Historia de España 2º Bachillerato 2022/23. Estándares preferentes. Ángel Pastor
Bloque 12. Normalización democrática de España e
integración en Europa (1975-2008)
1. Alternativas políticas tras la muerte de Franco
La Transición democrática española se convirtió pronto en modelo para
aquellos países que pretendían pasar de un gobierno dictatorial a otro
constitucional (estados de Sudamérica en los años ochenta y antiguas democracias
populares soviéticas durante los noventa). Sin embargo, el supuestamente
consensuado y pacífico tránsito del franquismo a la monarquía constitucional está
siendo revisado en los últimos tiempos. Aun así, la mayor parte de la
historiografía actual sigue ofreciendo una visión idílica de la Transición,
ignorando que se trató de un proceso orquestado desde dentro del propio
régimen en colaboración con fuerzas transnacionales dirigidas por EE.UU.
A medida que se acercaba la muerte de Franco se puso en marcha un
proceso internacional orientado a garantizar un cambio de régimen totalmente
controlado, pues ni a Washington, ni al capitalismo internacional les interesaba un
foco de inestabilidad que pudiera alterar el orden mundial diseñado por la
Guerra Fría. La Casa Blanca tuteló la evolución de la política española en estos
años y apoyó o desarticuló a diferentes grupos según su conveniencia. Varios
representantes del gobierno estadounidense estuvieron presentes en el congreso
del PSOE de Suresnes (1974), donde la SPD alemana de Willy Brandt, a su vez
controlada por Washington, fue decisiva. Una de las condiciones que se
impusieron a los nuevos líderes del socialismo español fue que se alejaran de
Moscú (pocos años después Felipe González renegaría del marxismo en un
polémico congreso, y más tarde confirmaría la adhesión de España a la OTAN), y
que minimizaran el peso de la simbología republicana en las calles españolas
una vez muerto Franco, como así ocurrió.
Al asentamiento del nuevo régimen contribuyó que los franquistas
estuvieran divididos entre continuistas del búnker, liderados por Piñar e Ynestrillas,
y aperturistas partidarios de reformas progresivas hacia un sistema más
democrático, encabezados por franquistas moderados como Fraga y Suárez.
Mientras los donjuanistas se encontraban en absoluta debilidad, los
nacionalistas catalanes, después de un letargo de varias décadas, comenzaron a
dar síntomas de recuperación a través de Convergencia Democrática de
Cataluña, formación encabezada por Jordi Pujol, pero también de viejos partidos
como ERC, cuyo líder en aquellos años era Heribert Barrera. Además, aparecieron
grupos terroristas que defendían la independencia catalana por medios violentos,
como Terra Lliure. El nacionalismo vasco, también resurgido, estuvo capitaneado
por el PNV de Javier Arzalluz, un supuesto democristiano y exjesuita al que
algunos vincularon con ETA.
Por su parte, la izquierda tradicional, se encontraba muy atomizada. Había
formaciones minoritarias como el PSP de Tierno Galván, o el PSOE, infiltrado por
policías franquistas y por agentes estadounidenses, que se encargaron de poner en
primera línea a militantes desconocidos como González, Guerra y Herzog. El PCE
de Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, a pesar de su controvertido papel durante la
guerra civil y su posterior apoyo al estalinismo, gozaba de relativo prestigio en
sindicatos y universidades, sobre todo desde que a comienzos de los sesenta el PCE
se distanciase de Moscú y se mostrara partidario del eurocomunismo.
Igualmente aparecieron otros grupos radicales marxistas-leninistas, maoístas y
1
, Historia de España 2º Bachillerato 2022/23. Estándares preferentes. Ángel Pastor
trotskistas. Un elemento común a socialistas y comunistas fue que ambos
promovieron la formación de dos alianzas antifranquistas: la Junta Democrática
(PCE, PSP y CC.OO.) y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE, PNV
y UGT).
Dos días después de la muerte de Franco, el 22 de noviembre de 1975,
Juan Carlos I se convirtió en nuevo Jefe del Estado, como estaba previsto,
acogiéndose a las Leyes Fundamentales y jurando fidelidad a los principios del
Movimiento Nacional franquista. La desconfianza que inspiraba el nuevo monarca
por su pésima gestión de la crisis marroquí llevó a que muchos lo apodasen -
con evidente mal ojo- Juan Carlos el Breve. El Borbón se apresuró a dar
continuidad al Gobierno de Arias Navarro, que se mostró incapaz de atajar la
conflictividad social, cuyo punto álgido lo marcaron las huelgas de Vitoria en las
que resultaron muertos cinco manifestantes, lo que a su vez sirvió para justificar el
Estado de Excepción. En estos primeros meses del post franquismo aparecieron
dos nuevos periódicos que se convertirían en símbolos del tránsito hacia la
democracia: El País (detrás del que estaban, entre otros, notorios franquistas como
Fraga, Polanco y Cebrián) y Diario 16. En el verano de 1976, el rey viajó a
Washington, reclamado por el presidente Ford; a su vuelta a Madrid, Arias
presentó al monarca su dimisión, con toda probabilidad presionado por la Casa
Blanca, donde se consideraba que el carnicero de Málaga no era el candidato
adecuado para dirigir la transición política española. Mientras, el moderado, T.
Fernández Miranda, se encargaba de ultimar la Ley para la Reforma de los
Partidos Políticos(LRPP), cuyo objeto era la legalización de distintas formaciones
de cara a la convocatoria inminente de elecciones. Finalmente, el monarca eligió
como nuevo jefe del Ejecutivo a Adolfo Suárez, un joven abogado falangista que
había desempeñado cargos de relevancia como el de gobernador civil de Segovia,
director de informativos de TVE o Secretario General del Movimiento Nacional
franquista.
2. Actuaciones impulsadas por Adolfo Suárez para la
reforma política del régimen franquista
El inexperto Suárez tuvo que lidiar con un clima de extremismo político
polarizado en torno a la ultraderecha de los Guerrilleros de Cristo Rey, Fuerza
Nueva, o El Alcázar, y fuerzas de la ultraizquierda como las bandas terroristas ETA
y GRAPO. Se convenció de que para lograr la paz social debería alcanzarse antes un
consenso político y controlar a los elementos más conservadores del Ejército, de
modo que asignó a Gutiérrez Mellado el ministerio de Defensa. Además, era
precisa la celebración de un referéndum para la aprobación de la LRPP que se
llevó a cabo en diciembre de 1976 pese a que el GRAPO secuestró a un exministro
franquista para dinamitar la consulta popular. La participación alcanzó el 80%, con
un 94% de síes; las Cortes franquistas también dieron su visto bueno, con 425
votos favorables frente a 59 en contra y 13 abstenciones.
De cara a las primeras elecciones con pluralismo político desde febrero de
1936, Suárez formó su propio partido, Unión de Centro Democrático (UCD), que
aglomeraba a democristianos, conservadores, liberales y franquistas moderados. El
primer gobierno de Suárez estuvo marcado por dramáticos acontecimientos:
-En enero de 1977 unos pistoleros de extrema derecha entraron en
un despacho de abogados izquierdistas matando a cinco de ellos, pese a
lo cual los simpatizantes del comunismo se limitaron a asistir a un
2
