TEMA 9. 24. El aumento de las fuerzas de oposición: republicanismo, nacionalismo catalán
y vasco.
El sistema de la Restauración marginó a amplios sectores políticos y sociales. Aunque estas
fuerzas de oposición eran numerosas, su diversidad impidió plantear una alternativa al régimen, ya
que nunca consiguieron una minoría parlamentaria influyente. Republicanos, carlistas, socialistas y
nacionalistas quedaron fuera de la oposición.
REPUBLICANISMO
Después del fracaso de la I República, el republicanismo tardó mucho en establecer una
alternativa política. Sin embargo, la ideología republicana, basada en una posición anticlerical, en la
fe en el progreso y en la defensa de políticas reformistas en materia social, se mantuvo viva en los
casinos y ateneos, en la prensa y en los sectores intelectuales y universitarios. La fragmentación de
los republicanos se debía a razones ideológicas y personales. Cada uno de los grandes líderes
republicanos del Sexenio Democrático acaudilló su propio partido.
Castelar creó el Partido Republicano Posibilista, que aceptó la colaboración con el régimen, a
cambio de una minoría parlamentaria.
Ruiz Zorrilla fundó el Partido Republicano Progresista, que recurrió a los pronunciamientos.
Pi i Margall lideró los restos del Partido Republicano Federal, y Salmerón los del Partido
Republicano Centralista.
Tras establecer el sufragio universal en 1890, se formaron alianzas electorales en 1893, 1901 y
1903 en las que cosechó cierto éxito Unión Republicana que alcanzó buenos resultados en las
grandes ciudades.
En 1908 se fundó el Partido Radical de Alejandro Lerroux: anticatalanista, con un discurso
demagógico, anticlerical y supuestamente revolucionario, tuvo eco en Cataluña hasta la Semana
Trágica, moderando después su discurso para un posterior traslado a Madrid. Desde 1909, el
republicanismo, salvo Lerroux, formó coaliciones electorales con el PSOE.
En 1912 se fundó el Partido Reformista, liderado por Melquiades Álvarez. Era un partido de
intelectuales, posibilista en la forma de gobierno y con un programa basado en la democratización
del sistema, pero falto de apoyo popular.
NACIONALISMOS
Los nacionalismos periféricos surgieron a finales del siglo XIX como movimientos de recuperación
cultural y lingüística en territorios con lengua propia y señas de identidad arraigadas, frente al modelo
de Estado centralista. Estas características culturales se articularon en formaciones políticas de
diferente signo.
Reclamaron formas de autogobierno: Cataluña, País Vasco y, en menor medida, Galicia. Dentro
del nacionalismo catalán, en la década de 1880 destacó Valentí Almirall, que presentó a la regente
en 1885 un Memorial de Agravios, programa regionalista que mantenía la fidelidad a la monarquía y
la búsqueda de la amplia autonomía. Defendía el proteccionismo industrial y el derecho de Cataluña
frente a la uniformización del derecho español.