, a menos q de hecho se pasaran por alto los primeros casos. Me pareció q la facilidad con q se adquirían
las ideas asociadas debidas a la instrucción, y otras q surgían espontáneamente, eran, con mucho, la distinción más sobresaliente
entre la mente de un niño y la del perro adulto más inteligente q nunca haya conocido. ¡Qué contraste entre la mente de un niño actual
y la del lucio descrito por el profesor Móbiu10. Durante tres meses en total se precipitaba contra un cristal q le separaba de algunos
pececillos y se qdaba aturdido del golpe q se daba; y cuando, después de aprender por n q no podía atacarlos impunemente se le
colocaba en un acuario con estos mismos pececillos, entonces, de un modo persistente y carente de sentido, ¡no los atacaba!
Como señala Taine, los niños muestran curiosidad a una edad muy temprana, y es sumamente importante en el desarrollo de sus
mentes; pero yo no efectué ninguna observación especial sobre esta cuestión. Asimismo, entra en juego la imitación. Cuando nuestro
niño tenía tan sólo cuatro meses pensé q trataba de imitar sonidos, pero debo haberme engañado, ya q no me convencí plenamente
de q lo hacía hasta q tuvo diez meses. A la edad de once meses y medio podía imitar fácilmente todo tipo de acciones como mover la
cabeza y decir «ah» a un objeto sucio, o poner el dedo índice en medio de la palma de la otra mano al ritmo pueril de «Tócalo y tócalo
y márcalo con T». Era divertido contemplar su expresión complacida después de efectuar con éxito una hazaña semejante.
No sé si vale la pena mencionar, como algo q muestra la fuerza de memoria en un niño, q cuando se le mostró, a los tres años y
veintitrés días, un grabado de su abuelo, al q no había visto exactamente desde hacía seis meses, al instante lo reconoció y mencionó
toda una sarta de hechos q habían sucedido cuando le visitaba, y q con seguridad no habían sido mencionados nunca entre medias.

Sentido moral
Se observó la primera señal de sentido moral a la edad de casi trece meses. Yo dije «Doddy (su apodo) no quiere dar al pobre papá un
beso, Doddy malo». Sin ninguna duda, estas palabras le hicieron sentirse ligeramente inquieto; y por último, cuando yo había
regresado a mi silla, frunció los labios como signo de q estaba dispuesto a besarme; luego agitó su mano de manera airada hasta q fui
y recibí su beso. Casi la misma escena volvió a ocurrir unos pocos días después, y la reconciliación parecía proporcionarle tanta
satisfacción q varias veces después pretendía estar airado y me pegaba y luego insistía en darme un beso. De manera q aquí tenemos

9 Está haciendo referencia Darwin a esas experiencias de esconderse y aparecer q tanto divierten a los niños, y q tienen relación con la adquisición de la
permanencia de los objetos. Es el juego q se conoce como «cu cu, tras tras» (N. E.).
10 Die Bewegungen der Thiere… 1873, pág. 11. (Nota de Darwin)




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