La electromedicina es una rama de la ingeniería biomédica que se ocupa del diseño, la
instalación, el mantenimiento y la reparación de los equipos médicos que se utilizan para el
diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes. Estos equipos pueden ser desde
simples termómetros o tensiómetros hasta complejos sistemas de resonancia magnética,
ecografía, electrocardiografía o radioterapia.
La electromedicina es una disciplina esencial para el funcionamiento del sistema sanitario, ya
que contribuye a mejorar la calidad de la atención médica, a optimizar los recursos
disponibles y a prevenir y resolver las incidencias que puedan afectar a la salud de los
pacientes. Por ello, los profesionales que se dedican a la electromedicina deben tener una
formación adecuada y una competencia demostrada.
¿Qué hace un técnico de electromedicina?
Un técnico de electromedicina es el profesional que se encarga de realizar las tareas
relacionadas con el equipamiento médico, tales como:
● Instalar, configurar y poner en marcha los equipos médicos, siguiendo las
especificaciones técnicas y los manuales de instrucciones.
, ● Realizar el mantenimiento preventivo y correctivo de los equipos médicos, siguiendo
los planes y los protocolos establecidos, y utilizando las herramientas y los repuestos
adecuados.
● Reparar las averías o los fallos que puedan presentar los equipos médicos,
diagnosticando el problema, aplicando la solución y verificando el funcionamiento.
● Asesorar y capacitar al personal sanitario sobre el uso correcto y seguro de los equipos
médicos, así como resolver sus dudas o consultas.
● Registrar y documentar las actividades realizadas, los resultados obtenidos y las
incidencias detectadas, utilizando los sistemas de información y los formatos
establecidos.
● Colaborar con otros profesionales sanitarios, proveedores, fabricantes y entidades
reguladoras, en relación con el equipamiento médico.
Para desempeñar estas funciones, un técnico de electromedicina debe tener una formación
específica en electromedicina, que puede ser de nivel medio o superior, según el tipo y la
complejidad de los equipos médicos que maneje. Además, debe tener conocimientos de
electricidad, electrónica, informática, mecánica, física, biología y anatomía, entre otras
materias.
Asimismo, un técnico de electromedicina debe poseer una serie de habilidades y actitudes,
como:
● Capacidad de análisis, razonamiento y resolución de problemas.
● Capacidad de aprendizaje, actualización y adaptación a los cambios tecnológicos.
● Capacidad de comunicación, trabajo en equipo y atención al cliente.
● Capacidad de organización, planificación y gestión del tiempo.
● Capacidad de iniciativa, creatividad e innovación.
● Responsabilidad, compromiso y ética profesional.
¿Por qué es importante ser un buen técnico de electromedicina?
Ser un buen técnico de electromedicina tiene múltiples beneficios y ventajas, tanto para el
propio profesional como para los pacientes y el sistema sanitario. Algunos de ellos son:
● Mejorar la calidad de la atención médica, al garantizar que los equipos médicos
funcionen de forma óptima, precisa y segura, y que se ajusten a las necesidades y
expectativas de los pacientes y los profesionales sanitarios.
● Optimizar los recursos disponibles, al reducir los costes, los tiempos y los riesgos
asociados al equipamiento médico, y al aumentar su rendimiento, su vida útil y su
eficiencia energética.