Comentario gráfico:
Respecto al gráfico 1, se puede apreciar que gran parte de los emigrantes europeos eran del
sur y Este de Europa. Las emigraciones masivas europeas (1860-1913, y en la actualidad son las
mismas) eran causa de la diferencia salarial entre el país emisor y el receptor, aumentos
poblacionales, el nivel de urbanización e industrialización en los países originarios, el efecto
"familia y amigos" por la acumulación de inmigrantes residentes en el país receptor y por la
persistencia y la continuidad, además, influyó el establecimiento de redes de emigrantes y
cadenas migratorias que transmitían información y facilitaban el viaje y la inserción laboral en
el país receptor. Con la Primera Guerra Mundial, se vieron frenados los movimientos
migratorios.
A nivel general, en las décadas centrales del siglo XIX los países que alcanzaron tasas altas de
emigración fueron Gran Bretaña, Irlanda, los estados alemanes y los países escandinavos
(muchos regresaron). Desde la década de 1880, que presenta máximos de emigración para
muchos países, la Europa mediterránea, con Italia a la cabeza, y la Europa del este muestran
las tasas de emigración más elevadas y alcanzan sus máximos en los años anteriores a la
primera guerra mundial.
La emigración europea de las décadas centrales del siglo XIX era definitiva, abarcaba a familias
enteras con tradición artesanal y se localizaba fundamentalmente en el sector agrario de los
países receptores. Por el contrario, la emigración tardía de los países mediterráneos y de la
Europa del Este era temporal, abarcaba sólo a hombres no cualificados (jornaleros y
agricultores fundamentalmente) y se localizaba en los sectores urbanos e industriales de los
países del Nuevo Mundo. En los países receptores, esta composición de la inmigración dio
lugar a unas altas tasas de participación en el mercado laboral, lo que conllevaba además bajas
tasas de dependencia; y se realizaron en éstos importaciones de capital humano con
beneficios netos, pues la sociedad receptora se ahorraba los costes de criar y educar a esa
población.
Los principales países receptores (Nuevo Mundo: Estados Unidos, Canadá, Argentina,
Australia) de emigrantes europeos (tras las guerras napoleónicas) durante la época de la
emigración masiva se caracterizaban por una escasa mano de obra y, por tanto, una elevada
demanda de trabajo, abundantes recursos naturales y un rápido crecimiento económico
derivado de su integración en la economía mundial y de su capacidad de atracción de capitales
y mano de obra externa. La inmigración, junto con las inversiones exteriores en
infraestructuras (redes de transporte), fueron claves del intenso crecimiento económico que
experimentaron países como Argentina o Canadá.
Respecto al gráfico 2, se puede apreciar que gran parte de la inmigración total durante la
época de las migraciones masivas, la recibió Estados Unidos. Estados Unidos fue y es con
mucha distancia el país que más inmigrantes recibió (el primero en recibir inmigrantes
europeos), aunque el impacto de la inmigración fue mayor en el caso de Argentina debido al
menor tamaño de su población cuando recibió la inmigración masiva, allí los salarios de los
trabajadores no cualificados se están reduciendo desde veinte años, aunque eso no desanima
a los potenciales inmigrantes de países en desarrollo.
Respecto al gráfico 3, se puede ver que, aunque Estados Unidos fue el país que más
inmigrantes recibió, el impacto en cuanto a crecimiento de la población fue mayor en
Argentina, que creció un 60%, al igual que la población activa, que aumentó un 86%. Sin
embargo, los salarios reales cayeron un 21% en Argentina. No obstante, en otros países el