ARISTÓTELES.
TEMA: VIRTUD Y FELICIDAD.
Para Aristóteles, todos los animales poseen éthos o carácter peculiar, pero el de los humanos
requiere un tratamiento distinto al de los animales que permita incluir todos los factores de los
que no gozan los animales, como son la razón y el lenguaje, que implican deliberación, elección,
toma de decisiones racionales, entre otras. Ese tratamiento específico del éthos humano nos lo
proporciona la Ética. Aristóteles considera que la ética es un saber práctico que se ocupa de la
propia acción (moral).
Para entender nuestro texto de la Ética Nicomáquea (libro VI, “Examen de las virtudes
intelectuales”) hemos de abordar el tratado de las virtudes. Este tratado de las virtudes es
desarrollado por Aristóteles con el objetivo de averiguar cuál es el tipo de vida que conduce a la
felicidad.
La felicidad es el fin perfecto y último a aquel hacia el cual se orientan todos los demás fines, aquel
a cuya consecución debe orientarse toda la vida humana, aquel que debe proporcionar al hombre
su perfección como ser, y por ello se persigue por sí mismo y no para ninguna otra cosa: la
felicidad, a la cual considera una actividad dirigida por la virtud. Así, el bien, la acción buena para el
hombre, es aquella que conduce a su felicidad, esto es, la vida buena y plena, la eudaimonia.En
busca de la felicidad, Aristóteles plantea varios tipos de vida: la política, los negocios, la de placer, y
por último la vida contemplativa o teorética.
En cuanto a la vida política, esta es la vida que persigue al honor, la fama. Ero Pero la felicidad no
puede consistir en el honor ya que el honor ni siquiera depende del sujeto, sino de los otros. Y
sería absurdo que nuestra felicidad dependiese de otros. Sí es posible plantear el merecer ser
digno de honor, y eso es la virtud. Otros, confundiendo los medios con los fines, ponen el bien y la
felicidad en las riquezas, que valor meramente instrumental, pues nos sirven para conseguir otras
cosas, que son las que verdaderamente importan. Tampoco podemos identificar el bien y la
felicidad con los placeres, pues hay placeres malos y bienes no placenteros (como la intervención
quirúrgica que nos libra de la enfermedad). Nos queda pues, la vida contemplativa. Por lo que se
refiere a esta, esta es la vida dedicada al estudio y tiene que ver con la tarea del ser humano. La
tarea del hombre tiene que ver con su alma, entendiendo que alma es el principio vital, lo cual
implica que hay alma vegetativa, animal y racional cada una con sus funciones específicas que
asumen las inferiores. El alma humana está constituida por el alma vegetativa (puramente
irracional) y el alma desiderativa (semi-racional, semi-irracional, las cuales compartimos con las
plantas y los animales. Por último, la racional, es la del ser humano, único ser con este tipo de
alma.
¿Cuál es, pues, el fin último de los seres humanos? La felicidad del hombre, tiene que tener
relación con su función o actividad racional. Como el hombre se distingue de los demás seres por
su racionalidad, el fin del hombre, y por lo tanto su felicidad, la logrará el hombre usando la
facultad que le es propia: la razón. En definitiva, Aristóteles define la felicidad como una actividad
del alma conforme a la razón y a lo largo de una vida completa. Además, para alcanzarla debemos
, vivir en una sociedad justa y tener todas nuestras necesidades básicas cubiertas, así para ser feliz
hay que tener suerte.
Por otro lado, para alcanzar la felicidad, es necesario conocer en lo que consiste la virtud. La virtud
es el hábito selectivo a ejercitar, que consiste en la posición intermedia del hombre ante cualquier
tipo de decisión, utilizando la razón u teniendo en cuanta cuales son los dos extremos (el defecto y
el exceso), según el contexto en el que se encuentre, y sin ella no podemos alcanzar la felicidad.
Aristóteles distingue entre dos tipos de virtudes. En primer lugar, distingue las virtudes éticas, las
cuales son los hábitos de obrar bien en cada caso, dando con el término medio exacto en que
consiste la decisión óptima. Y de entre estas, la más importante es la justicia, ya que permite al ser
humano desarrollarse como ser humano.
La cuestión de las virtudes éticas es enfocada por Aristóteles desde el contexto de la discusión
planteada en el periodo sofístico en torno al problema de si la virtud puede ser enseñada. Se
habían ofrecido 3 grandes respuestas a este respecto: La tesis aristocrática, la cual sostiene que la
virtud es por naturaleza y, por tanto, no modificable, no educable. El hombre bueno es bueno por
naturaleza o no lo es. En cuanto a la tesis sofística defiende que la virtud es una techné, una praxis
semejante a otras prácticas y, por ello, enseñable. En tercer lugar, el intelectualismo socrático
defiende que la virtud es enseñable a través del conocimiento. Así, el que sabe que es la virtud,
siempre actuará virtuosamente, ya que la virtud es algo que siempre me conviene, y nadie hace lo
que no le conviene.
Sin embargo, la tesis aristotélica comporta que no hacemos el bien porque seamos buenos, sino al
revés, somos buenos porque hacemos el bien, pues es haciendo el bien como nos hacemos
buenos. Así, el hábito en que consiste la excelencia moral, se forma por la repetición de actos.
Tomando una y otra vez la decisión correcta vamos adquiriendo la virtud o excelencia ética y nos
hacemos responsables de nuestras vidas y nuestras virtudes.
En segundo lugar, distingue las virtudes dianoéticas o intelectuales, que se relacionan con la parte
racional del hombre y cuyo origen viene de la enseñanza y la experiencia. Además, estás se dividen
entre teoréticas (que engloba la sabiduría, la inteligencia o razón y la ciencia), y prácticas (que se
dividen en prudencia y arte o técnica).Las teoréticas son más importantes que las prácticas, y la
virtud práctica por excelencia la llama prudencia. Esta es la encargada de señalar ese término
medio óptimo, el hábito de hacerlo bien. De este modo, es normativa, ha de señalar al ethos lo
que hacer. Y esta no es una ciencia, (como vemos cuando dice en “la prudencia no podrá ser ni
ciencia ni arte.”) ya que la ciencia trata de lo universal mientras que la prudencia siempre lo es de
lo particular. En cuanto para qué sirve la ciencia teórica, esta no es medio para nada, sino que es el
fin último del hombre, pues en ella consiste la máxima felicidad que puede alcanzar. Añadir que, el
ocio lo tenemos para dedicarlo a la ciencia teorética.
NOCIONES:
NOCIÓN 1: CIENCIA Y NECESIDAD