Historia de España
GUERRA DE CUBA Y CRISIS DEL 98
Esta crisis marcó el final de una época y el inicio de otra. Supuso la primera gran crisis del
sistema de la Restauración y en el plano internacional se confirmó el paso de España a
potencia de segunda orden. A nivel interno, generó una fuerte inestabilidad política y social,
además de una honda depresión moral y anímica en la sociedad española.
1. LA ISLA DE CUBA, LA “PERLA DE LAS ANTILLAS”.
Cuba, una de las grandes Antillas, tuvo una especial vinculación con España. Quedó al margen de
los movimientos independentistas y se mantuvo unida a la metrópoli. Su riqueza se basaba en
productos como la caña de azúcar y el tabaco, que exportaba a Estados Unidos y España.
En la segunda mitad del s.XIX se inició el proceso de independencia de estos territorios, algo que
los diferentes gobiernos no supieron frenar. La gran preocupación de los gobiernos del Sexenio
Democrático y de los gobiernos de la Restauración fue mantener a toda costa la soberanía sobre
Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
La primera fase de la Guerra de Independencia Cubana (1868-78), conocida como “Guerra Larga”
se inició con el Grito de Yara y fue dirigida por el terrateniente criollo Manuel Céspedes. Finalizó,
gracias a la actuación del general Martínez Campos, con la Paz de Zanjón, pero esto signi có sólo
un punto y aparte. El tratado prometía muchas cosas como nuevas condiciones políticas y
administrativas, el n de la esclavitud o una amnistía. Sin embargo, el cumplimiento de lo pactado
se demoró en exceso, lo mismo que las primeras iniciativas autonomistas.
En 1879 se produjo la “Guerra Chiquita”, sofocada un año después por su falta de apoyos y la
superioridad militar española sobre los “mambises” (guerrilleros). En 1893 el intelectual José Martí
fundó el Partido Revolucionario Cubano, que se sumó a los dos ya existentes (Autonomista Cubano
y Unión Constitucional). Pronto alcanzó un amplio respaldo social y el de los generales que habían
luchado en la “Guerra Larga” y no aceptaron las condiciones del acuerdo de paz.
El Partido Liberal de Sagasta pretendía conceder una amplia autonomía a la isla, en tanto que el
conservador Cánovas del Castillo defendía el statu quo existente. El gobierno español había
elevado las tarifas arancelarias a los productos no españoles vendidos en la isla, lo que perjudicaba
los intereses de Estados Unidos, principal cliente cubano. El presidente norteamericano William
Mckinley protestó contra el fuerte proteccionismo y amenazó con cerrar las puertas al tabaco y al
azúcar cubanos si España continuaba su política arancelaria.
2. LA GRAN INSURRECCIÓN.
El llamado Grito de Baire (24 de febrero de 1895) inició un levantamiento generalizado por toda la
isla. En ella participaron la pequeña burguesía independentista y, sobre todo, los sectores
populares.
Cánovas del Castillo, jefe del gobierno español, envió una expedición militar bajo el mando del
general Martínez Campos, que quiso conciliar nuevamente la acción militar con la diplomacia. Pero
su fracaso provocó la llegada del general Valeriano Weyler, que adoptó una posición muy represiva.
Dividió el territorio en tres zonas mediante trochas que impedían el paso de los insurrectos y facilitar
su control. Con la desaparición de Antonio Maceo la guerra se inclinó a favor de España, pero
entonces se produjo la intervención norteamericana. La crueldad de Weyler provocó una protesta
internacional, que sirvió de pretexto a EEUU para intervenir.
Tras el asesinato de Cánovas (1897) y ante el fracaso de Weyler, el gobierno liberal decidió
destituirlo y enviar al general Blanco, quien inició una estrategia de conciliación. Se decretó la
autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de derechos entre insulares y
españoles y la autonomía arancelaria. Pero estas medidas llegaron tarde, pues los isleños,
ayudados por EEUU, ya no aceptaron.
También en Filipinas,donde se recibían escasos inmigrantes españoles se había producido una
rebelión en 1896.Existía una débil ocupación militar, reforzada por la presencia de misioneros de las
principales órdenes religiosas. Los intereses económicos españoles eran inferiores a los de Cuba,
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