FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA
Tema 1: filosofía de la naturaleza y ciencias de la naturaleza.
La filosofía de la naturaleza la hacían los primeros filósofos como Newton. Esta
filosofía es del pasado; empezó con los presocráticos.
Durante el período pre-crítico la física (y las matemáticas) de Newton es considerada
una filosofía natural, que analiza la realidad y estudia las causas últimas con más
precisión que la cosmología escolástica. Así, la filosofía de la naturaleza es reducida a
objetividad científica siguiendo a Descartes, por ejemplo.
En Kant, durante el siglo XVIII la ciencia moderna pasa al estadio crítico y se concibe
a sí misma como no-filosofía, es decir, ya no piensa que sea un estudio real de los
principios de las cosas mismas, y pasa a ser una elaboración del hombre o un resultado
de su acción en el encuentro con la naturaleza. En resumen, Kant dice que una cosa es la
ciencia y otra la filosofía. Lo que hacemos cuando pensamos introducimos una serie de
categorías para captar una serie de datos empíricos; pensar es actuar con nuestra
inteligencia. Lo que hacemos con la inteligencia son teorías. Pero, ¿podemos decir algo
de la realidad? ¿Funcionan en la realidad?
Maritain escribió que los antiguos absorbían las ciencias en la filosofía de la
naturaleza; los modernos terminaron por absorber la filosofía de la naturaleza en las
ciencias. En esta historia se compendia el drama del conocimiento físico-matemático de
la naturaleza sensible, cuyas consecuencias han sido capitales para la metafísica y para
la cultura humana. Este drama ha tenido dos momentos principales: en el primer
momento el conocimiento físico matemático va desde Galileo y Descartes hasta
Newton y Kant. En el segundo momento, aquel conocimiento excluyó toda filosofía de
la naturaleza.
Cantor llevó a cabo la reducción de la aritmética a la teoría de conjuntos, abriendo las
puertas a una matemática dotada de gran generalidad y potencia unificadora.
También en esta época tiene lugar el nacimiento de las geometrías no euclidianas. Con
estas últimas entra en crisis la convicción de que los axiomas de la geometría son
verdades autoevidentes e incontrovertidas.
Para las nuevas geometrías, los axiomas se reducen a puntos de partida
convencionalmente elegidos y admitidos, con el objeto de llevar a cabo una
construcción deductiva de la teoría.
¿Cómo garantizar la coherencia de sistemas cuyas premisas son solo suposiciones, y no
principios válidos? ¿Cómo es posible asegurarse de que los axiomas elegidos son
capaces de demostrar todas las proposiciones de un sistema de cálculo?
Una geometría no puede ser más verdadera que otra; solo puede ser más cómoda. Dijo
Poincaré.
Las hipótesis están ahí, incluso como un sistema perfectamente cerrado; pero en el nivel
formal. No se sabe en ellas mismas si pueden llegar a tener alguna relación con la
realidad. El momento veritativo se posterga a la verificación.
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, En la física contemporánea el progreso de la matemática ha desplazado el conocimiento
sensible.
En la física cuántica se dan dos posturas: los cuánticos ortodoxos, que afirman que los
logros de la física son solo matemáticos. Los cuánticos heterodoxos, que no se resignan
a aceptar que no estén tratando de la realidad, y sostienen que algo real subyace a las
matemáticas.
¿Son nuestras físicas teorías matemáticas, que no podemos representar
imaginativamente? ¿Podemos asegurar que aquello de lo que hablan es real?
Las ecuaciones de onda, por ejemplo, no exhiben ni carga ni masa. ¿Se pueden observar
los quarks? ¿Son algo más que funciones matemáticas?
En el siglo XIX, siglo de la imagen mecanicista y determinista del cosmos, nace una
nueva síntesis teórica de la física: el electromagnetismo de Maxwell, que unifica la
electricidad, el magnetismo y la óptica, y se constituye (junto con la mecánica de
Lagrange y Hamilton) en una segunda teoría físico-matemática general.
Simultáneamente, la termodinámica estadística también se consolida sobre bases
propias, de manera independientes.
¿De qué manera pueden conciliarse el electromagnetismo, la mecánica y la
termodinámica?
Popper dijo que el antiguo ideal científico de la episteme (de un conocimiento
completamente seguro y demostrable) ha mostrado ser un ídolo. Además, si tenemos
bien presente que nuestras teorías son nuestra propia obra, que somos libres y las teorías
reflejan nuestra falibilidad, entonces dudaremos que las características generales de
nuestras teorías, tales como su simplicidad o su determinismo prima facie, correspondan
a las características del mundo real.
¿Es claro el alcance real de la verdad científica?
¿Se puede mantener aquella confianza en la ciencia newtoniana, que llevó a Leibniz a
forjar la idea de progreso? ¿Podemos fiarnos de la tecnología? ¿Es posible incrementar
de modo indefinido el dominio técnico del mundo? ¿Puede seguir pretendiendo,
legítimamente, el racionalismo científico, dirigir la historia? ¿Está asegurado que la
ciencia pueda progresar incrementando por sí misma su cuerpo de conocimiento?
- Lo físico:
¿Qué lugar ocupa el medio ambiente entre los contenidos de una conciencia social como
la nuestra?
La relación del hombre con la naturaleza era, en el mundo y las culturas primitivas, y es,
en algunas culturas no occidentales, inmediata.
En las religiones primitivas la naturaleza era vista como una fuerza sagrada o un
conjunto de ellas, frente a las cuales el hombre no se diferenciaba a sí mismo como
subjetividad personal.
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