nora_ll
3.1 Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La
guerra de Granada.
En 1469 se produjo el matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Tras la guerra sucesoria castellana (1475-1479) se firmó el Tratado de Alcaçovas
(1479) que reconocía a Isabel I como reina. Fernando II fue proclamado rey de Aragón
el mismo año. La unión dinástica supuso que los reyes gobernaran conjuntamente en
busca de objetivos comunes, naciendo así la monarquía hispánica. No supuso la
unidad territorial e institucional, sus leyes y respectivas instituciones se mantuvieron. Su
reinado supone el tránsito hacia el Estado moderno, especialmente en Castilla, que
desempeñó un papel hegemónico. La autoridad de los monarcas se impuso sobre: la
nobleza (Leyes de Toro, 1505), la Iglesia (derecho de patronato) y los municipios
(corregidores). Se sirvieron, además, de una serie de instituciones: Consejo Real,
Consejos especializados (Inquisición, Indias,...), Chancillerias, las Cortes, ejército
permanente, cuerpo de diplomáticos, Hacienda y Santa Hermandad (cuerpo de policía
rural). En Aragón se mantuvo la tradición pactista. Se extendió la figura del virrey,
encargado de representar a la monarquía en los distintos territorios. En 1478, los reyes
establecen la Inquisición, única institución común en ambos reinos, para perseguir la
herejía. La Guerra de Granada fue consecuencia de la política de unificación de la
península ibérica, la disminución del pago de parias, la amenaza de piratas berberiscos
y las luchas internas en el Reino Nazarí. Fue una guerra de asedios. En la primera fase
se conquistó la frontera oeste; posteriormente la este, y por último, fue el asedio de
Granada; finalmente ocupada el 2 enero de 1492, tras un acuerdo con su rey Boabdil
el Chico.
3.2 Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y s.
XVI)
En 1492 el proyecto del navegante Cristóbal Colón para llegar a las Indias por el
Atlántico fue aprobado por Castilla en las Capitulaciones de Santa Fe (1492). El primer
viaje partió de Palos el 3 de agosto, llegando a San Salvador el 12 de octubre, Cuba y
Haití, tomando posesión de las islas en nombre de la Corona. En 1493, Colón emprendió
el viaje de vuelta a la Península, realizando después tres más. La rápida conquista del
continente americano se vio facilitada por: la superioridad tecnológica y militar, la
debilidad de los imperios precolombinos, la colaboración de las tribus y el factor
psicológico que supuso la llegada de extranjeros. El proceso de conquista y colonización
se inició en 1493 en las Antillas y particulares que firmaron capitulaciones con la Corona
realizaron varias expediciones: Núñez de Balboa descubrió el océano Pacífico (1513);
Magallanes y Elcano realizaron la vuelta al mundo; Hernán Cortés conquistó el imperio
azteca (1521); Pizarro y Almagro, el inca (1532). Las nuevas tierras proporcionaron a la
corona recursos, sobre todo oro y plata y explotaciones agrarias. Se consideró a los
indígenas vasallos directos, pero aún así se dieron abusos y se practicó el
repartimiento. Los colonos obligaron a los indígenas a trabajar sus tierras mediante el
sistema de encomiendas. Otra forma de trabajo obligatorio fue la mita. La población
indígena disminuyó notablemente debido a las enfermedades y a la explotación, que
se trató de evitar mediante las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542).
Desde el principio los nuevos territorios dependieron del reino de Castilla y copiaron su
, nora_ll
organización institucional. Los asuntos americanos se llevaban a través de la Casa
de Contratación de Sevilla y el Consejo de Indias. El territorio americano se dividió
en dos virreinatos (Nueva España y Perú), gobernaciones, capitanías generales y
municipios. Las Audiencias eran tribunales superiores de justicia.
3.3 Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior.
Carlos I (1517-1556) heredó las coronas de Castilla y Aragón (1516) y territorios en
Europa. Llegó a la península en 1517 junto a sus consejeros flamencos, pero a la muerte
de su abuelo Maximiliano (1519) se marchó a Austria para ejercer como emperador,
dejando como regente a Adriano de Utrecht. Esto llevó a la revuelta de las
Comunidades de Castilla (1520-1522); crearon un gobierno (la Santa Junta) pero
fueron derrotados en Villalar (1521). En paralelo se dieron las Germanías (1519-1523)
en Valencia y Mallorca. En cuanto a su política exterior, cuatro guerras con Francia
(1521-1544) en Italia confirman su hegemonía (victoria en Pavía). El apoyo del papado
a Francia causaría el saqueo de Roma (1527), acabando el conflicto con la Paz de
Cambrai (1529). La defensa del catolicismo le llevó a luchar contra el protestantismo
de los príncipes alemanes. Tras victorias del emperador (Mühlberg, 1547) los príncipes
recibieron apoyo francés y en la Paz de Augsburgo, Carlos I reconoció ambas religiones
en el Imperio. Luchó contra los turcos en el Mediterráneo, con triunfos (conquista
Túnez, 1535) y fracasos (derrota de Argel, 1541).
En 1556 Felipe II, tras la abdicación de su padre, logró un imperio incluso mayor. La
monarquía se volvió más hispánica, con la corte en Madrid, y se volvió más
autoritaria. No se intentó la unificación institucional, salvo con el Consejo de Estado. En
los reinos, virreyes o gobernadores representaban al rey. Se desarrolló un sistema
polisinodial, donde la autoridad recaía en el monarca, asesorado por los Consejos y
los secretarios. Se mantuvo la misma administración territorial e instituciones
(Audiencias, Corregidores, Hacienda...), al igual que la hegemonía castellana. En el
interior, se enfrentan dificultades como las rebeliones moriscas en las Alpujarras
granadinas (1568) y la rebelión aragonesa (1591). Felipe II tuvo que enfrentarse a
numerosos conflictos heredados, finalizando el de Francia con la victoria de San
Quintín y derrotando a los turcos en la batalla de Lepanto (1571). La sublevación de
los Países Bajos, inició la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), en la que
recibieron el apoyo de Inglaterra. En 1588, Felipe II fracasó en invadir Inglaterra con la
Gran Armada.
3.4 Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.
La figura del valido se introduce con Felipe III (1598-1621) y el Duque de Lerma; bajo
su reinado se produjo la expulsión de los moriscos (1609) y siguió una política exterior
pacifista, firmando la Tregua de los Doce Años (1609-1621) con Provincias Unidas.
El conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-1665), buscó la colaboración
equitativa de los reinos y reforzar la autoridad real mediante proyectos fracasados
como: un banco estatal (red nacional de erarios), la unificación jurídica e institucional de
la monarquía, o un ejército nacional permanente (la Unión de Armas). El valido trató de
restaurar el prestigio militar, involucrando a España en la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648), en apoyo del Sacro Imperio Romano Germánico contra la rebelión de
príncipes alemanes. Al mismo tiempo se reanudó el conflicto con Holanda finalizada la
tregua. El conflicto puso en juego la hegemonía de los Habsburgo en Europa. La Guerra
para España comienza con éxitos iniciales pero la entrada de Francia y las sucesivas
derrotas (Rocroi) precipitaron la Paz de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos
(1659). España queda definitivamente relegada a un segundo plano internacional.
Además, 1640 fue para España un año de crisis, cuando coinciden la crisis e
independencia de Portugal y la rebelión en Cataluña (1640-1652), iniciada con el
