Tema 4: La motivación: aspecto clave para un
aprendizaje personalizado
4.2. Influencia de la afectividad y la inteligencia en el proceso de aprendizaje
En situaciones de estrés, de ansiedad o miedo, nuestro cerebro está ocupado en resolver esa
situación inmediata que nos perturba, y no tiene tiempo para dedicarse a otras actividades
menos apremiantes. En cambio, si nos tranquilizamos, nos relajamos y nos sentamos en el suelo
con las piernas cruzadas, nuestro cerebro se encuentra en una situación óptima para que
podamos atender, escuchar y aprender.
Amenazar con sanciones es una estupenda forma de conseguir que se termine cumpliendo la
amenaza, porque añade una dificultad extra a la tarea: la mala disposición emocional de quien
debe realizarla bajo la presión que supone la amenaza.
Los afectos, que son los sentimientos, emociones y pasiones que nos conmueven, vienen a ser
como indicadores y refuerzos asociados a nuestras inclinaciones y apetitos. Evalúan nuestra
situación respecto de ellos.
Los afectos son noticias, tienen un carácter cognitivo, pero no dan noticias objetivas sobre las
realidades externas al sujeto, sino sobre el propio estado anímico del sujeto.
Además, los afectos positivos, como el placer o la alegría, refuerzan las conductas que los
provocan, mientras que los negativos, como el dolor, o el aburrimiento, hacen que tratemos de
evitarlas
Pero los afectos evalúan nuestra situación tendencial de acuerdo a cierta interpretación
inteligente de la misma, de modo que: Las creencias, que son fenómenos cognitivos, influyen
profundamente en las experiencias afectivas, lo que nos interesa muchísimo desde el punto de
vista educativo, porque permite una pedagogía de los sentimientos.
El apetito o las ganas por avanzar en un determinado punto del proceso de aprendizaje es la
motivación del alumno, que, como decimos, puede ser promovida a través de una gestión
inteligente de los factores afectivos que pueden hacer de ese momento del aprendizaje algo
atractivo y gratificante para el alumno.
, En educación personalizada es especialmente importante esta faceta motivadora de los
docentes en la medida en que defendemos que el proceso educativo debe responder a un
impulso interno al propio alumno, que no sea algo impuesto desde afuera, pues ello elimina
cualquier posibilidad de hacer autónomo y responsable ese proceso educativo. Por ello, los
docentes, deben saber hacer más atractivas e interesantes las tareas escolares, deben
propiciar que los alumnos hagan con gusto y agrado sus trabajos, y, en general, lleven adelante
el proceso de aprendizaje con ganas y de un modo gratificante.
4.3. Definición y tipos de motivación
El apetito o las ganas por hacer determinada tarea es la motivación asociada a esa tarea. El
motivo es el impulso que pone en marcha la acción, su desencadenante. Debemos distinguir,
por tanto, esa motivación de la intención o propósito con el que se hace algo.
- La intención es el para qué, la finalidad de la acción, la meta que alguien se propone y
persigue. Por lo tanto, es algo racional y voluntario.
- La motivación, en cambio, es más bien el impulso que lleva a hacer algo porque resulta
grato o porque satisface una necesidad.
TIPOS DE MOTIVACIÓN
- Motivación extrínseca. Es aquella en que tenemos ganas de realizar una actividad, pero
por sus consecuencias, no por sí misma, consecuencias que dependen de contingencias
porque no son el resultado de la acción, y actúan como un incentivo externo. Es la
recompensa a una actividad que no se llevaría a cabo si no fuera por dicha recompensa.
- Motivación intrínseca. Es aquella que genera la propia actividad que se realiza por sí
misma y por la gratificación que le acompaña. Si lo que me motiva a aprender es el deseo
de saber, o que me resulta gratificante el proceso de aprendizaje, en ese caso no me
mueve nada ajeno a la propia actividad. La actividad motiva por sí misma porque el
realizarla resulta algo atractivo, interesante o placentero.
4.4. La motivación y los valores
«Valor», como indica el propio término, es algo que se relaciona con una valoración positiva o
negativa que hace algún sujeto o algunos sujetos. Sin embargo, existen valores que son
universales, que no son relativos a apreciaciones subjetivas, sino que todo ser humano cuyo
criterio no esté enfermiza o moralmente deformado, admite como valioso.