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Resumen

Sumario Antropología (resumen examen final)

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Apuntes de la asignatura de antropología que se imparte en primero de Derecho de la Universidad Abat Oliba. Con estos apuntes mi calificación fue un 9.

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  • 28 de agosto de 2018
  • 39
  • 2014/2015
  • Resumen
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Pol Gallifa Ferrer


ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA (Derecho – 2014-2015)

TEMA - 1


I.- Introducción.

No es ningún misterio que la Antropología es el estudio sobre el hombre. De manera que en
este curso vamos a pensar, a reflexionar, a meditar sobre el hombre, sobre la persona
humana. Y tal vez la primera pregunta que habría que hacerse es ¿por qué un curso de
antropología filosófica? ¿Por qué es necesario dedicar todo un semestre a la reflexión
antropológica en el grado de Derecho? ¿Qué pinta la filosofía entre las leyes, las sentencias, los
juzgados?

1.- En primer lugar porque la pregunta sobre el hombre es una exigencia de nuestra propia
naturaleza que no podemos evitar. Hay preguntas de todo tipo, obviamente: algunas
preguntas simples, por qué llueve, por qué se atraen los cuerpos, por qué vuelan los aviones,
hay preguntas más complejas, si es el universo finito o infinito, cómo se sana el cáncer, etc.
Incluso sobre el mismo hombre hay preguntas más simples…Para qué los ojos? Para qué los
dientes? Pero hay una pregunta que nos hacemos y que es más difícil y más compleja de
responder. Para qué el hombre. Cuál es el sentido por el que existimos. Desde que el hombre
es hombre se cuestiona sobre su ser y el sentido de la existencia. El intento de seguir aquel
“conócete a ti mismo”, es algo connatural al ser humano. “Una simple mirada a la historia
antigua, dice Juan Pablo II, muestra con claridad como en distintas partes de la tierra,
marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que
caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde
voy? ¿por qué existe el mal? ¿Qué hay después de la vida? Estas mismas preguntas las
encontramos en los escritos de Israel, pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; las
encontramos en los escritos de Confucio y Lao Tze y en la predicación de los Tirhankara y de
Buda, asimismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de Eurípides y
Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y Aristóteles. Son preguntas que tienen
su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre:
de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la
existencia”1.

De allí la importancia que tiene responder verdaderamente la pregunta sobre el hombre, con
seriedad, con cierto rigor si queremos tomarnos en serio la vida, si queremos o deseamos ser
no solo hombres, sino hombres buenos. Y hoy más que nunca porque en nuestra actual cultura
posmoderna, parece no tener importancia responder a estas preguntas. Parece que es
suficiente con vivir, con dejarse llevar y hacer aquello que me gusta para sentirme bien. Pero,
ojo, porque sentirse bien, no es lo mismo que ser bueno. Ejemplos: Copia, mentir a los padres,
vecina del 4º. Y aquello que anhelamos todos no es solo sentirnos bien, sino ser buenos. Pero,
cómo ser hombres y mujeres de bien, si no sabemos qué es el hombre, si no sabemos qué es lo
que le conviene, lo que le es propio y le hace crecer. Solo podemos desear que se proteja la
vida del hombre, si entendemos que su vida posee un valor absoluto. “En Arabia Saudí las
mujeres no pueden votar, en Camerún el marido decide si su mujer trabaja o no, en
Guatemala se exime de culpa al violador si se casa con la víctima y en Nigeria el esposo puede
usar la violencia para «regañarla».


1
JUAN PABLO II, Fides et ratio, Inroducción.


1

,Pol Gallifa Ferrer

Si desconocemos este valor, no habrá diferencia entre el trato que le doy a un hombre y a un
tomate y no habrá necesidad de protección. Y, por diversas razones, parece que las cosas hoy
van por ahí. Por darle igual o mayor importancia al hombre que al animal o incluso las plantas,
se ha obscurecido el valor especialísimo de la persona humana, al punto de que muchos
autores nos hablan de una sociedad despersonalizada, es decir, una sociedad que no tiene en
cuenta la dignidad de todas y cada una de las personas. Ejemplos hay muchos: Tristam
Engelhardt sostiene que no tiene justificación gastar dinero en niños con síndrome de Down,
mientras que hay especies animales que se están extinguiendo. Peter Singer afirma que no
todo ser humano es persona y que es preferible experimentar con fetos que con ratas de
laboratorio.
Dicho de manera más simple, el hombre, en nuestros días, no posee una adecuada visión de sí
mismo, no repara en el altísimo valor de su ser personal, en su dignidad, tanto que muchas
veces busca ese valor en tener cosas, así se piensa que cuanto más se tiene más se vale, más se
es. Ejemplos de niños y adolescentes…Es esta realidad que estamos viviendo una razón más
que suficiente para volver nuestra mirada sobre el hombre y plantearnos con rigurosidad y
seriedad la pregunta sobre su esencia o naturaleza. Sobre todo con la finalidad de llegar a ser
conscientes del valor, de la nobleza, de la excelencia, que todos poseemos desde el mismo
instante en que somos concebidos, con plena y total independencia de nuestras circunstancias
particulares. Respeto a los derechos humanos solo puede ser verdadero

2.- En segundo lugar, porque la respuesta a la pregunta antropológica y su respuesta es
esencial y fundamental en la configuración de la noción de derecho y de la comprensión que
podamos tener de toda la vida jurídica. Para mostrarlo es necesario que digamos brevemente
algo acerca de lo que entendemos por derecho. ¿Qué es el derecho?2 No se pretende
responder exhaustivamente por supuesto a esta pregunta, pero es posible decir algo en orden
a lo que queremos mostrar.

El derecho es algo propio de lo humano. Más propiamente, es algo propio de lo humano en
cuanto este es un ser social por naturaleza. No es algo cultural, no es algo propio de esta o
aquella cultura. Dicho de otro modo, el derecho o aquello que llamamos derecho, no es algo
que inventaron los romanos. Lo que hizo Roma, lo que hicieron los juristas romanos fue hacer
del derecho un arte, pero al hacerlo, no introdujeron algo radicalmente nuevo en la vida de la
sociedad humana. Perfeccionaron el saber hacer lo que desde siempre era una necesidad de la
convivencia entre los hombres, una necesidad de la práctica diaria. ¿Cuál era esa necesidad de
la práctica diaria entre los hombres?: El saber dar a cada hombre lo suyo, o sea, saber
determinar qué era lo que le correspondía a cada uno en el marco de las relaciones
humanas, en las cuales se ponen en juego ciertos bienes: Qué pertenece al que vende, qué al
que compra; que era lo que le pertenecía al arrendador, que al arrendatario; de quién eran los
bienes que un esclavo obtenía mediante su trabajo, etc. Dicho de otro modo, los hombres
poseen cosas, les son atribuidos ciertos bienes y dichos bienes pueden perderlos o dejar de
poseerlos, o dejar de disfrutar de ellos, o quitárselos, etc…Pues bien, para asegurar la
convivencia humana es necesario que exista aquel que se dedica a garantizar que cada uno

2
Lo primero que hay que reconocer es que llamamos “derecho” a diversas realidades, llama la
atención que el término derecho no tiene un solo y unívoco sentido, sino que es lo que se
llama: concepto análogo, esto es, “derecho” significa una cosa y muchas cosas, significa una
realidad, pero que no es exactamente la misma dependiendo de qué se lo esté predicando.
Ejemplo: sano. En el caso del concepto derecho, este sirve para referirse a las leyes, a lo que
nos es debido, a la facultad de reclamarlo, a las sentencias, al saber o ciencia que se ocupa
de estas realidades, etc. Por eso nos interesa, al menos brevemente, precisar cuál es esa
realidad primera que posibilita a todas las demás recibir el nombre de derecho. Si bien son
diversas, todas se refieren a algo que es común. Y eso común parece ser la cosa justa, lo
debido a otro.


2

,Pol Gallifa Ferrer

tenga lo que le es debido. Para lo cual aparece como fundamental que exista lo debido, lo de
cada uno, lo suyo. A eso que le correspondía a cada uno le llamaron IUS3, lo debido, lo justo, el
derecho.
La cosa que me es debida. Derecho, por tanto, alude en primerísimo lugar, como sano alude al
animal, a aquello debido a alguien, la cosa que le es debida a un sujeto. De allí, derivadamente,
se aplica el término a otras realidades: Así a la ciencia que consistía en saber averiguar el ius de
cada uno le dieron el nombre de ars iuris, arte del derecho. También llamamos derecho a las
normas que protegen y salvaguardan lo justo. Así hablamos de derecho civil, derecho penal. En
tiempos modernos, aparece también la denominación de derecho para designar la facultad o
poder de exigir lo que me es debido. Y así hablamos de que “tenemos derecho a..”. Otros
conceptos relacionados con el ius en Roma, por ejemplo, son los expertos en saber que le
corresponde a cada uno eran los iuristae, juristas, cuya misión era decir el derecho, decir lo
que era justo: iuris dictio. Y la virtud que consistía en dar a cada uno lo que le correspondía, su
derecho, la llamaron iustitia. Ius suum cuique tribuere.
Lo que interesa fundamentalmente al derecho como arte es lograr que la convivencia, con su
materia de múltiples acciones humanas, se encamine efectivamente al bien comunitario a
través de la justicia, es decir, lograr que cada uno de los miembros de la sociedad tenga lo que
es justo, tenga aquello que le es debido y no se vulnere así su ius, su derecho. Más
simplemente, el derecho como arte, sirviéndose del derecho como norma, entre otras cosas,
intentará proteger el derecho de cada uno, lo que a cada uno es debido, de modo que pueda
vivir una vida humana, feliz.
Nadie puede negar, por tanto, que el derecho existe como algo propio de la vida entre los
hombres y que el cometido propio de lo jurídico es obtener que la vida social se encamine al
bien de todos y haga posible el desarrollo de las capacidades contenidas en el propio ser del
hombre. La razón entonces, por la que el derecho y el orden jurídico existe no puede ser la
perfección teórica de sus estructuras formales, esto es, las leyes, las instituciones, los
conceptos jurídicos. No está el derecho para que las leyes sean bien redactadas, ni para
mejorar las instituciones de justicia, ni para que tengamos claridad en los conceptos jurídicos.
Lo que interesa es que esas normas o leyes, que esas instituciones y esos conceptos, se
ordenen a garantizar una vida armónica entre los hombres. “Es por causa del hombre que
existe el derecho”, decía un jurisconsulto romano de nombre Hermogeniano. El derecho está
ordenado al hombre, existe para garantizar y procurar su bien. El derecho no es un fin en sí
mismo, sin que su finalidad es la buena vida del hombre. El derecho, dicho de otro modo, es un
instrumento, un medio, ordenado a la buena vida de los hombres en la sociedad. Sin esa
función esencial, el derecho pierde su fundamento último. El derecho está para que
aseguremos al hombre en sociedad lo que le es debido. Pero ¿qué le es debido? Solo es
posible saberlo a partir de una recta concepción antropológica. Así la noción de persona
humana, la noción de hombre es fundamental para sustentar el derecho o lo justo. El concepto
de hombre es un concepto clave en la configuración de la ciencia jurídica.
Para profundizar la noción de derecho y su relación con la antropología, conviene leer a los
clásicos: Especialmente a Cicerón y a Sófocles.




3
Etimológicamente procede del griego “díkaion”, que deriva de “Diké”. Quién es diké, es una diosa griega,
hija de Zeus y Themis, encargada de traer la justicia del Olimpo a la tierra. Diké personificaba a la justicia
y, por consiguiente, díkaion era lo justo, aquello que participaba de la esencia de la diosa. La ley, se
designaba con el término “nomos”, lo que muestra que pese a su íntima relación había una clara
distinción entre derecho y norma.
En Roma, Dikaion pasa a denominarse Ius, para significar lo que es justo, lo que es debido. Palabra,
como es obvio, de la que deriva justicia. Mientras nomos pasa a lex. Hacia el siglo VI d.C aparece el
término directum.




3

, Pol Gallifa Ferrer

Lectura de Textos

Concluida la necesidad de estudiar al hombre y conseguir formar en nuestra mente una clara
concepción de lo que es, ahora toca responder la pregunta: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el
sentido de la vida? ¿Existe el alma? ¿Qué son los sentimientos? ¿Por qué el dolor? ¿Qué
significa ser persona? ¿Qué es la felicidad?, y evidentemente un largo etc. Estas preguntas son
las que hay que responder y evidentemente pueden responderse desde la propia intimidad a
fin de orientar la propia vida. ¿Quién soy? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué son mis
sentimientos? ¿Qué es para mí la felicidad?, etc. Son preguntas que cada uno mirando en su
interior va respondiendo.
No obstante, exigen una respuesta más profunda que no sólo de razón de la vida de este
particular hombre o mujer, sino del hombre, de todos los hombres. Ya no nos preguntamos
sobre cuál es el sentido de mi vida, sino cuál es el sentido de la vida humana. Para ello surge
una ciencia que es la antropología filosófica, que es en cuanto antropología un estudio
sistemático y riguroso sobre el hombre y en cuanto filosófica, un saber de ultimidades, un
saber que responde no a cualquier interrogante sobre el hombre y su cultura, sino que
responde a los interrogantes últimos y más fundamentales. No interesa lo accidental y
superficial, sino lo esencial y fundamental. Juan Pablo II en la Fides et Ratio afirma de la
filosofía: “El hombre tiene muchos medios para progresar en el conocimiento de la verdad, de
modo que puede hacer cada vez más humana la propia existencia. Entre estos destaca la
filosofía, que contribuye directamente a formular la pregunta sobre el sentido de la vida y a
trazar la respuesta”.
De allí que digamos que la Antropología no solo es el estudio del hombre, sino el estudio
filosófico del hombre. Y en este sentido se distingue claramente de la antropología cultural y
de la antropología etnográfica.

a.- Antropología física o etnográfica: Es el estudio del hombre desde el punto de vista
físico, es decir, estudia los rasgos corporales, morfológicos y fisiológicos de los individuos o
grupos humanos, según las diversas localizaciones geográficas y climáticas. En otras palabras,
realiza el tratamiento sistemático de las razas humanas y el origen de las mismas. Esta
disciplina aporta datos muy reveladores sobe la dimensión corpórea del hombre, pero resulta
insuficiente porque metodológicamente no puede acceder a los aspectos espirituales del
mismo.
b.- Antropología cultural o etnología: esta disciplina se centra en el análisis de la
historia, estructura y desarrollo de las diversas culturas humanas. Es la ciencia que estudia los
modelos típicos de comportamiento de un grupo humano para descubrir los códigos o reglas
de hábitos o tendencias, tanto en el lenguaje, en las acciones, en las técnicas y en las
creaciones como en sus normas socio-políticas, su filosofía, su arte y su religión. El objeto de
estudio formal, no es tanto el hombre, sino los efectos y obras objetivadas del espíritu
humano. Esta ciencia proporciona datos tremendamente valiosos para conocer acerca del
hombre, sin embargo, no es todavía suficiente, porque solo sabemos cómo se ha comportado
y cómo se comporta el hombre en las diversas culturas, y si bien eso nos dice mucho, no nos
dice quién es el hombre, cómo debería comportarse.
Tanto una como otra son ciencias empíricas, particulares y con todo lo importantes
que son, no pueden ofrecer una imagen completa de lo que es el hombre, por lo que es
preciso evitar el peligro de una visión reduccionista del hombre que pretende agotar la
realidad humana reduciéndola a un aspecto de la misma.




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