INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA POLÍTICA: (2) ESTADO ABSOLUTO, LIBERAL Y CAPITALISMO.
PUNTO 1: EL ESTADO ABSOLUTO Y NUEVAS IDEAS.
El Estado moderno es un aparato que nace en un contexto determinado y cuyas funciones primeras son facilitar la:
Expansión del comercio, conquistas y expansiones imperiales.
Centralización gradual de la coacción – fuerza armada permanente.
Centralización política: recaudación fiscal, producción legal, administración de justicia, recursos militares,
relaciones diplomáticas.
Integración en una red interestatal – Paz de Westfalia (1648).
SECULARIZACIÓN Y FORTALECIMIENTO DEL ESTADO:
La hegemonía del Estado no solo es la dominación sobre otros poderes sino que también es el triunfo de una
determinada concepción ideológica, capaz de justificar esta dominación centralizada. En este combate de ideas
resaltará la influencia de algunos autores capaces de suministrar la doctrina necesaria para cimentar el nuevo
poder estatal frente a la posición de los poderes feudales eclesiásticos tradicionales.
- Nicolás Maquiavelo: Observa y teoriza que las monarquías centralizadas y Unitarias son los modelos políticos
con futuro. Frente a la dispersión feudal y a la injerencia del papado en la acción política señala la importancia
de concentrar atribuciones en un príncipe dotado de los instrumentos básicos para ejercer su dominio:una
Fuerza Armada, propia y permanente; y una capacidad de propaganda. Maquiavelo tenía a un aragonés en
la política italiana de su tiempo, Fernando de Aragón el rey católico. Cuando Maquiavelo describe el modelo y
a la vez lo recomienda deja claro que la política se guía por su apoyo a la lógica y no por la religión o la moral.
Conocer aquella lógica y respetarla en su autonomía y la garantía del éxito del príncipe para desarrollar su
propio proyecto.
- Jean Bodin: Jurista y filósofo, fue testigo de las guerras de religión que asolaban la Europa de su tiempo y
que de un modo especial dividieron a Francia entre católicos y hugonotes. La comunidad solo puede
mantenerse integrada sí cuenta con un poder absoluto y perpetuo ilimitado y desligado de toda condición. La
existencia de este poder soberano y supremo es la única garantía de cohesión que tiene una comunidad
atravesada por antagonismos y diferencias de todas las clases. En el seno de este tipo de Estado en el
príncipe único que lo personifica y ejerce el rey es, pues, el único soberano y el foco central de la monarquía
absoluta. Se atribuye la fuente de todo poder, de la ley y de la coacción, con la única sujeción a la ley divina.
En conclusión reforzaba la tendencia a la concentración de capacidad política que se está dando ya en las
monarquías de Occidente europeo a costa de señores feudales, de las ciudades y de las iglesias.
- Thomas Hobbes: filósofo y científico, es también espectador de una turbulenta etapa histórica. La
Inglaterra de su tiempo parece casi un siglo de enfrentamientos entre los monarcas de la
dinastíaEstuardoylarepresentacióndenoblesyciudadesque, desde el Parlamento ,sostienen la necesidad de
marcar límites a este poder monárquico. Hobbes había tomado partido por la monarquía absoluta, por lo
cual le acarreó persecución y exilio. La crueldad de la guerra civil coma la anarquía social que conlleva y la
incertidumbre que despierta llevaron a Hobbes a la convicción de que una comunidad política solo tiene
garantizada su seguridad y su conservación si sus miembros renunciaron a gobernarse a sí mismos en
beneficio de un soberano. Esta criatura política es equiparada por el propio Hobbes a un Dios mortal o
Leviatán coma el monstruo bíblico de fortaleza mítica el cual no tiene ningún límite. Solo una circunstancia
puede acabar con su supremacía: que se debilite de tal manera que coma al no asegurar la protección de sus
súbditos, pierda su misma razón de ser.
- Rousseau creía que el individuo debía en última instancia asumir su puesto en la sociedad, fruto de esta
inquietud es la publicación del El Contrato Social. El Contrato Social es un tratado sobre los derechos políticos,
y no un debate sobre los gobiernos existentes, y pretende enfrentarse con el difícil problema de mantener la
libertad en una sociedad que sea a la vez justa y humana: “El hombre nació libre y, sin embargo, vive en
todas partes encadenado”.
, Dicho contrato no se propone un retorno a la naturaleza originaria, pero exige la edificación de un modelo
social que no se funde en los instintos y en los impulsos pasionales pero tampoco exclusivamente en la razón
aislada y contrapuesta a los sentimientos y a la voz del mundo prerracional. El nuevo modelo debe apoyarse
en la voz de la conciencia humana en su integridad y debe estar abierto a la comunidad.
Según Rousseau, el principio que garantice esta transformación social está constituido por la voluntad
general, ya que sólo es ésta la que puede dirigir las fuerzas del Estado hacia el bien común. Establece así la
voluntad general “como verdadero motor del cuerpo social”, en detrimento de la voluntad particular. La
voluntad general se configura mediante un pacto libre entre iguales. No se admite la sumisión a terceras
personas. Este pacto entre iguales supone la renuncia de cada uno a sus propios intereses a favor de la
colectividad, es decir, los hombres voluntariamente renuncian a un estado de natural inocencia para
someterse a las reglas de la sociedad, a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social. Este
consentimiento voluntario se materializa a través de un contrato, “el contrato social” en este caso.
EL ESTADO ABSOLUTO.
Su perfil se dibuja gradualmente en las monarquías del norte y oeste de Europa en las que el rey va consolidando su
dominio supremo a cambio de otros centros de poder e imponiéndose en las luchas nobiliarias, guerras civiles y
conflictos religiosos que se suceden entre los siglos XV y XVII.
La relación política básica es la que se establece entre el monarca y el súbdito. Estado y monarquía acaban siendo
lo mismo, porque la soberanía del estado como forma de organización política acaba confundiéndose con el dominio
supremo de un único titular: el rey.
En este tipo de estado cada individuo tiene un campo de actuación definido por los privilegios reales. Es cierto que
los individuos y los colectivos pueden invocar privilegios y concesiones históricas ante la autoridad del rey. Pero no
dejan de ser fueros o exenciones singulares cuya fuerza se ampara justamente en una concesión real y no en otro
titulo o razón.
Por su parte el derecho es la expresión del rey como el soberano “lo que place al rey tiene fuerza de ley”. Se señala
así la desvinculación del imperativo legal. El monopolio jurídico que el estado reclama frente a otras instancias es
ejercido directamente por el monarca.
En esta misma dinámica todas las funciones políticas (militares, diplomáticas, judiciales, fiscales) son asumidas
también por el monarca. Así se hace constar todavía en algunas monarquías en las que las leyes, las sentencias
jurídicas, los nombramientos de sus cargos y otras disposiciones del estado son publicadas “en nombre del rey”
El estado absoluto también se ocupa de la economía y especialmente del tráfico mercantil. Otorga monopolios,
patentes y privilegios para producir determinados bienes y poder comerciar con ellos: son concesiones que benefician
a gremios, compañías o individuos. Regula los precios y las retribuciones en algunos sectores de la actividad
productiva.
No corresponde al estado velar por e bienestar material de la población. Es función de la iglesias y de sus
organizaciones. También el rey puede entender a las necesidades de sus súbditos pero, como muestra de su caridad
y generosidad.
El fundamento ideológico del estado absoluto esta en los autores que perciben las transformaciones de los sistemas
feudales y estamentales: Maquiavelo, Bodino, Hobbes. Incluso se intento reforzar aludiendo a una monarquía de
derecho divino. Aunque esta interpretación extremosa fue combatida tanto desde
ladoctrinatradicionalcatólicacomodesdelasiglesiasreformadas, todoslosmonarcasabsolutoshicieron de la religión de
Estado uno de sus más importantes instrumentos legitimadores.
Se sitúa de la llamada Paz de Westfalia que la guerra de los 30 años. Durante un siglo para pareció que este
modelo había conseguido afianzarse definitivamente. Pero del mismo modo que el Renacimiento marcó el
agotamiento del mundo político medieval, la ilustración del siglo XVIII encerraba ya una crítica del absolutismo y
la emergencia de un nuevo modelo: el estado liberal.