Carmen Gil de las Heras
Historia de la filosofía contemporánea
Cuestionario de Schopenhauer
1.- ¿Qué papel cumplen en el sistema de Schopenhauer las categorías metafísicas de
necesidad, posibilidad y contingencia?
Para poder entender de mejor manera qué papel cumplen las categorías
metafísicas de necesidad, posibilidad y contingencia, sería pertinente y apropiado
acudir, en primer lugar, al contexto en el que se sitúan. Así pues, en la obra de
Schopenhauer El Mundo como Voluntad y Representación1 nos muestra que existen dos
maneras diferentes de apreciar el mundo y que se encuentran conectadas entre sí. Tal
distinción las explica haciendo una división en su obra, es decir, se componen por dos
libros; el primer libro se centra en el mundo como Representación, y en el segundo, en
el mundo como Voluntad.
Así pues, en el primer libro, “El Mundo como Representación”2, Schopenhauer
presta atención al estudio de las representaciones intuitivas y las representaciones
abstractas. Para el autor, las primeras son aquellas representaciones directas e
inmediatas, percibidas a través de la sensibilidad y el entendimiento, mientras que las
segundas son aquellas representaciones mediatas y que se perciben mediante la razón y
el uso de conceptos. Además, manifiesta que ambas representaciones se encuentran
regidas por un principio, el principio de causalidad, que vendría a ser una reducción de
las doce categorías de Kant a una única categoría.
Seguidamente, en el segundo libro, “El Mundo como Voluntad”3, Schopenhauer
se centra en la Voluntad caracterizándola como la esencia del deseo. Es decir, para
Schopenhauer, la Voluntad es ese impulso que tenemos de manera inconsciente, un
auténtico desear que se da fuera de toda implicación subjetiva y que hasta puede que
nos haga actuar irracionalmente. Por tanto, al hacerse fuera de la subjetividad y al ser un
deseo constante manifestándose en forma de Representación, se vuelve objetividad; se
objetiva.
1
Schopenhauer, Arthur; traducción. El mundo como voluntad y representación, I. Segunda
edición. Madrid: Editoral Trotta, SA, 2009. Impresión.
2
Schopenhauer, Arthur; Libro I, “El mundo como Representación”, 49-145.
3
Schopenhauer, Arthur; Libro II, “El mundo como Voluntad”, 145-221.
1
, De esta manera, una vez que se ha situado el sistema metafísico de
Schopenhauer en su contexto, podremos entrar más en materia y entender de mejor
manera qué papel cumplen la necesidad, la contingencia y la posibilidad. Dicho esto, se
hará un análisis de estos tres conceptos.
Empezando por el concepto (o categoría metafísica como denomina
Schopenhauer) de necesidad, ésta desempeña el papel de alcanzar todo lo que sea
imprescindible para realizar cualquier cosa. Es decir, si, por ejemplo, queremos que las
representaciones intuitivas y abstractas se perciban, debe ser condición necesaria y
suficiente que los objetos y los sujetos existan, y, por consiguiente, que dichos sujetos
conozcan esas representaciones causales. Esto da lugar a que el papel de la necesidad se
encuentre vinculado con las relaciones de objetos. Aquí podemos mencionar el principio
de razón suficiente a modo de ejemplo, empleado por Schopenhauer con el fin de
establecer una relación de objetos, los cuales se encuentran unidos a él por necesidad y
las estructuras que están a priori.
Por lo tanto, todo objeto que es posible mediante la experiencia será, en gran
medida, según la necesidad de las leyes del espacio y del tiempo, del sitio y la
durabilidad del objeto en cuestión. En otras palabras, el Principio de Razón Suficiente
que emplea Schopenhauer determina según la necesidad, las relaciones que existen entre
los objetos y ellos mismos. Un ejemplo claro para poder comprender el argumento que
nos manifiesta Schopenhauer sería un árbol, el cual es árbol en cuanto que es, que está
en un sitio determinado y concreto porque debe ser así y que, además, puede ser un
objeto de la experiencia puesto que cumple con las condiciones de representación. Y es
aquí donde podemos darnos cuenta de que en las representaciones percibimos que las
cosas son, que están en un lugar y según la necesidad durarán un tiempo determinado,
mostrándonos que las cosas que perecen, perecen porque debe ser así también.
En segundo lugar, el concepto de posibilidad desempeña un rol muy importante
en Schopenhauer. Esta importancia viene dada debido a que se encuentra vinculada con
la categoría metafísica de necesidad. Es decir, siguiendo con el mismo ejemplo del
párrafo anterior, que un árbol sea posiblemente un árbol depende de las leyes del
espacio y del tiempo como se ha reflejado anteriormente, del devenir y de la necesidad.
Por lo tanto, Schopenhauer nos quiere decir aquí que, además de que todo objeto de la
experiencia es posible siempre y cuando se sigua de unas leyes, como las leyes que se
han mencionado del espacio-tiempo, para que puedan ser cognoscible, también es
2
, importante que el principio de razón suficiente se cumpla para obtener esa posibilidad,
para que el objeto sea posible.
Ahora bien, la necesidad de las mencionadas formas a priori de espacio, tiempo
y causalidad hace que estructuren el mundo de la representación4, y tal estructura es la
que hace que el sujeto conozca las representaciones, por eso es necesaria. En otras
palabras, dicha estructura es necesaria porque permite que el sujeto pueda conocer los
posibles objetos de la experiencia, los cuales se pueden dar o no dependiendo de la
necesidad o la contingencia. Esto último, la contingencia, sería, según Schopenhauer, lo
que se puede prescindir, categoría metafísica que a continuación se profundizará.
Además, Schopenhauer señala que las leyes naturales además de ser necesarias, también
deben conocerse mediante el entendimiento de manera directa, ya que es de este modo
como podemos llegar a tener un conocimiento intuitivo de las cosas.5
De esta manera, podemos percibir que la intuición es de necesidad y propia del
entendimiento. En otras palabras, el sujeto mediante el entendimiento capta la intuición
y, a su vez, ésta (la intuición) es captada por el entendimiento. No obstante, es
pertinente realizar una distinción de aquello que es contingente y de aquello que no lo
es, noción que se ha mencionado anteriormente. Lo contingente, por tanto, es aquello
que no cumple con las condiciones de necesidad, es decir, en las ilusiones, por ejemplo,
lo que se percibe es prescindible en su totalidad, es irreal y en la mayoría de los casos
no cumple con las leyes de causalidad. Esto último es que el objeto no es real en cuanto
a la necesidad de las leyes del espacio y del tiempo. Y, además, estas ilusiones implican
un engaño que puede llevar a las cosas (a los objetos) como se representan por
intuición.6 Schopenhauer nos da varios ejemplos para ilustrar este argumento y nos
4
“[…] las demás formas subordinadas a ella: tiempo, espacio y causalidad, que solo convienen
al objeto; pero, dado que son esenciales a este en cuanto tal y que el objeto es a su vez esencial
al sujeto en cuanto tal, también pueden ser descubiertas desde el sujeto, esto es, conocidas a
priori; y en esta medida se las puede considerar como los límites comunes a ambos”.
Schopenhauer, Arthur; “El mundo como Representación”, 74.
5
En palabras de Schopenhauer: “Toda fuerza y ley natural, cualquier caso en los que estas se
exteriorizan, tienen que ser conocidas inmediatamente por el entendimiento, captada
intuitivamente”. Ibidem, 70.
6
“[…]. Y todas esas ilusiones engañosas se nos presentan en la intuición inmediata que ningún
argumento de la razón puede apartar: este solo puede prevenir el error, es decir, un juicio sin
razón suficiente, por medio de un juicio opuesto verdadero; […]; pero la ilusión se mantiene fija
en todos los casos citados a pesar del conocimiento abstracto: pues el entendimiento está
3