Carmen Gil de las Heras
Hume y el empirismo
El empirismo nació como teoría contraria al racionalismo, especialmente al
pensamiento que defendía Descartes del innatismo de las ideas.
Para los autores empiristas, el pilar de nuestro conocimiento, junto con el límite que éste
conlleva, se encuentra en la experiencia. Ésta última es la que permite que el sujeto
entre en contacto con la realidad del mundo exterior y de su propia actividad mental o
conciencia; esta teoría defiende que nuestras ideas son producto de nuestros sentidos o
sensaciones.
Así pues, el empirismo muestra, frente al racionalismo, que la experiencia es la única
fuente que tenemos del conocimiento y las ideas innatas no pueden existir.
Sin embargo, aunque estas dos teorías sean opuestas entre sí, tienen una cosa en común;
las dos teorías están de acuerdo tanto en la necesidad de encontrar un método adecuado
para el conocimiento, que parta del sujeto, como de relacionar filosofía y ciencia
estrechamente para culminar un conocimiento del hombre y del mundo.
Por tanto, Hume, como fue empirista, construyó una filosofía que se basaba en la
observación y en la experiencia sobre el ser humano.
Su criterio de verdad era el principio de la copia; las ideas son copias de la experiencia
por lo que toda idea que no venga de la experiencia no será verdadera. Además,
conocemos las ideas, no las cosas; fenomenalismo. El fenómeno, es decir, lo que se
muestra, conforma el límite de lo evidente, lo único a lo que tenemos acceso es al
mundo fenoménico y lo que hay detrás es incognoscible, no podemos conocerlo.
Hume buscaba establecer un espíritu de tolerancia que acabara con el fanatismo y la
superstición religiosa, y la ciencia de Newton es el modelo de conocimiento que se
ajusta a la filosofía antidogmática y a los límites de la experiencia humana. La forma de
hacerlo fue luchando contra la escuela escolástica basada en la fe y en la autoridad, y
contra el racionalismo basado en una razón rígida e inmutable. Y para acabar con todo
dogmatismo se realizó un estudio de la naturaleza humana intentando mostrar sus
límites.
Es este el sentido del escepticismo humeano; la razón no puede darnos certeza absoluta,
pero sí es una razón suficiente para aventurar todas las conclusiones. Es decir, la razón
nos puede proporcionar creencias razonables, verdades que tienen una cierta
certidumbre, por lo que son útiles y necesarias para la vida, aunque son mutables ya que
pueden cambiar con el paso del tiempo a mejor.
Su teoría del conocimiento -o gnoseología- mostraba que todo lo que hay en nuestra
mente es fruto de la experiencia (empereia en griego), es decir, no podemos tener ideas
innatas, nuestra mente es como una pizarra en blanco -tabula rasa-, y gracias a la
experiencia vamos adquiriendo conocimientos. Y éste es nuestro límite, ya que si
obtengo una idea o concepto y no soy capaz de mostrar de qué experiencia sensible
procede, significa que dicho conocimiento no es fiable.
A estos contenidos que introducimos en nuestra mente, Hume los denominó
“percepciones” y están formadas por dos tipos según el grado de vivacidad: