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2.1 Al-Ándalus: evolución política.
Aprovechando las disputas dinásticas de los visigodos, los musulmanes llegaron a la
península y derrotaron en la batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Don
Rodrigo. Se inició entonces el Emirato Dependiente del Califato Omeya de Damasco
(711-756). La conquista de la península fue rápida excepto en el norte, donde
encontraron resistencia y fueron derrotados en la batalla de Covadonga (722).
Abderramán I, superviviente de la dinastía Omeya tras la revolución abasí, que llegó a
la península proclamó el Emirato Independiente (756-929), durante el que se consolida
el poder musulmán, estimulándose el desarrollo económico y urbanístico. Abderramán
III se proclamó califa, creando el Califato de Córdoba (929-1031). Consiguió una
situación próspera que continuó hasta que Hixam II delegó su poder en Almanzor. Tras
la muerte de Almanzor en 1002, se sucedieron califas débiles hasta que el califato se
fragmentó en los reinos de taifas en 1031. Ante los ataques de los cristianos a pesar
del pago de parias, los reyes taifas pidieron ayuda a los almorávides, que unificaron de
nuevo Al-Ándalus. Los problemas internos llevaron a la división en los segundos reinos
de taifas. Los almohades trataron de reunificar Al-Ándalus de nuevo, con victorias
sobre los cristianos pero siendo derrotados en la batalla de Las Navas de Tolosa
(1212). Por avance de la Reconquista, a mediados del siglo XII Granada sea el único
reino musulmán. En 1482 los Reyes Católicos iniciaron la ofensiva definitiva que terminó
con la capitulación de Granada, en 1492, por Boabdil el Chico.
2.2 Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la
Península ibérica.
La economía andalusí era agraria, basada en los cultivos mediterráneos tradicionales
pero con la incorporación de nuevos cultivos y técnicas de regadío. Se explotó la
ganadería ovina y caballar, y la minería. Las ciudades se convirtieron en centros de
producción artesanal, potenciando una economía urbana y monetaria. Se desarrolló la
producción de productos de lujo que se comerciaban en zocos y bazares, y
externamente. La sociedad se estructuraba en base a la religión. El grupo musulmán
estaba formado por aristocracia árabe o siria, beréberes y muladíes, que ocupaban
cargos públicos y estaban extentos de pagar el tributo personal. Los no musulmanes,
mozárabes y judíos, tenían derechos más restringidos y pagaban impuestos personales.
La cultura también estaba influenciada por la religión musulmana. El árabe se impuso
como lengua oficial. El mayor esplendor cultural andalusí se alcanzó durante el Califato.
La literatura tuvo un gran desarrollo y Al-Andalus aportó algunos intelectuales como
Averroes. En la ciencia se desarrollan la medicina, astronomía y las matemáticas. En
el arte destacó la arquitectura, que mezclaba elementos visigodos y bizantinos,
utilizando materiales pobres (ladrillo) para construir edificios amplios pero de poca
altura, con interiores muy decorados y exteriores sencillos. Destacan las mezquitas
(Córdoba) y los Palacios (la Alhambra de Granada). Al-Ándalus funcionó como nexo
cultural entre el mundo islámico y el mundo cristiano europeo. Los judíos, dispersos
por la península, se dedicaban a la artesanía, el comercio, la banca y la administración.
Contaron con el apoyo de los monarcas cristianos por sus servicios financieros y a
menudo fueron recaudadores de impuestos. Destacaron sus aportes en la ciencia y la
cultura, especialmente en astronomía, medicina, filosofía y literatura.
