2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato
y califato de Córdoba.
La conquista de la Península Ibérica se inicia en el año 711, en el marco de la expansión territorial
y guerra santa de las autoridades musulmanas del norte de África, y de la crisis interna de la
monarquía visigoda por cuestiones sucesorias. Los musulmanes del norte de África llegan a la
Península Ibérica (que llamaron Al-Ándalus) llamados por los vitizanos (herederos del rey Vitiza,
muerto en710), visigodos enfrentados al nuevo rey don Rodrigo. Los vitizianos pedirán ayuda a los
musulmanes del norte de África.
Desembarcan en Gibraltar (“gabal Tariq”, el monte de Tariq) 7.000 soldados bereberes
(norteafricanos convertidos al Islam) dirigidos por Tariq, lugarteniente de Muza (gobernador del
norte de África) que se enfrentan, en julio de año 711, a los visigodos de don Rodrigo junto al río
Guadalete. Esta batalla terminó con la derrota del ejército visigodo de don Rodrigo. Los
musulmanes aprovechan las divisiones internas de los visigodos (los vitizianos aún pensaban que
los musulmanes eran simples auxiliares) y su debilidad, para ocupar el territorio en pocos años.
Los escasos contingentes fueron distribuidos por la Península: los árabes se instalaron en las
ciudades del sur, con Córdoba como capital. Los bereberes fueron enviados a las tierras más
pobres de la Meseta y del norte de los valles del Duero y el Ebro, convertidos desde el principio en
una zona de frontera más débil.
Algunos nobles visigodos, que se habían refugiado en la zona asturiana, rechazaron un ataque
bereber en Covadonga (722), y los árabes renunciaron a continuar su expansión peninsular.
Continúan su avance por Europa, que queda frenado en el 732 al ser derrotados en Poitiers por
los francos.
La rapidez de la conquista se explica gracias a:
● La debilidad de una sociedad ruralizada
● Los pactos o capitulaciones con la nobleza goda, que les permitió a éstos conservar
sus tierras a cambio del pago de tributos
● La rivalidad entre facciones visigodas
● La tolerancia religiosa hacia cristianos y judíos (“pueblos del libro”)
● La indiferencia de la mayoría de la población. Incluso llegaron a ver a los
conquistadores como “liberadores” de los abusos de la nobleza visigoda
● No se impuso la religión de los conquistadores a los hispanovisigodos
En la invasión participaron muchos pueblos islámicos: árabes y sirios (la élite política y militar),
egipcios, y sobre todo bereberes del norte de África (aproximadamente llegaron unos 40.000
musulmanes frente a 4 millones de hispano-visigodos). Esto derivó en muchos enfrentamientos
entre ellos por el poder (clanes y tribus árabes) o por el control de la tierra (árabes y bereberes).
Hacia el año 750 podemos afirmar que los conquistadores están firmemente asentados, le han
dado un nuevo nombre a la Península, Al-Ándalus, han elegido como capital la ciudad de Córdoba
y ya acuñan monedas propias.
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, El dominio musulmán sobre la Península Ibérica pasa por las siguientes etapas:
● Emirato dependiente de Damasco (711-756). Durante este período de asentamiento
inicial, Al-Andalus es una provincia o emirato del imperio islámico con capital en
Damasco y con los Omeyas como califas. La máxima autoridad era un gobernador:
emir o walí puesto por Damasco. Su capital se establece pronto en Córdoba. En estos
años los enfrentamientos entre los bereberes con árabes y sirios fueron muy
frecuentes.
● Emirato independiente de Bagdad (756-929). Tiene su origen en un cambio de dinastía
en Damasco: los Omeyas son asesinados y sustituidos por los Abbasidas (que trasladan
el califato a Bagdad), pero un superviviente Omeya consiguió llegar a Al-Ándalus y se
autoproclamó emir independiente con el nombre de Abd-al-Rahman I, convirtiéndose
en el jefe político pero no religioso (se reconoce al califa de Bagdad). Fue una etapa de
consolidación del poder musulmán estimulándose el desarrollo político,
administrativo, económico y urbanístico. No faltaron las tensiones sociales, no sólo
entre los grupos musulmanes (entre árabes y bereberes), sino también con la
población cristiana (mozárabes -cristianos que vivían en Al-Andalus- y muladíes -
cristianos convertidos al Islam-) y judía.
● Califato de Córdoba (929-1031). Comenzó cuando Abd-al-Rahman III (912-961) se
autoproclamó califa (929), lo que suponía la independencia tanto política como
religiosa de Al-Ándalus del resto del imperio. Pacificó a su pueblo y organizó numerosas
campañas militares contra los reinos cristianos, estableciendo el límite en la línea del
Duero. Hizo de Córdoba la mayor ciudad de Occidente, y construyó el palacio de
Medina Azahara. Con todo ello logró fortalecer la estructura del estado:
o Al ser califa logra la supremacía religiosa además de la política y militar.
o Reorganizó la recaudación fiscal y la centralizó, logrando así grandes recursos
económicos.
o En la administración destacaron los puestos del hachib (primer ministro) y de
los visires (similares a ministros o secretarios); así como la nobleza del palacio
vinculada personalmente al califa.
o Dividió el territorio en 21 coras o provincias dirigidas por un gobernador,
normalmente miembro de la nobleza local.
o Con el dinero de impuestos pagó un gran ejército mercenario formado por
bereberes y eslavos.
Esta prosperidad se prolongó con su sucesor Al-Hakam II, quien mantuvo el dominio
militar sobre los cristianos, y protegió las artes y la cultura y embelleció Córdoba. No
así durante el siguiente reinado de Hixam II, que delegó su poder en Almanzor quien
reorganizó el ejército y emprendió unas 50 expediciones militares contra los cristianos
(razzias, en busca de botín), convirtiendo el califato en una dictadura militar. A la
muerte de Almanzor (1002) empieza la decadencia del califato que, tras la sucesión
de varios califas débiles, se fragmentará en numerosos reinos, los llamados reinos de
taifas (1031).
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