DERECHO
ECLESIASTICO
DEL ESTADO
Vladyslava Pirus
UNED 2021-2022
, TEMA 1. HISTORIA DE LAS RELACIONES ENTRE LOS ESTADOS
Y LAS CONFESIONES RELIGIOSAS
Los sistemas monista y dualista en la Edad Antigua
Monismo y dualismo
Desde los orígenes de la historia, el hombre se ha visto obligado a compaginar la doble
dimensión material y espiritual. El desarrollo de su vida y existencia ha dado lugar a dos
tipos de sociedades: las del tipo religioso y las del tipo político.
Dos son los sistemas en que la relación entre las organizaciones religiosas se han
organizado a lo largo de los siglos: monismo y dualismo.
El monismo es el predominio de un sector sobre el otro. El ejemplo más clásico de esta
realidad sería el de un monarca-pontífice. El ostentador del poder supremo encarna en sí la
cabeza rectora de ambas sociedades, la civil y la religiosa, pero aun, manteniendo cada una
su propia personalidad y estructura.
El dualismo es la distinción entre ambas sociedades, la religiosa y la política, dotada cada
una de su propia personalidad y normativa, dependiendo de un poder supremo
independiente. Rige la doctrina de separación entre Estado y Confesión religiosa.
El monismo se ha presentado, en ocasiones, bajo formas muy radicales: Teocracia. Otras,
y con mayor frecuencia, bajo el predominio sobre la sociedad religiosa del Estado:
Cesaropapismo. En cambio, si es el poder religioso el que predomina, estaremos ante el
Hierocratismo.
El dualismo también presenta variantes. Desde la perspectiva de la independencia -bajo
poderes supremos distintos- las relaciones entre ambas pueden ser de desconocimiento
mutuo, respeto, colaboración o no. Aquí entran términos como: regalismo, confesionalidad,
aconfesionalidad, laicidad, laicismo, libertad.
El monismo predominó en todo el mundo hasta el s. 18, y el dualismo a partir de aquellas
fechas.
Los imperios teocráticos y el Imperio Romano
Los imperios y reinos de la Antigüedad fueron, en su mayor parte, teocráticos.
La teocracia es el poder de Dios; se suponía que el Emperador o el Rey era una
encarnación divina, lo que les autorizaba a ejercer la suprema dirección religiosa y temporal
de su pueblo.
En los siglos prerromanos, fue Grecia la sede de un sistema político no teocrático; la
democracia nació allí y el modelo de la República griega se prolonga a la historia
republicana de Roma, anterior a la aparición del Imperio Romano.
El Imperio Romano, tornó a divinizar a sus emperadores ya desde el primero de ellos,
Octavio Augusto. No obstante, se trató de una divinización más bien política que religiosa;
no existía una familia imperial de origen divino, ni Cesar era un Dios, sino un general que
ocupaba el trono y era luego, de algún modo, divinizado. Se trataba de robustecer la
autoridad imperial mediante respeto y un culto formal, destinado a multiplicar el prestigio de
César. El imperio romano supuso el final de la teocracia antigua.
, La persecución contra el Cristianismo hasta el Edicto de Milán
La enemistad declarada por el Imperio Romano al Cristianismo no procede del rechazo a
sus doctrinas religiosas, que resultaban desconocidas fuera del círculo de sus adeptos.
Pronto se consolidó la fama de los cristianos como enemigos del culto al emperador y por
tanto del orden político; a los judios se les consideraba como una secta a exterminar. El
Imperio les persiguió sin excesiva continuidad, con periodos de tranquilidad, dependiendo
del emperador o gobernante local. La orden dada por el emperador Trajano de castigarlos si
crean alboroto público y dejarles tranquilos si no, muestra la pervivencia de las leyes
persecutorias y sus ejecuciones ocasionales.
Cuando ya eran evidentes los problemas que harían inviable la supervivencia del Imperio,
Diocecliano intentó frenar la decadencia mediante una serie de medidas políticas e incluyó
en ellas la última y más seria persecución contra el Cristianismo. Estaba convencido de que
éste era el enemigo de los valores tradicionales del Imperio. El fracaso de su persecución
condujo a una inversión radical de las relaciones entre el Imperio y la Iglesia.
Más adelante, Teodosio declaró el Cristianismo como la religión oficial del Imperio y
Constantino estableció, por primera vez en la historia, la libertad religiosa en sus reinos. Le
movieron razones de índole personal; su madre era cristiana -Santa Helena- y la Corte
Imperial estaba llena de cristianos. Él mismo se había educado en ese ambiento, si bien no
llegó a bautizarse sino en la hora de su muerte. Otra de sus razones fue porque ninguna
otra confesión había sido perseguida. La trascendencia de esta nueva política, entonces,
radica en el panorama jurídico universal.
El Cristianismo, religión oficial del Imperio
Teodosio proclamó el Cristianismo como religión oficial del Imperio y prohibió el paganismo
romano tradicional. Así concluye la etapa teocrática y toma el relevo una nueva forma de
relación entre el Estado y la Iglesia, el Cesaropapismo.
Ahora, los emperadores y los monarcas ya no son dioses ni hijos de los dioses. La iglesia
cristiana existe y posee su jerarquía separada de la civil.
La formulación del dualismo por Gelasio I
El monismo no es la doctrina de la Iglesia, ya que Jesuctristo pronunció una frase que
constituye la base doctrinal del dualismo, “Dad a César lo que es de César y a Dios lo que
es de Dios”.
Aquellas palabras fueron pronunciadas en un mundo monista que estaba regido por
monarcas “divinizados”. Se dirigían a judios, un pueblo que tradicionalmente había sido
gobernado por una monarquía instaurada por Dios y dirigido por profetas y sacerdotes de
origen divino, sometido entonces al Imperio Romano, un poder pagano del que Israel
esperaba liberarse gracias al Mesías-Rey. En ese contexto, Jesus enseña la legitimidad de
ambas sociedades.
Durante los tres primeros siglos de la existencia de la Iglesia, ésta vivió en catacumbas.
Cuando Constantino la liberó y Teodosio la declaró oficial en el Imperio, ello permitió
celebrar los primeros concilios ecuménicos.
Caído el Imperio, el Papa Gelasio I formula oficialmente la doctrina dualista como propia
de la Iglesia, dirigiendo una carta al emperador Anastasio, en la que expone su tesis
, dualista a partir de la enseñanza de Jesus. “Por voluntad de Dios existen dos autoridades,
una espiritual y la otra temporal, a la que está encomendado el gobierno de los hombres. La
esfera del poder de cada una de ellas es diferente, pero no son opuestas; ambas proceden
de la voluntad divina”. Señala Gelasio el deber del emperador cristiano de seguir las normas
religiosas, y el del papa de acatar las leyes civiles.
El monismo medieval
Cesaropapismo: de Carlomagno al Sacro Imperio
En los siglos posteriores a la caída del Imperio Romano, Europa queda dividida en dos; el
Imperio bizantino de lengua griega y Europa bárbara que pronto se transforma en la Europa
altomedieval (España visigoda, Francia gala, etc).
En esta sociedad, todavía bárbara, la Iglesia representa el único vínculo de cultura y
unidad. Su lengua, el latin, se impone como lengua general; sus iglesias constituyen la base
cultural común; los frailes y los clérigos son capaces de ejercer funciones legislativas,
administrativas y judiciales, en una sociedad cuyos jerarcas son guerreros sin formación.
Era de esperar que surgiera una figura capaz de poner en marcha el sueño imperial-
restablecer el Imperio. Tal fue el papel de Carlomagno, que llevó a cabo tres tareas
fundamentales: restableció el Imperio Romano occidental, conquistando la gran parte de
sus antiguas posesiones; fue coronado como emperador por el papa; creó los estados
pontificios. Su esfuerzo acabó con la creación del Sacro Imperio, el cual se prolongó hasta
el s. 19 y que se denominó Sacro Imperio Romano Germanico.
Carlomagno fue coronado emperador por el papa en la noche de Navidad del año 800 y
desde entonces la legitimidad imperial se apoyó en la coronación hasta el s. 16. Ante una
situación de varios candidatos para el trono, fue la coronación papal de uno de ellos la que
decidía el litigio. El último emperador coronado así fue Carlos V -Carlos I de España- y
después de él no hubo más coronaciones hasta, la excepcional, cuando Napoleon se
proclamó emperador, suprimió el Sacro Imperio Romano Germanido y trató de sustituirlo por
un Imperio Romano Francés.
Carlomagno creó un sistema dualista, con las cabezas de Europa autónomas. Se originó
aquí la Cristiandad medieval: una Europa impregnada de religiosidad, dependiente de dos
poderes supremos, el papa y el emperador.
Los emperadores pretendían mantener bajo su control a la iglesia como un instrumento de
su política y los papas entendían que la superioridad del fin espiritual les autorizaba a
ejercer control sobre el poder político. Ello dio lugar a una lucha por el poder entre las dos
corrientes que, después de Carlomagno, se enfrentaron durante toda la Edad Media: el
cesaropapismo y el hierocratismo.
Hierocratismo- superioridad del poder espiritual sobre el temporal durante el medievo.
Cesaropapismo- actitud adoptada por los Emperadores del Sacro Imperio hasta finales del
medievo. Sistema cesaropapista:
a) Los emperadores de Constantinopla intentaron que la Santa Sede se trasladase a
ésta y, no habiéndolo conseguido, rompieron sus vínculos con la iglesia romana y
crearon la Iglesia Ortodoxa griega, separada del papado y dirigida por el patriarca de
Constantinopla bajo el control imperial. Se rompe así la unidad de la Iglesia hasta
hoy.