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El Mundo de Homero de Pierre Vidal Naquet
Resumen de Libro
Índice
I. Pequeña historia de dos poemas
II. La historia y la geografía
III. Los griegos y los troyanos
IV. La Guerra, la muerte y la paz
V. Ciudad de los dioses, ciudad de los hombres
VI. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos
VII. El rey, el mendigo y el artesano
VIII. Poesía.
IX. Los problemas homéricos
Pequeña historia de dos poemas
Homero, un hombre ciego, de cabello y barba abundantes. Existen biografías de Homero, pero son puramente
legendarias. Si los antiguos lo consideraban ciego, tal vez se debía a que pensaban que la memoria de un hombre
era tanto más impresionante por cuanto carecía de la vista.
Siete ciudades de la Grecia asiática, más precisamente de Jonia y Eolia, situadas en la costa de lo que hoy es Turquía
y en las islas griegas vecinas, se disputaban el honor de ser su patria: entre ellas se cuentan Esmirna, en el
continente, y la isla de Quíos, donde aún hoy exhiben la "Piedra de Homero", también llamada la "Piedra del
Maestro de Escuela", un peñasco donde está tallada una silla en la cual se sentaba el poeta cuando recitaba sus
versos a los niños.
Se ha fantaseado y delirado mucho sobre el poeta ciego. ¿Hubo un Homero, dos Homeros, incluso, como piensan
muchos, una multitud de Homeros? En la isla de Quíos vivían los Homéridas, que decían ser descendientes del
poeta, un grupo de rapsodas que cantaban los poemas de su presunto antepasado. Homero no era un rapsoda sino
un aedo. El término viene del griego aoidos, que significa "cantor". Los poemas homéricos fueron compuestos y
cantados por aedos que se acompañaban con un pequeño instrumento de cuerdas, la forminge.
¿Cuándo vivió Homero? La opinión general es que La Ilíada y La Odisea datan de finales del siglo IX a.C. o del siglo
VIII, siendo la primera anterior a esta última en varios decenios. El siglo VIII es un período muy importante en la
historia del mundo griego, y del mundo mediterráneo en general (por ejemplo, Roma fue fundada en 753 a.C.). En
esa época se consolida en la Grecia europea, insular y asiática una nueva forma de vida social: la ciudad. Un grupo
de hombres libres dice "nosotros" al hablar en nombre de todos. Los reyes han desaparecido, o bien tienen una
función simbólica. Las ciudades no son gobernadas por el pueblo sino por grupos de hombres (relativamente) ricos,
poseedores de tierras y de los ingresos provenientes de éstas, pero que en ocasiones se dedican al gran comercio
marítimo.
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Cuando leemos La Ilíada o La Odisea, debemos recordar que eran poemas para ser recitados ante auditorios de
hombres ricos y poderosos, capaces de hacer la guerra y armarse de pies a cabeza. Las ciudades del siglo VIII podían
tomar colectivamente decisiones importantes; por ejemplo, la de enviar emigrantes más allá del mar, al sur de Italia
o a Sicilia, a fundar colonias, es decir, ciudades nuevas, como Cumas, no lejos de Nápoles, o Siracusa en
Sicilia. Precisamente en una tumba en Ischia, una isla en la bahía de Nápoles, en 1955 apareció un cáliz que databa
aproximadamente del 720 a.C. con una inscripción que constituye la primera alusión escrita a los poemas
homéricos. Es lo que se llama un "objeto parlante": se supone que el cáliz se dirige al bebedor:
“Yo soy el cáliz, útil para beber, de Néstor.
Quien beba será embargado inmediatamente
por el deseo de Afrodita, la de la bella corona”.
Afrodita es la diosa del amor. Por su parte, Néstor, un anciano, es un personaje importante tanto de La Ilíada como
de La Odisea. Posee un cáliz descrito en el canto XI de La Ilíada. Esta inscripción está redactada en verso. Así,
podemos tener la certeza de que los temas e incluso las formas de la poesía épica griega existían en una versión
escrita en el siglo VIII antes de nuestra era.
¿Cómo se sitúa en este contexto a Homero o, más precisamente, a los poetas que bajo ese nombre nos legaron La
Ilíada y La Odisea? En el siglo VIII a.C. no había ni libreros ni editores ni, por cierto, impresores. La imprenta apareció
por primera vez en la China y luego en Occidente, en el siglo XV con Gutenberg. Fue apenas en 1488 que los poemas
homéricos aparecieron por primera vez en versión impresa, en Florencia, Italia. ¿Qué sucedía en la época de
Homero? ¿Existía un vínculo real entre la práctica del canto poético y la escritura? ¿Qué dicen al respecto los
poemas mismos? En el canto VI de La Ilíada, el héroe Glauco, que combate en el bando troyano, relata al héroe
aqueo Diomedes la historia de su antepasado Belerofonte, personaje conocido de la mitología griega sobre todo
por haber matado a la Quimera. Belerofonte había sido enviado a un rey de Licia (en el Asia Menor) con un mensaje
que contenía "signos de muerte". Hoy hablaríamos de una carta escrita en lenguaje cifrado que pedía al destinatario
que matara al mensajero. Este episodio es muy revelador de una concepción un poco diabólica de la escritura. Su
función no es dejar constancia escrita de los poemas ni, como se hace a partir del siglo VII, de las leyes, sino
transmitir un mensaje de muerte.
Al principio tanto de La Ilíada como de La Odisea, el poeta se dirige a una divinidad, la Musa, que todo lo sabe y
puede relatar: "Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles hijo de Peleo [...] Dime, oh musa, del héroe ingenioso [Ulises]".
Pues bien, las Musas, hijas de la diosa Memoria, son las depositarias de la poesía. En La Ilíada, el único héroe capaz
de cantar, acompañándose con una cítara, es Aquiles, el héroe por excelencia, el "mejor de los aqueos". Por el
contrario, en La Odisea se multiplican los aedos. Hay uno entre los feacios, el pueblo navegante que transportará a
Ulises hasta Ítaca. Hay uno en el palacio de Ulises, a quien el héroe le perdona la vida mientras se venga de los
pretendientes. Ulises mismo es un aedo que canta sus viajes. Por último, entre los seres maléficos que encuentra
entre Troya y Feacia, están las Sirenas, que no son mitad mujeres, mitad peces, sino mitad mujeres, mitad aves.
Ulises sabe que, si se deja seducir por ellas, perecerá. Tapona con cera las orejas de sus camaradas y él mismo se
hace atar al mástil de su nave. La poesía, como la escritura, es peligrosa.
¿Qué cantan las Sirenas? Justamente, la guerra de Troya:
“Porque sabemos todas las fatigas
que griegos y troyanos resistieron
en Troya por decreto de los dioses
y cuanto ocurre en la espaciosa tierra”.
Y aquellos que se acercan demasiado a esas mujeres-aves corren un peligro terrible:
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“Pues encantan con su voz deliciosa
en verde prado sentadas, rodeadas de
osamentas humanas y de carnes que se pudren”.
La Odisea contiene, entonces, una suerte de reflexión sobre el oficio del aedo, sobre la grandeza y los peligros que
puede representar.
Los aedos eran capaces de reproducir, con intervalos de algunos años y con escasas variantes, las epopeyas
puramente orales. Se ha observado el mismo fenómeno en África, Oceanía y en otras sociedades, como la del
Kurdistán. Dicho lo cual, es difícil no relacionar la consolidación de los cantos épicos con el desarrollo de la escritura
alfabética que los griegos tomaron de los fenicios alrededor del 900 a.C. Se trata de saber cuándo quedaron fijados
los textos. Muy antiguamente según algunos eruditos, pero para otros no antes de 560 A.C, cuando Pisístrato,
"tirano" de Atenas, mandó preparar una edición oficial. Se trata de dos hipótesis extremas. La única certeza es que
estos textos conocieron pocas variaciones desde que fueron fijados hasta 1488, el año de su primera impresión.
Tanto La Ilíada como La Odisea llevan la impronta de un compositor "monumental", que sabe lo que va a decir
desde el principio hasta el fin. La división en cantos según el modelo de las letras del alfabeto, del I al XXIV, sí es
tardía. Se remonta a la llamada época alejandrina, probablemente al siglo III a.C.
¿En qué lengua fueron compuestos? En un idioma en parte artificial basado en dos dialectos hablados
principalmente en el Asia Menor (la Turquía actual), el jónico y el eolio. Los 26 mil versos siguen una forma llamada
"hexámetro dactílico". Cada uno está compuesto por seis medidas compuestas cada una por una sílaba larga y dos
breves. El acento no es de intensidad como el francés, sino "tónico" como el español, es decir, musical. Al pronunciar
el nombre de Homero, pasamos de la a sol y nuevamente a la.
Dicho lo cual, ¿qué sucedió entre la época de Pisístrato, hacia 560 A.C, y la primera edición del texto griego en
1488? Para los griegos, Homero era el poeta por excelencia, como la Biblia es el libro de los judíos y los cristianos,
como el Dante de La Divina Comedia es el poeta de los italianos de ayer y hoy. Los jóvenes griegos aprendían a leer
con Homero. El texto se presentaba en rollos, llamados en latín volumina (de donde viene la palabra "volumen"),
incómodos de leer. Con frecuencia se servían de un esclavo. Junto con el Homero-texto existía felizmente el
Homero figura, el de las vasijas y esculturas. Los volumina estaban escritos en papiro o en pergamino. Puesto que
La Ilíada y La Odisea formaban parte de la cultura básica, desde muy antiguo se las estudiaba de manera crítica
para asegurar que el texto fuera auténtico. Después de las conquistas de Alejandro, el griego se convirtió en la
lengua culta del Mediterráneo y el Oriente. Se crearon escuelas de eruditos, sobre todo en Alejandría, capital de
los soberanos griegos de Egipto, y en Pérgamo, Asia Menor. Las ediciones preparadas por esos estudiosos no han
llegado hasta nosotros, pero muchas de sus observaciones quedaron registradas en comentarios más tardíos, entre
ellos los de Eustacio, arzobispo de Salónica en el siglo XII. Allá uno podía estudiar con pasión a Homero sin dejar de
ser cristiano. No sucedía lo mismo en esa época en Occidente.
Ningún rollo de papiro nos ha llegado intacto solo en fragmentos, algunos de los cuales se remontan al siglo III a.C.,
hallados en los desiertos de Egipto. No obstante, una invención crucial permitió salvar una parte de la literatura
griega: al rollo sucede el códice, es decir, el libro encuadernado tal como lo conocemos hoy. A partir del siglo III de
nuestra era, esta invención se extiende por toda la cuenca del Mediterráneo, unificada por el Imperio
Romano. Ahora bien, nuestros manuscritos más antiguos son muy posteriores, ya que se remontan al siglo X. Son
obra de los talleres del Imperio Bizantino (cuya capital era Constantinopla, llamada antiguamente Bizancio), es
decir, el Imperio Romano de Oriente que, roído poco a poco por los persas, los árabes y finalmente los turcos, duró
hasta 1453, cuando Constantinopla cayó en manos del sultán turco Mahomet II. Por lo demás, éste era un gran
admirador de Homero, pero se identificaba con los troyanos más que con los griegos.
¿Qué sucedía en Occidente? Tras la caída del Imperio Romano, el número de los que sabían leer griego se redujo
gradualmente hasta volverse ínfimo, con una curiosa excepción, la de ciertos monjes irlandeses. Sin embargo, las