Análisis de la problemática
(ANDREA)
Convergencia de Tradición y Modernidad
La congregación religiosa “Templo del Pueblo” tuvo lugar entre los años 1955 y 1978,
por lo tanto, tiene lugar en la época conocida como “Modernidad”, que comprende desde
finales del siglo XV y principios del siglo XVI hasta el año 1979. Por lo que también se
concluye que estos hechos tuvieron lugar a las puertas de la “Postmodernidad” –etapa
actual–.
Sin embargo, a pesar de su localización en el tiempo, en la creación de Jones se observa
un fenómeno peculiar y este consiste en que se personifican muchos elementos que en un
principio tienen cabida en una sociedad tradicional (hasta el siglo XV), más que en una
etapa moderna. Por lo tanto, hay una combinación entre elementos modernos y
tradicionales que es única y que se explicará a lo largo de este apartado.
Elementos tradicionales
Para comenzar, el núcleo que define las sociedades tradicionales son las creencias y en el
caso de la congregación de Jones, también. Al final, uno de los grandes pilares y que
define una gran parte de los rasgos, conductas y estilo de vida de la congregación era la
religión. Después de todo, la idea del “Templo del Pueblo” fue concebida como una
congregación religiosa, donde se buscaba crear una especie de iglesia evangélica para los
más desfavorecidos –o aquellos grupos sociales que Jones veía que eran discriminados y
con los que empatizaba–. Más específicamente, la religión que se practicaba era el
cristianismo mezclado con valores políticos socialistas. Pues el propio Jones jamás ocultó
sus inclinaciones ideológicas a sus seguidores y se denominaba un socialista religioso o
socialista apostólico1. Sin embargo, dejando a un lado las ideas políticas, la religión se
encontraba presente en prácticamente todos los aspectos y, por consiguiente, la vida
cotidiana se sacralizaba tal y como ocurría en la sociedad tradicional. Por ejemplo, en el
caso de la congregación, en un principio se promulgó abstinencia sexual –porque era uno
1
Serra, A. (2019).
1
, de los valores de la Iglesia cristiana–2, sermones constantes y oraciones. Por lo tanto, se
puede ver que la línea entre lo religioso y lo profano se encontraba un poco desdibujada.
Porque las acciones se realizaban por motivación de una creencia y todo aquello que no
dictaminase una creencia –ya sea cristiana o una dictada por el propio Jones, pues tal y
como se explicará en el próximo párrafo, se le divinizó– carecía de sentido. Incluso, la
presencia de la religión en todos los ámbitos de la congregación era tan intensa, que
algunos incluso llegaron a calificar las creencias de la congregación como: “Fanatismo
en estado puro”3.
También, resulta interesante destacar que, aunque en un principio Jones parecía tener
intenciones nobles basadas en valores cristianos, su ejercicio de filantropía tan solo era
una fachada. Pues muchas de sus intenciones respondían a intereses políticos o personales
más que religiosos. No se puede asegurar que eso fuese así desde el principio, pero lo que
sí se puede afirmar es que supo utilizar la religión como el medio perfecto para llevar sus
fines a cabo y justo allí, radica la importancia de esta. Porque la religión tapaba sus
verdaderas intenciones, ocultas ante los ojos de sus seguidores que tenían fe y creían
plenamente en las acciones que llevaban a cabo por motivaciones religiosas. Siendo estas
implementadas por el que creían que era un líder que los guiaría a una sociedad mejor de
la que vivían.
Para proseguir, siguiendo esta línea argumental, entraría en juego también el concepto
tradicionalista de “Teocentrismo”, que está íntimamente ligado a la religión. En este caso,
sí encontramos diferencias sustanciales respecto a su significado en siglos anteriores y su
significado en la congregación. Pues el teocentrismo tradicional se basaba en la figura de
Dios exclusivamente, nombrándolo el centro del universo y, por lo tanto, era un concepto
que tan solo podía tener relación con divinidades. Pero, por otra parte, Jim Jones fue el
centro de su congregación religiosa. Dentro de este ámbito, él era visto como el creador,
el núcleo y razón por la cual el “Templo de Dios” existía y perduraba. Pues sin Jones, la
congregación no era nada y sin congregación, Jones no era más que un predicador de
Indianápolis. Sobre todo, esta idea de Jones como figura superior entre la comunidad
gozaba de reconocimiento social, pues Jones era considerado el modelo a seguir y tal
como se ha explicado en apartados anteriores, incluso se le llamaba “Padre” o “Papá”,
2
De Segovia, J. (2019).
3
RIES, S. (2020).
2