HISTORIA DE LA
FILOSOFÍA
2º de Bachillerato
Prof. Paul Marie Marin | Dpto. Ética y Filosofía
, PLATÓN. RESUMEN PARA LA PAU.
Teoría del conocimiento: Platón divide la realidad en dos planos: el mundo sensible y
el mundo inteligible. El primero está compuesto por las realidades materiales, múltiples,
cambiantes, corruptibles y temporales, que conocemos a través de los sentidos. El
segundo por las realidades que Platón llama ideas. Las propiedades de las ideas son
opuestas a las de las realidades sensibles; la idea es inmaterial, una, inmutable,
incorruptible y eterna.
Las ideas son las esencias de las cosas, que son independientes de estas y están separadas
de las mismas. Las esencias o ideas de "belleza", "gato", "hombre” etc. tienen una
consistencia eterna que no depende de que haya realidades sensibles bellas, gatos u
hombres. Por ejemplo, la idea de "gato" existe de forma eterna, aunque no hubiera ni un
solo gato concreto.
Por lo tanto, las ideas no dependen de que haya realidades sensibles. Sin embargo, no
ocurre a la inversa: todas las realidades de un mismo tipo que pueblan el mundo sensible
sí dependen de la idea con la que todas estas se corresponden. Esta relación de
dependencia se expresa por un lado en el mito de la caverna (República) ya que las
realidades sensibles dependen de las ideas del mismo modo que las sombras dependen
objetos sensibles que las producen. La dependencia se expresa también en el libro de
Timeo, dónde el origen del mundo sensible se explica como el resultado de una acción
llevada a cabo por el Demiurgo, que da forma a la materia caótica haciendo copias
materiales y sensibles de las ideas eternas. Las cosas sensibles dependen de las ideas
porque son copias de estas.
Las copias no son del todo idénticas a las ideas eternas, sino semejantes a ellas (tal como
una sombra tampoco es igual al objeto que la produce), porque en la materia con la que
están hechas no es posible reproducir la idea a la perfección. Así, la relación entre las
realidades sensibles y las ideas es una relación que Platón caracteriza y define como una
relación de imitación (mimesis): las realidades sensibles imitan las ideas de las que son
copias.
Para Platón, solo es posible el conocimiento de aquello que es inmutable, universal y
necesario. Por tanto, lo que verdaderamente merece el nombre de conocimiento
,(episteme) es el conocimiento de las ideas, el conocimiento inteligible. Lo que de
inteligible tiene el mundo sensible son las ideas de las que participan las cosas sensibles.
Pero como estas no son copias perfectas de la idea, pues la materia con la que están hechas
impide dicha perfección, el conocimiento sensible no merece el nombre de conocimiento
en sentido estricto; de ellas no puede haber conocimiento (episteme) sino opinión (doxa).
Por tanto, el verdadero conocimiento solo puede darse en el mundo de las ideas. Las
cosas sensibles, sujetas al cambio, solo son susceptibles de opinión.
Platón expone los grados del conocimiento en el denominado símil de la línea. expuesto
en su obra la República. En el plano de la doxa, o conocimiento opinativo, Platón
identifica dos subniveles: la imaginación y la creencia. La imaginación (eikasía) es el
nivel que se refiere al conocimiento del mundo de las imágenes y las sombras. Las
imágenes son aquellas que se forman por el reflejo de las cosas, por ejemplo, en el agua
u otras superficies reflectantes. Las sombras serían imágenes mentales confusas. La
creencia (pistis) es el conocimiento de las cosas del mundo sensible. Igualmente,
distingue dos subniveles en el plano de la episteme o conocimiento verdadero: el
pensamiento y el entendimiento. El pensamiento (dianoia) es el nivel que se dedica al
conocimiento de los entes matemáticos. El entendimiento (nóesis) tiene por objeto el
conocimiento de las ideas o formas.
Definido el objeto del conocimiento, Platón afirma que conocer es recodar, relacionando
el conocimiento de las ideas con el alma. El alma inmortal preexiste en el mundo de las
ideas, las contempla, las aprehende, pero olvida todo ese conocimiento al nacer. Ese
conocimiento se recupera durante la vida mediante el recuerdo o reminiscencia.
Antropología: El dualismo antropológico (cuerpo y alma) constituye el núcleo de la
doctrina platónica sobre el ser humano (Fedón). Para Platón el alma es inmortal y su
unión con el cuerpo es puramente accidental y transitoria. El alma pertenece al mundo
de las ideas, y el cuerpo al mundo sensible.
El alma se encuentra presa en un cuerpo mortal, y está sujeta a un ciclo de nacimientos
en diferentes cuerpos (reencarnación). A través de la experiencia del nacimiento, se
produce un olvido de las ideas, que el ser humano va recordando a lo largo de su vida
(reminiscencia) a través de la experiencia sensible.
, En el mito del carro alado (Fedro), Platón distingue tres aspectos del alma: el alma
racional, el alma irascible y el alma concupiscible. El auriga o conductor del carro
simboliza la razón, mientras que los dos caballos representan los otros dos aspectos del
alma. Al alma racional le corresponde ordenar y controlar el alma concupiscible y el
alma irascible través de la práctica de las virtudes y del conocimiento.
En el Fedón, Platón presenta diversos argumentos para demostrar la inmortalidad del
alma. En primer lugar, plantea la sucesión de contrarios. Platón sostiene que cada cosa
nace o se origina de su contrario. Por ejemplo, lo que mejora proviene de un estado previo
de empeoramiento. Así, la vida sigue a la muerte. El alma, que preexiste en el mundo de
las ideas y muere al quedar encarcelada en el cuerpo, vivirá nuevamente cuando ese
cuerpo muera y se separe de ella. En segundo lugar, Platón define el alma como principio
de vida. Argumenta que el alma es lo que infunde la vida al cuerpo. Como principio de
vida, el alma participa de la vida y es inseparable de esta. En tercer lugar, plantea la teoría
de la reminiscencia. Si conocer es recordar, es necesario que hayamos aprendido lo que
recordamos en un tiempo anterior. Esto sería imposible si el alma no preexistiera antes de
verse encarcelada en el cuerpo. Así, la preexistencia del alma implica su inmortalidad. En
cuarto lugar, Platón sostiene la semejanza del alma con las ideas. El alma, al preexistir
en el mundo de las ideas, comparte con ellas la característica de la eternidad. Por último,
Platón argumenta del dominio del alma sobre el cuerpo. Si la muerte supusiera la
desaparición del alma junto con el cuerpo, aquellos que obran mal se liberarían de ambos
al morir. Sin embargo, Platón sostiene que el alma es inmortal y debe purificarse mientras
está encarcelada en el cuerpo.
Ética: Platón afirma en el Timeo que todos los seres humanos aspiran a la felicidad. La
ética platónica es eudemonista. Por eso, lo primero será delimitar en qué consiste esta
felicidad y cómo podemos ser verdaderamente felices. La consecución de la felicidad, del
sumo bien, requiere la puesta en práctica de las virtudes. La teoría moral de Platón se
ocupa fundamentalmente de la virtud.
El ideal de la vida humana consiste en satisfacer de manera equilibrada las tres partes del
alma, para alcanzar la posesión de la cuarta y más importante virtud: la justicia.
La justicia sería para Platón precisamente el equilibrio de las tres virtudes que distingue
en el alma humana: la prudencia (alma racional), la fortaleza (alma irascible) y la
