PROBLEMA POLÍTICO EN MARX
El objetivo de la obra de Marx es la transformación del mundo como una forma de acercar la
filosofía a las preocupaciones de los hombres y sacarla de los reductos académicos: “Hasta
ahora los filósofos se han encargado de interpretar el mundo, de lo que se trata ahora es de
transformarlo” Tesis sobre Feuerbach. Sin embargo, el autor de El Capital es consciente de que
no se puede transformar el mundo si no se lo conoce, si no se sabe su organización, sus leyes
de funcionamiento y de desarrollo, y cuáles son las fuerzas sociales que pueden cambiarlo.
Para llevar a cabo esta tarea, Marx partió de la crítica a las interpretaciones que hasta ese
momento se habían hecho del mundo y que tenían una mayor influencia en él: la filosofía
idealista alemana (Hegel), el liberalismo político y económico (Adam Smith) y el socialismo
utópico (Fourier y Saint-Simon). Surge de estas tres fuentes, pero pretende superarlas. Así, se
plantea, fundamentalmente, desentrañar las leyes que rigen el funcionamiento de la moderna
sociedad burguesa. Su crítica al capitalismo como sociedad deshumanizada, basada en la
explotación del hombre por el hombre, ha proporcionado al pensamiento posterior nuevas
categorías conceptuales para abordar la filosofía política.
El autor de La Miseria de la filosofía El hombre es el creador de sí mismo. El ser humano es
esencialmente un productor. La producción de cosas para sobrevivir se lleva a cabo en la
sociedad, colectivamente. El humano, cuando trabaja, además de producir objetos se
autoconfigura, se humaniza él mismo. No existe, pues, ninguna esencia o naturaleza previa a la
cual conformarse, sino que se da como un fenómeno histórico, resultado de las coordenadas
sociales en las cuales se hace. Para Marx el humano es social e histórico. Propone recuperar la
libertad y la humanidad del hombre, poner fin a la situación de alienación al poner fin a la
sociedad capitalista. De esta forma la filosofía, que según Marx se ha contentado con describir
el mundo, se propone ahora transformarlo, la filosofía ha de ser praxis revolucionaria.
La producción de cosas para sobrevivir se lleva a cabo en sociedad. El autor de El Capital lo
explica mediante el materialismo histórico: el materialismo es la afirmación de que no existe
más realidad que la materia. El materialismo de Marx se opone tanto al idealismo de Hegel
como al materialismo clásico, ya que afirma la prioridad del ser sobre el pensamiento y por su
carácter dialéctico (Engels) e histórico. La historia se reduce a la sucesión de los diversos
modos de producción. Ahora bien, no toda formación histórico-social del hombre puede
considerarse correcta. La mayoría de las veces aparece deformada, quedando así, alienado o
enajenado de sí mismo. Este concepto fue utilizado por Hegel. En Marx, el sujeto de la
alienación no es ni la autoconciencia ni el hombre abstracto, sino el humano real, existente. En
todo momento subraya, el carácter radicalmente social del trabajo y la producción; una
producción no social es tan absurda como la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos
que vivan juntos y se comuniquen entre sí. El proceso técnico de producción no se da aislado,
sino dentro de unas condiciones sociales determinadas históricamente.
En la sociedad capitalista, hay individuos que son “propietarios de los medios de producción” y
proletarios que tienen que vender su fuerza de trabajo como si fuera una mercancía a los
propietarios. La propiedad privada capitalista, al tomar como suyos los productos del trabajo
en el que el obrero se ha proyectado, hace que el productor quede alienado, sea propiedad de
otro, haciéndose el mismo cosa, mercancía, reificandose. Es en el trabajo donde el hombre
debería realizarse como hombre, pero en las condiciones del trabajo asalariado sucede
exactamente lo contrario. Esta alienación económica consiste en un proceso en el que tanto el
trabajo como lo producido por él se convierten en algo extraño, independiente y ajeno a él
puesto que no le pertenece. Esta situación alienada no se refiere sólo al producto, sino
también al productor. La realización del trabajo aparece como la desrealización y
, deshumanización del trabajador. El producto se convierte en algo independiente del
productor. De este modo el mismo productor se convierte en una cosa “el hombre deviene
mercancía”. Esto es algo no-natural, negativo y fruto del modo de entender y organizar las
situaciones de producción. Por eso el trabajador sólo se siente libre en sus funciones animales
(comer, beber…), mientras que el trabajo se convierte en el medio para satisfacer necesidades
materiales y no en una actividad que desarrolle las funciones propiamente humanas. La
alienación se agudiza cuando el trabajador asume como “natural” que el capitalista se apropie
de la plusvalía porque es el dueño de los medios de producción. De hecho, la única manera de
eliminar esa plusvalía será con la abolición de la propiedad privada de los medios de
producción.
Marx considera que existe en todo modo de producción dos niveles: primero la base real,
infraestructura, sobre la que se levanta, en segundo lugar una superestructura jurídico-
política a la que corresponden formas de la conciencia social.
La relación entre infraestructura y superestructura, aunque no puede interpretarse en
términos absolutos es:
1- La realidad social determina la conciencia y no al revés.
2- Se trata solo de determinación, no de producción casual.
3- Hay una acción recíproca entre ambas, aunque la infraestructura ejerce una
determinación mayor.
El autor del Manifiesto Comunista considera que la opresión política, (superestructura)
desaparecerá cuando la producción social (infraestructura) sea la correcta. Para ello admite
el reforzamiento del Estado (dictadura del proletariado) para asegurar el éxito revolucionario
que ha modificado la estructura productiva. Así, entre el capitalismo (sociedad de clases y
Estado burgués) y el comunismo (sociedad sin clases y sin Estado) se interpondrá una fase de
transición: la dictadura del proletariado, en el que el proletariado (clase explotada en el
capitalismo) se hará con el control del Estado realizando la socialización de los medios de
producción. Una vez anulada la propiedad privada de los medios de producción, desaparecerá
el Estado y las clases sociales, llegando a la sociedad comunista y terminándose la “prehistoria”
de la humanidad.
EL PROBLEMA DE DIOS EN EL PENSAMIENTO DE F. NIETZSCHE.
El tratamiento del problema de Dios se enmarca dentro de la crítica a la cultura occidental que
realiza este autor. EL pensamiento de Nietzsche está enraizado en el Romanticismo Alemán y
en el irracionalismo de A. Schopenhauer.
En su primera obra El nacimiento de la Tragedia Nietzsche considera que la tragedia griega se
originó por la fusión de dos elementos: lo dionisíaco y lo apolíneo. El primer representa la
noche, la oscuridad, la voluntad irracional, la cosa en sí, la embriaguez, el dolor cósmico. El
segundo simboliza el día, el ensueño, la alegría solar. Ambos principios coexistían en el
mundo griego, pero ya en Eurípides, y fundamentalmente, con Sócrates, el principio
dionisíaco queda eliminado. Sócrates impone al hombre teórico sobre el hombre trágico, el
saber sobre la voluntad, el error como el supremo mal. Con Sócrates queda establecida la
igualdad saber-virtud-felicidad.
Platón reforzará la postura socrática al separar el mundo en dos realidades y considerar la
razón como única fuente de conocimiento en detrimento de los sentidos. Con él triunfa una