TEMA 4: La Evolución
0. INTRODUCCIÓN
A mediados del siglo XIX, en 1858, Darwin y Alfred Wallace, de manera independiente,
descubren la selección natural. En 1859, Darwin publica su obra “El origen de las especies”, en
la que sienta las bases de Teoría de la Evolución que conduce al actual marco científico,
conocido como Teoría Sintética de la Evolución, en el que se encuadran todos los
descubrimientos que amplían y corroboran la explicación dada por Darwin a la evolución de
todos los seres vivos.
Dos siglos después, Charles Darwin da el último golpe a la vanidad humana. El hombre pasa a
ser un eslabón más en la cadena evolutiva y, peor aún para algunos, «desciende del mono».
Por todo ello, la Teoría Sintética de la Evolución es el único marco en el que se puede
comprender y explicar plenamente el comportamiento humano.
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El Creacionismo se articulaba en torno al concepto tipológico de especie, según el cual las
especies actuales son, en número y aspecto, fiel reflejo del diseño que Dios materializó entre
el tercer y sexto día de la creación.
Por ello, Linneo terminó admitiendo que el cambio era una constante y que la categoría
taxonómica de especie e incluso la de género, podían originarse de forma natural por variación
brusca o por hibridación. Es decir, que el concepto tipológico de especie era falso.
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1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
El siglo XIX el problema del origen de las especias se dirimía entre los postulados del
Transformismo radical, que defendía que las especies surgían por generación espontánea, y
los del Creacionismo, que abogaba por la concepción estática del mundo orgánico que se
describe en la Biblia.
En el siglo XIX, las investigaciones abiertas en disciplinas como la Geología, la Anatomía
Comparada, la Embriologia, la Fisiología o la Paleontología, aportaron los datos que sirvieron
de sólidos pilares para el desarrollo del estudio científico del origen de las especies:
1. El margen para el cambio se amplió notablemente al estimarse la antigüedad de la
Tierra en centenares de millones de años
2. El descubrimiento de la naturaleza de los fósiles ponía de manifiesto la existencia de
seres vivos distintos de los actuales en eras geológicas pasadas, así como
3. La continuidad de la vida a lo largo de la historia de la Tierra
, 2
4. La evidencia de que las especies no son inmutables sino que pueden experimentar
variaciones
5. El que los seres vivos, a pesar de ser muy distintos entre sí, presentan características
anatómicas y fisiológicas parecidas que permiten establecer relaciones entre ellos.
Los datos apuntaban a que los seres vivos actuales podían ser fruto de la transformación de
otros anteriores. La cuestión pendiente era descubrir a través de qué mecanismo se producía
esa transformación. En 1809, Jean-Baptiste Lamarck publica “Philosohie Zoologique”, obra
considerada por algunos como la primera que plantea la evolución por causas naturales,
pero está fundamentada sobre dos principios falsos: el de que «la función crea el órgano» y el de
«la herencia de los caracteres adquiridos».
Lamarck sustenta su explicación sobre la base de que el medio ambiente impone a los seres
vivos continuos desafíos a los que deben enfrentarse para sobrevivir. Siguiendo el falso
principio de que la función crea el órgano o «ley» del uso y desuso, propone que los órganos y
estructuras anatómicas de un animal son consecuencia de sus hábitos y estos, resultado de su
intento de adaptación al ambiente: «la jirafa, escribió Lamarck, obligada a comer las hojas de
los árboles, se esfuerza por alcanzarlas.
Por ello, a la explicación dada por Lamarck se la conoce también como la herencia de los
caracteres adquiridos.
Según Lamarck, cada organismo representa una línea evolutiva independiente originada por
generación espontánea. Según Lamarck, el registro fósil no nos muestra especies extintas, sino
antepasados imperfectos. Por tanto, la evolución es para Lamarck determinista: su objetivo
no es otro que alcanzar la perfección. De lo más imperfecto a lo más perfecto. Nuestra
especie, claro, tendría la posición más prominente.
2. TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN POR SELECCIÓN NATURAL
Charles Darwin plantea al comienzo de su obra “El origen de las especies”. El hito quizá más
importante del viaje que realizó Darwin a bordo del Beagle fue su estancia en las Islas
Galápagos, donde observó trece especies de pinzones (aves).
Las trece especies estaban estrechamente relacionadas entre sí y presentaban un aspecto
general muy parecido. Es decir, a pesar de proceder de una única población de pinzón
sudamericano, las poblaciones de pinzones de estas islas se habían diversificado en aspecto
y comportamiento. Con otras especies, como las tortugas, ocurría algo parecido.
La explicación dada por Darwin a estos hechos fue de la divergencia de unas poblaciones
colonizadoras de tamaño reducido que, gracias a su diversidad, se enfrentaron con éxito a las
nuevas condiciones ambientales.
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Al contrario de la idea sostenida por Lamarck, la evolución para Darwin es la variabilidad
natural que presentan las poblaciones. Cuando, por sus características, unas variedades se
enfrenten más eficientemente que otras a los retos ambientales.
A su vuelta a Inglaterra, Darwin recurrió también a las experiencias acumuladas durante
milenios en el ámbito agrícola y ganadero. En ellas, se ponían de manifiesto que, a través de la
selección de pequeñas diferencias, había sido posible conseguir la enorme variedad de
razas de especies domésticas.
Junto a la variabilidad, la herencia era otro de los elementos esenciales en la Teoría de la
Evolución de Darwin. Para que la variabilidad tuviese sentido en la explicación del origen de las
especies debía ser hereditaria.
Darwin también nutrió su teoría con las ideas recogidas en dos importantes obras: “Principios
de Geología”, de Chales Lyell y el Ensayo sobre el principio de la población (1803), de Thomas
Malthus.
Con este conjunto de datos, Darwin descubrió la causa de la diversidad de los seres vivos.
Esta se recoge en su obra, “El origen de las especies”. El razonamiento que en ella hace se puede
resumir de manera sencilla de la siguiente forma:
1. Las poblaciones de seres vivos crecerían exponencialmente si todos los individuos que
nacen pudiesen reproducirse.
2. El crecimiento de las poblaciones tiene como límite la cantidad de recursos
disponibles.
3. No existen dos individuos iguales debido a la gran variabilidad que hay en cualquier
población.
4. Una parte importante de esa variabilidad es hereditaria.
5. La limitación de recursos establece una lucha por la existencia en la que los individuos
que porten rasgos que permitan afrontar mejor las condiciones adversas del entorno
tendrán más probabilidades de sobrevivir y reproducirse
6. Tras muchas generaciones, el proceso de la selección natural, que favorece la
permanencia de unos rasgos y la eliminación de otros a través del desigual éxito
reproductivo de sus portadores.
La Teoría de la Evolución por Selección Natural establece una relación de parentesco entre
todos los organismos. Por tanto, las especies actuales no son la última adaptación de una
línea independiente de evolución tendente a la perfección como señaló Lamarck, sino la
consecuencia de la divergencia adaptativa gradual y continua de otras especies predecesoras.
El origen de las especies no es un producto del azar, sino consecuencia de la presión que las
condiciones ambientales van ejerciendo en cada momento sobre la diversidad existente.
Para la sociedad victoriana de mediados del siglo XIX, el que se tratase de bajar al hombre
del pedestal al que el Génesis le había elevado, se le mezclase con el resto de animales y,
además, se le emparentase directamente con los simios, resultaba incómodo, intolerable y a