Carmen Gil de las Heras
Historia de la filosofía contemporánea
Cuestionario de Karl Marx
1.- ¿Cómo se produce el fenómeno del fetichismo en la sociedad capitalista, según
Marx?
El fetichismo como tal se encuentra dentro de la mercancía, por lo que sería
pertinente hacer una pequeña definición del concepto “mercancía”, tal y como la
entiende Marx.
Pues bien, para Marx, la mercancía está formada por dos factores: el valor de
uso y el valor de cambio. Y, por ende, la mercancía sería aquel objeto que se encuentra
en la realidad, en el exterior, cuyas propiedades satisfacen las necesidades de los seres
humanos.1
Si introducimos el concepto de mercancía en una sociedad capitalista, vemos
que las relaciones de producción que se generan con ella, no tienen en cuenta el valor
propio, el esfuerzo de cada uno. Más bien, le tienen más importancia al valor de la
propia mercancía junto con los intercambios que se generan con ella.
Por tanto, se podría decir que la mercancía en este contexto sería el resultado de
una materialización del valor de uso que le corresponde a cada individuo, del esfuerzo.
Mientras que la riqueza sería la característica del productor, del hombre. Es decir, si
bien el atributo de la mercancía es el valor, el del hombre sería la riqueza, la cual es
entendida como el valor de uso.2
De esta manera, el papel del fetichismo en la mercancía sería el de un fenómeno
social3, el cual provocaría que aquel que produce no tenga ningún valor, ningún papel
1
“La mercancía es por de pronto un objeto exterior, una cosa que, por sus propiedades, satisface
necesidades humanas de alguna clase”. Marx, Karl. Contribución a la crítica de la economía
política. Traductor: J. Merino. Madrid: A. Corazón, 1978, P. 43.
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“La riqueza (el valor de uso) es atributo del hombre. El valor es atributo de las mercancías. Un
hombre o una comunidad son ricos; una perla o un diamante es valioso… Una perla o un
diamante tiene valor en cuanto perla o diamante”. Ibidem, 94.
3
“El fetichismo de la mercancía es el hecho de que una relación social determinada de los
hombres mismos adopta […] para ellos la forma fantasmagórica de una relación entre cosas. O
bien: las relaciones sociales que mantienen sus trabajos privados aparecen a los ojos de los
productores […] como relaciones impersonales entre personas y relaciones sociales entre cosas
impersonales”. Balibar, Étienne. La filosofía de Marx. “Ideología o fetichismo: el poder y la
sujeción”. Traducción: H. Pons. Buenos Aires: Nueva Visión, 2000 [1993], P. 66.
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, en el mundo, para que el valor le sea otorgado a los objetos, a lo material. Marx, ante
esto, está totalmente en desacuerdo, ya que él muestra que debería ser todo lo contrario;
el valor se le debe dar al trabajador, al que produce, a la persona que, con su esfuerzo,
realiza la producción de esos materiales. En otras palabras, en el marxismo (o
comunismo) el valor radica en las personas que producen, no en los objetos materiales.
Sin embargo, en el capitalismo o sociedad materialista solo tiene importancia lo
material, el resultado final de la producción de los individuos. Es decir, el valor como
tal se le da al resultado final que aportan los productos ofrecidos, sin tener en cuenta a
los trabajadores, que es gracias a ellos por los que se ha obtenido ese resultado por su
esfuerzo en el proceso de producción.
Esta visión es propia de los economistas clásicos, quienes, en lugar de contemplar el
valor en el propio individuo trabajador (como lo haría Marx), lo contemplan en el objeto
producido.4
Además, esto desemboca en un error, ya que, en realidad, el valor que se le ha
otorgado al producto, no se lo da el propio trabajador que lo ha producido, sino el
interés común de todos los ciudadanos, de todo el público sobre dicho producto.
Por el contrario, Marx discrepa ante este argumento. Esto es porque él defiende a
los productores, es decir, piensa que en la sociedad no se debe tener en cuenta el valor
del producto como tal, sino el valor de los individuos, que son los que han dado su
tiempo para realizar ese producto y se han esforzado.
Por tanto, el fetichismo radica en esa ignorancia que tenemos sobre el valor de la
dedicación de las personas en cuanto a su trabajo para la realización de los productos,
privilegiando más a los productos en sí que a ellos.
En el comunismo o sociedad comunista, esta ignorancia sería al revés; los individuos
ignorarían el valor de los objetos materiales para privilegiar el esfuerzo de los
trabajadores que han dado origen a esos objetos, porque sin ellos, sin su esfuerzo, no
habría sido posible su fabricación. Por tanto, en esta sociedad, a los individuos no les
importarían los trueques, por ejemplo, ya que todo lo material, para ellos, valdría
exactamente lo mismo. Otro ejemplo sería que una pulsera de diamantes va a valer lo
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“El valor (el valor de cambio) es una propiedad de las cosas, la riqueza (el valor de uso) lo que
es del hombre. El valor en este sentido implica necesariamente intercambio; la riqueza no”.
Marx, Karl. Contribución a la crítica de la economía política. Traductor: J. Merino. Madrid: A.
Corazón, 1978, P. 93.
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