Cap. 1: Salvar la vida de un niño.
Este capítulo comienza con el siguiente ejemplo: hay un niño pequeño en un estanque,
este se está ahogando y la única forma de salvarlo es metiéndonos en el agua para
sacarlo. El problema es que para ello deberíamos sacrificar nuestros nuevo zapatos y
nuestro traje, además nos haría llegar tarde al trabajo. Planteándose entonces la
pregunta, ¿qué deberíamos hacer? Los propios alumnos de Singer afirmaban que esas
cosas les daban igual y que sin dudarlo salvarían al niño. Más este ejemplo es similar a
un caso real que tuvo lugar en Inglaterra: una niña se estaba ahogando y su hermano
saltó a rescatarla. Consiguió salvarla a ella pero él no consiguió salir. Los policías que allí
se encontraban se negaron a entrar en el agua y por tanto cuando los equipos de rescate
trataron de reanimar al niño ya era demasiado tarde. Relaciona esto entonces con los
millones de niños que mueren al año debido a la pobreza y como si dejásemos de gastar
el dinero en cosas innecesarias y en su lugar donásemos ese dinero a organizaciones
internacionales podríamos salvar muchas vidas. Esto sirve a modo de introducción para
el resto del capítulo, en el cual hablará de cómo está en nuestras manos, salvar la vida
de esas personas.
Prosigue mostrando que significaba la pobreza para aquellas personas que la sufren:
falta de sustento básico, ser incapaces de ahorrar, vivir en casa inestables, no poder
darles una educación a sus hijos y no disponer de agua potable, lo cual le provocaba
múltiples enfermedades. Pero la pobreza extrema en la que se encontraban significaba
además una situación de humillación y un estado de indefensión de los cuales no podían
salir. Pero este estado de pobreza no es el único del que habla Singer. También explica
que en los países más ricos, se dan cientos de casos de pobreza relativa, en la cual las
personas apenas tienen para subsistir pero si tienen otros bienes materiales
innecesarios, como por ejemplo un televisor a color o un coche. Esta situación es distinta
a la que presentan los niños de países menos desarrollados que viven en situaciones de
pobreza extrema, pues esta pobreza mata, concretamente a 1 de cada 5 niños que la
sufren.
Singer nos invita en este capítulo a detener el derroche ostentoso del dinero, que es
innecesario, pues no necesitamos gastar millones en objetos sin sentido, pudiendo
emplear este para salvar la vida de cientos de personas. No solo le echa la culpa de esto
a los millonarios, sino también a las personas de clase media. Mostrando el ejemplo de
que podemos ahorrar dinero bebiendo agua del grifo, que es perfectamente saludable,
en lugar de gastarnos mucho más en botellas de agua mineral. Es por esto que las
personas de los países desarrollados, compramos cosas que no necesitamos. Todos nos
tiraríamos para salvar a ese niño que se ahoga, pero entonces, ¿por qué sabiendo que
hay niños muriéndose, seguimos comprando objetos inútiles que nunca usaremos en
lugar de gastar ese dinero en salvar vidas? Esto no implica perder nuestro bienestar, sino
racionalizarlo, para así poder ayudar a aquellos que lo necesiten de verdad. Plantea para
concluir la pregunta: ¿hasta dónde llegan nuestras obligaciones para con los pobres?