El sistema inmunitario ha desarrollado propiedades especializadas en diferentes partes del cuerpo,
especialmente en los tejidos barrera epiteliales. Estas características son esenciales en la protección contra
los tipos de desafíos microbianos que más suelen encontrarse en estas localizaciones y, además, aseguran
que vivamos en armonía con los microorganismos comensales no patógenos que colonizan las superficies de
la piel y las luces de los órganos mucosos. El conjunto de componentes de células y moléculas inmunitarias
que sirven a funciones especializadas en una localización anatómica particular se conoce como sistema
inmunitario regional.
Los sistemas inmunitarios regionales abarcan:
• el sistema inmunitario mucoso, que protege a las barreras mucosas digestiva, broncopulmonar y
genitourinaria
• el sistema inmunitario cutáneo (piel).
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,El sistema inmunitario digestivo es el de mayor tamaño y el
más complejo. Se calcula que la mucosa intestinal de un
adulto humano contiene alrededor de 50 × 109 linfocitos
y se sintetizan más anticuerpos en el intestino que en
todas las demás partes del sistema inmunitario juntas. La
dedicación de tantos recursos del sistema inmunitario al
intestino refleja la gran superficie de la mucosa intestinal,
que ha evolucionado hasta maximizar la función de
absorción del tejido, pero que también debe resistirse a la
invasión de bacterias presentes en la luz. La piel es
también un tejido barrera con una enorme superficie que
debe protegerse de los microbios ambientales que acceden con facilidad al recubrimiento externo. Se
calcula que el número total de linfocitos en la piel es de 20 × 109 , alrededor del doble del número total
de linfocitos circulantes.
Las características físicas de la mucosa (blanda, húmeda y caliente) y de la piel (tosca, seca y fría)
favorecen la colonización e invasión de diferentes tipos de microbios.
Por tanto, no es sorprendente que el sistema inmunitario esté especializado de diferentes formas en
estos dos tipos de tejidos.
Los sistemas inmunitarios en las barreras epiteliales comparten una organización anatómica básica, con
una capa epitelial externa que impide la invasión microbiana, un tejido conjuntivo subyacente que contiene
varios tipos de células que median en las respuestas inmunitarias frente a los microorganismos que
atraviesan el epitelio, y tejidos linfáticos secundarios de drenaje locales o más alejados donde empiezan
las respuestas inmunitarias adaptativas frente a los microbios invasores. La barrera epitelial puede tener
varias capas gruesas, como en la piel, o una sola capa asentada sobre la membrana basal, como en los
intestinos. El tejido conjuntivo subyacente, como la dermis en la piel y la lámina propia en el intestino,
contiene numerosos linfocitos, células dendríticas (DC), macrófagos y otras células dispersas que median
en las respuestas inmunitarias innatas y la fase efectora de las respuestas inmunitarias adaptativas. Los
tejidos mucosos también contienen tejido linfático secundario sin encapsular, pero organizado justo por
debajo de la barrera epitelial, que comprende linfocitos B y T, DC y macrófagos.
Estos grupos de células inmunitarias, denominados a menudo tejido linfático asociado a mucosas (MALT),
son lugares de desarrollo de algunas respuestas inmunitarias adaptativas especializadas para la mucosa
particular. Las respuestas inmunitarias adaptativas en los sistemas inmunitarios de la barrera epitelial
también se inducen en los ganglios linfáticos de drenaje que se localizan fuera de los tejidos barrera. En la
piel y en los tejidos mucosos, los antígenos situados fuera de la barrera epitelial son captados por células
especializadas dentro del epitelio y son transportados a los ganglios linfáticos de drenaje o al MALT.
Los sistemas inmunitarios regionales contienen tipos celulares y moléculas especializadas que pueden no
abundar en otros lugares. Los tipos celulares que se restringen a uno o más sistemas inmunitarios
regionales, pero que no están presentes a lo largo de todo el sistema inmunitario, son subgrupos de DC (p.
ej., células de Langerhans en la piel), células que transportan los antígenos (p. ej., células microplegadas
[M] en el intestino), linfocitos T (p. ej., linfocitos T γδ en el epitelio), subgrupos de linfocitos B (p. ej.,
linfocitos B y células plasmáticas productores de inmunoglobulina A [IgA] en los tejidos mucosos) y varias
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,células linfocíticas innatas (ILC, innate lymphoid cells). Las características anatómicas únicas y los tipos
celulares de cada tejido dotan a ese tejido de características funcionales especiales.
Además, las estructuras MALT de varias regiones del intestino y de otros órganos mucosos tienen
características diferentes.
Los linfocitos efectores que se generan en los ganglios linfáticos de drenaje de un sistema inmunitario
regional particular (p. ej., la piel o el intestino delgado) entrarán en la sangre y se alojarán de forma
preferente en el mismo órgano (p. ej., la dermis y la lámina propia, respectivamente). La migración y la
localización de los subgrupos de linfocitos en diferentes tejidos se deben, en parte, a patrones de
alojamiento específicos de los tejidos que dirigen a estos subgrupos desde la sangre hasta tejidos
particulares.
Los sistemas inmunitarios regionales tienen importantes funciones reguladoras, que impiden respuestas
no deseadas a microbios no patógenos y a sustancias extrañas que probablemente estén presentes en
diferentes barreras. El ejemplo más claro es el sistema inmunitario asociado al intestino, que debe
suprimir las respuestas a las bacterias comensales que colonizan la luz intestinal, así como a sustancias
alimenticias extrañas, pero que debe responder a bacterias patógenas, que estarán presentes en cifras
mucho menores de que las comensales. La supresión de las respuestas inmunitarias a los microorganismos
no patógenos y a sustancias extrañas inocuas también es importante en otros lugares del cuerpo, como
la piel, el pulmón y el aparato genitourinario, que no son estériles y están expuestos constantemente al
ambiente.
El tubo digestivo, como otros tejidos
mucosos, está compuesto de una estructura
tubular recubierta de una capa continua de
células epiteliales asentada sobre una
membrana basal que sirve de barrera física
al ambiente externo.
Por debajo del epitelio hay una capa de tejido
conjuntivo laxo en el intestino, denominada
lámina propia, que contiene vasos
sanguíneos, vasos linfáticos y MALT.
La submucosa es una capa de tejido
conjuntivo denso entre la mucosa y las capas
de músculo liso.
Desde la perspectiva del inmunólogo, el tubo
digestivo tiene varias propiedades notables.
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, 1- la mucosa combinada del intestino delgado y del grueso tiene un área superficial total de más de
200 m2, formada en su mayor parte por las vellosidades del intestino delgado y microvellosidades.
2- la luz del intestino está llena de microbios, muchos de los cuales se ingieren junto con los alimentos,
y la mayoría de los cuales crecen continuamente como comensales en la luz de los individuos sanos.
Estos comensales también compiten con microbios potencialmente patógenos en el intestino e
impiden infecciones peligrosas.
Aunque los microorganismos comensales son beneficiosos cuando están contenidos en el exterior
de la barrera mucosa intestinal, pueden ser lesivos si la atraviesan y entran en la circulación o
atraviesan la pared intestinal, especialmente en individuos inmunodeprimidos. Además,
microorganismos patógenos no comensales pueden llegar a convertirse en parte de la mezcla
diversa de microorganismos que componen la flora del intestino en cualquier momento si se
ingieren en alimentos o agua contaminados. Estos microorganismos patógenos, como bacterias,
virus, protozoos y parásitos helmintos, pueden provocar enfermedades importantes incluso
aunque representen una mínima fracción de los microbios de la luz intestinal. Para mantener la
salud, el sistema inmunitario mucoso debe ser capaz de reconocer y eliminar este número pequeño
de microorganismos patógenos en presencia de un número mayor de microbios no patógenos.
3- El intestino está expuesto continuamente a sustancias extrañas no microbianas en los alimentos
ingeridos y normalmente no inicia respuestas inmunitarias contra estas sustancias.
Estos desafíos se han solucionado con la evolución de un grupo complejo de estrategias de
reconocimiento inmunitario innato y adaptativo, y de mecanismos efectores. En general, la
inmunidad intestinal nos protege frente a infecciones mientras permite la persistencia de
microbios comensales.
El intestino impide las infecciones de tres formas principales:
1- La presencia de una capa espesa de moco mantiene a la mayoría de los microorganismos de la luz
alejados del epitelio intestinal.
2- Péptidos antibióticos producidos por las células epiteliales intestinales matan a los
microorganismos patógenos en la luz o reducen su entrada en el epitelio.
3- La IgA producida por las células plasmáticas en la lámina propia es transportada a la luz y
neutraliza a los microorganismos patógenos antes de que puedan entrar en el epitelio.
El sistema inmunitario gastrointestinal tiene que mantener constantemente un equilibrio entre la defensa
frente a los microorganismos patógenos intestinales y la tolerancia a las bacterias comensales y los
antígenos de los alimentos. Solo se conocen algunos de los mecanismos responsables de este equilibrio.
Lamentablemente, las infecciones intestinales por microorganismos patógenos no están con frecuencia
controladas por la inmunidad mucosa y son responsables de millones de muertes anuales en todo el
mundo. Muchas de las características del sistema inmunitario digestivo las comparten otros tejidos
mucosos.
INMUNIDAD INNATA EN EL TUBO DIGESTIVO
Las células epiteliales intestinales que recubren los intestinos delgado y grueso forman una parte integral
del sistema inmunitario innato digestivo, implicado en las respuestas a los microorganismos patógenos y la
recogida de antígeno para su entrega al sistema inmunitario adaptativo en el intestino. Hay varios tipos
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