La muerte de Carlos II (1700) sin descendencia provocó la la Guerra de Sucesión (1700-1714) entre Austrias y
Borbones en España. En su testamento Carlos II nombró heredero al Borbón Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV
de Francia para el mantenimiento de la unidad del Imperio español y la separación de las Coronas de Francia y
España. En 1700, Felipe V fue coronado rey de España, sin renunciar a sus derechos al trono francés. Las
potencias europeas (Austria, Gran Bretaña, Prusia) vieron como amenaza la posible unión de Francia y España
bajo una misma Corona, declarando la guerra a Francia y proponiendo como rey al archiduque Carlos de Austria.
Además de internacional, fue un conflicto nacional, pues la Corona de Aragón apoyó al candidato austríaco
(fueros) y la Corona de Castilla a Felipe de Anjou (centralismo). Con las victorias de Almansa y Villaviciosa, y la
elección de Carlos como emperador, la guerra finaliza con el Tratado de Utrecht en 1713. En Barcelona y
Mallorca la guerra duró un año más, acabando en 1714 la Guerra de Sucesión española, con el “Sitio” de las dos
ciudades. En el sistema de Utrecht, Felipe V es reconocido rey, pero perdió todos los territorios europeos como
Milán, Flandes (Austria) y Sicilia (Saboya). A Gran Bretaña se le cedió el asiento de negros y el navío de permiso,
además de Gibraltar y Menorca. Durante el periodo borbónico, Francia y España firmaron los Pactos de Familia.
En los dos primeros, España participó en las Guerras de sucesión polaca y austriaca (recuperó Nápoles, Sicilia y
otros territorios italianos) y en el tercero, con escenario en América, consiguió Luisiana y recuperó Florida.
Los Borbones sustituyeron a los Habsburgo con Felipe de Anjou tras su victoria en la Guerra de Sucesión (1700-
1714). El sistema de Utrecht reconocía a Felipe V como rey, renunciando a reunir las coronas de Francia y
España. La política de los Borbones se inspiró en Francia, adoptando nuevas reformas: fin del sistema
polisinodial, adopción del despotismo ilustrado, sustitución de tercios por regimientos, reorganización de la
Hacienda, mercantilismo, regalismo, etc. Se implantó el absolutismo monárquico, en el que el rey recoge todos
los poderes (ley Sálica que impedía reinar a mujeres). La centralización política buscó eficacia gubernamental y
unificar los reinos peninsulares. Para ello se aprobaron los “Decretos de Nueva Planta”, que abolían los “fueros”,
instituciones y privilegios de la Corona de Aragón. Se establece la uniformidad jurídica para toda España bajo las
leyes de Castilla (las Provincias Vasca y Navarra mantuvieron sus fueros, castellano lengua oficial). Se sustituyen
los “Consejos” por las Secretarías del Estado (órganos unipersonales, especializados con competencias en toda
España precursoras de los ministerios) y sólo se mantuvo el Consejo de Castilla. El territorio se dividió en
provincias y dentro de ellas existían Audiencias (poder judicial), Capitanías generales (militar con Capitán
General) e Intendencias (civil y económico, con Intendente). En la administración local, destacaba el Corregidor
nombrado por el rey (alcalde) y los funcionarios. Se aprobó el Proyecto de Única Contribución para pagar
contribuciones al Estado en proporción a la riqueza. Se realizó el catastro del marqués de la Ensenada (1752). El
proyecto no se llevó a cabo por la oposición de los privilegios, que no querían perder su ventajas fiscales.
Los Borbones impulsaron importantes en las colonias americanas para estimular la economía y crear resistencia
activa ante los intentos británicos de hacerse con los territorios y el mercado.
Reformas administrativas. Se crearon dos Virreinatos: Nueva Granada (Colombia, Venezuela y
Ecuador) y Río de la Plata (Argentina, Chile), que se unieron a los de Nueva España (México) y Perú. Se
crearon cuatro Capitanías Generales (Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile), división territorial de los
Virreinatos para defender regiones estratégicas o amenazadas. Se implantaron Intendencias para controlar el
cobro de impuestos y gastos. Secretaría de Indias sustituyó al Consejo de Indias pero fue eliminada a finales
del siglo por su inoperancia, sus funciones eran atendidas por otras Secretarías (Marina, Hacienda, etc.).
Reformas económicas. Se aprobaron los Decretos de Libre Comercio (1765), todo español podía
comerciar con América desde cualquier puerto español. Dos nuevas medidas: cancelación del sistema de
flotas y supresión de la Casa de Contratación. Creación de compañías comerciales para favorecer los
intercambios con América (Compañía Guipuzcoana de Caracas) y de consulados de comercio en América.